Quería hacer alguna cosa que no supusiera un gran esfuerzo para mis lastimados dorsales, pero creo que me pasé varios pueblos. Descarté una carrera de orientación (oohh ... ¡pero qué dices!) para meterme un rutón, exigente físicamente, que afortunadamente me sentó de maravilla (jejeje).
La ruta visita el centro de la sierra y tiene infinidad de variantes posibles. De toda ella, se hace difícil destacar algo en particular, pues todo es muy recomendable, pero me fascinó especialmente el mas, fuente y barranco de la Mosquera, que no tenía el gusto de conocer (¡gravísimo pecado el mío!). Volveré para saborearlo a pie, que en la bicicleta apenas pude ... la velocidad y esas cosas, claro (jajaja).
Nos salieron 52,25 Km y +1.530 m, para los que necesitamos 5 horas en movimiento. El track lo tenéis aquí:
En Eslida estuvimos casi 80 minutos almorzando (un auténtico homenaje en Paquita), con litro de cerveza y cremaet incluido, amenizado con el partidazo de tenis entre Nadal y Djokovic, que nos tuvo en vilo todo el segundo set. Salimos livianos, flotando entre vapores etílicos. ¡Menudo vicio! (jajaja)
Descripción.
Empezamos en Azuébar con 4ºC. Una mañana fresquita, con una suave brisa y un sol radiante, que no calienta. Típico día de invierno. Magnífico.
Como ya sabréis, no hay ruta posible para bicicleta en la Serra d'Espadà que permita llanear. O se sube o se baja. Sin alternativa. Es el precio por disfrutar de un entorno especial y mágico.
Así que, en la misma salida, ya hay que empezar con las primeras cuestas, encarando hacia arriba el monte el Carrascal, subiendo la pista del Barranco del Castillejo, entre huertas. Pronto entramos en un camino que sube encajado junto al Barranco del Capitán, dejando a nuestra izquierda el Carrascal primero y Peña Blanca después, mientras a nuestra derecha el Bellota que rodearemos por el sur para coronar el primer puerto del día. Las vistas son estupendas, rodeados de carrascas y alcornoques.
Una serie de subidas y bajadas cortas y un "atajo", nos evita tener que bajar a Chóvar, que aparece a nuestra derecha, al fondo del valle.
A la altura de la granja de visones, empalmamos con la carretera (Chóvar-Eslida), que cogemos a la derecha, en bajada. Tras un par de curvas, y un puente, tenemos que salir por una pista a la izquierda. Aquí empieza el segundo puerto del día, que es corto, pero con bastante pendiente. En algunos tramos, la pista está hormigonada.
Al llegar al collado de la Nariz, ya vemos Eslida debajo de nosotros. Una divertida bajada por una pista en buen estado nos lleva hasta el mismo pueblo. En varios tramos, coincidimos con el GR-36, en su subida al Coll Roig (hhmm ... todo esto me suena ...).
Buscamos la carretera hacia Aín y encontramos el Bar Paquita, donde almorzamos. Es un sitio muy recomendable. Pedid el "almuerzo ciclista" (jejeje).
Salimos de Eslida siguiendo el GR-36 (otra vez) por el barranc de l'Oret hacia el Collado de Barres. La pista sube haciendo fuertes curvas y la pendiente pica de lo lindo (5 Km y +450 m). De este collado, giramos hacia la población de Aín, a la que entramos tras un rápido descenso.
Aquí Enrique decide acortar la ruta inicial, cogiendo la carretera a Almedíjar y dejando la idea inicial de acercarnos a la Alcúdia de Veo. Se empieza a hacer hora para volver a casa a una hora razonable.
La subida por la carretera es larga y de pendiente constante. Ya llevo un rato sobre la bicicleta y me duelen los riñones. A veces, me toca parar. Me falta costumbre y práctica, que la he perdido. Paciencia (jejeje).
En el Collado la Ibola, al pie del Pico Espadán, se empieza a bajar. Nos desviamos en el primer camino que encontramos, a la izquierda. Es la entrada a la Mosquera. Una rampita de tierra, corta y empinada, que no tiene mayor problema y, al girar una curva, frente a mí, el paraíso: La Mosquera.
Aunque el sol es invernal y la luz no acompaña, el alcornocal se muestra magnífico, espectacular. Por un momento, me emociono y no me creo lo que veo. Voy boquiabierto, exclamando admirado, cada planta, cada árbol. Disfruto como un gorrino en un charco. Hacía tiempo que me habían hablado de este sitio, pero no había tenido la suerte de visitarlo.
Pasamos por la fuente y bajamos, en dirección a Azuébar. Es una pista rápida y cuesta abajo, así que me toca ir parando para poder disfrutar de los árboles y del bosque, perdiendo a Enrique de vista varias veces. He bajado muy lento, pero este tramo lo merecía. ¡Volveré!
En resumen: una ruta muy recomendable para conocer conocer a fondo la Sierra de Espadán, con muchas variantes posibles. A la próxima, la intentaremos hacer completa (72 Km) (jejeje).