domingo, 20 de diciembre de 2009

Caminando por Chelva. Pico de Chelva.

Tras la Junta General y la Cena de Navidad del Centro Excursionista de Chelva, esta mañana hemos realizado la tradicional subida del Belén Montañero a la Ermita del Remedio.
A las 9:30 hemos quedado en el abrevadero del cruce entre la carretera CV-35 y la carretera de Ahillas. La temperatura rondaba los 0 ºC. Ni frío, ni calor.
Desde el cruce hemos subido por el PRV-91 hasta la Ermita del Remedio, donde hemos dado buena cuenta del almuerzo.
A eso de las 12:00 nos hemos despedido José Mozos, Marzo Moreno y Mario del resto del grupo porque queríamos continuar itinerario por el PRV-91 hacia el Pico de Chelva y por la ceja seguir con el itinerario de la carrera por montaña de Chelva de este año. Nos acompaña Whisky, el perro de Jose.

Ha sido un recorrido tranquilo y bonito, con un cielo despejado y bastante frío. En las umbrías y bajo los pinos todavía quedaban retazos de la nieve del lunes pasado. ¡Una semana en el suelo!. Parece imposible. Mucho hielo en los charcos y barro helado por todos lados.

Hemos ido hablando todo el camino, comentado diversos temas entre los tres de forma animada y programando futuras actividades y proyectos. Creo que la compañía nos ha resultado a todos agradable. Whisky la ha tomado hoy conmigo y parecía que estaba más cariñoso de lo deseable. Volverá a ganarse el sobrenombre de "el perro salido". Vaya forma de frotarse contra mi pierna (ejem, ejem). No me dejaba a sol ni a sombra tranquilo. ¿Será que me olía las hormonas? Jose ... ¿qué le das? (jajaja).

Hemos llegado al pueblo a la hora de comer, más pronto de lo esperado, ya que nos hemos limitado a caminar rápido. Nada de trotar, salvo el último trozo, antes de la pirotecnia, que me ha entrado el ataque y me he lanzado ladera abajo siguiendo la senda durante un par de kilómetros. Con toda la ropa, las botas, la mochila ... incomodísimo, pero necesitaba trotar. Estaba que me salía de contento. Habrá que probar a hacerla un día corriendo. A la marcheta sin cansarme. A ver qué tardo en completar el recorrido completo. Seguro que una eternidad (jejeje).

Nos han salido unos 16,5 km y +910 m de desnivel.

Por la tarde, tranquila charla en casa de Mikel y Mari. Como siempre, una pareja encantadora. Se está a gusto aquí, al calor de la estufa, con un tazón de poleo entre las manos.

Un rato que nos hemos quedado solos, le he comentado a Mikel lo del susto con el coche de esta misma tarde y, a pesar del cachondeo que llevábamos, se ha puesto muy serio de pronto. Le he comentado que de poco me había librado de un golpe frontal que habría supuesto seguramente mi excarcelación de entre los hierros o algo mucho peor. Me ha mirado a los ojos con gravedad y me ha dicho muy serio "Lo peor de ser bombero, es que te llamen a un accidente y encontrarte con un amigo en apuros. No sé cómo habría reaccionado en tu caso y espero no saberlo nunca". Nos hemos quedado mirándonos los dos sin poder decir más. Yo creo que estaba ya dicho todo. Ha faltado el abrazo (snif). Decididamente, he vuelto a nacer, como ya comenté.

Al volver a casa, el termómetro ya rondaba los -2ºC y eso que sólo eran las 19:30 de la tarde.


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