lunes, 28 de diciembre de 2009

Caminando entre Gátova y Caparrota (Altura). GR-10 Xtrem.

Hoy he vuelto a colaborar con los amigos del club CxM en el refuerzo y repaso de la señalización del sendero de gran recorrido GR-10.
Seguimos marcando para la prueba del GR-10 Xtrem.

La salida la hemos hecho sólo Paco Zen y yo. Ayer quedamos, después de subir al Puig Campana. Era una buena alternativa a lo que tenía previsto para hoy y así volvía a sentirme útil un rato, que me resulta muy gratificante (mira que soy egoísta, ¿eh?).
A eso de las 9:40 hemos llegado a Gátova. Hoy no hace tanto frío como el otro día y no amenaza lluvia. Al menos de momento.
Nada más entrar al pueblo me encuentro con Delfi. Me sorprende que me reconozca. Es la emisorista con la voz más dulce que conozco y resulta inconfundible, pero hacía más de 9 años que no nos veíamos físicamente y supongo que habremos cambiado algo. Me he alegrado mucho de encontrármela. Besitos y despedida rápida, que ella salía de noches y tenía que dormir y nosotros teníamos trabajito que hacer.

Para empezar, Paco saldrá caminando hacia la Fonfría, mientras que yo me iré en su coche y marcaré otro trozo por arriba. Siempre marcando el GR-10.
En la fuente tengo otro encuentro casual. Esta vez con la BV Olocau, que están aprovisionándose de agua en la Fonfría. Hablo un rato con Carlos, que es al único que conozco. Despedida rápida, que tendrán que trabajar un poco (jejeje).
Pronto nos volvemos a juntar Paco y yo. El resto del itinerario hemos circulado por pistas forestales que están bastante bien, pasando por encima del Marmalé, hacia Las Navas, ya en término de Altura (Castellón), y siguiendo camino hasta el empalme de la pista asfaltada que sube desde los Pozos de la Mena, donde estuve bañándome esta primavera.
El trabajo no era cómodo, ya que, aunque teníamos el coche cerca casi siempre, había que subir y bajar cada 25 metros o así para marcar. El barro, que lo ocupaba todo en algunos tramos del camino o de las sendas, hacía que no resultara fácil moverse y que acabaran las botas con grandes pegotes de barro negruzco y pegajoso. Menos mal que el viento no ha aparecido en toda la mañana, a pesar de las malas previsiones (daban poniente con rachas de más de 70 km/h). A última hora ha empezado a chispear un poquito, pero no ha llegado a mojar el coche.

Cuando hemos llegado a la Masía de Caparrota, hemos decidido volver a casa. Ya eran las 15:30 y empezaba a ser hora de comer.
Han salido unos 11,2 km y +320 m de desnivel.
Ha sido una mañana tranquilita y entretenida en buena compañía. Gracias Paco.

domingo, 27 de diciembre de 2009

Ascensión al Puig Campana (1.408 m)

Otra espinita más que me quito de encima. Van ya unas cuantas. Poco a poco voy cubriendo objetivos, que me dejan una agradable sensación de bienestar. Y esta vez, la experiencia ha sido muy buena.

La ascensión de hoy ha sido al Puig Campana. Hace tiempo que me entró en la cabecita que quería subirlo por distintos motivos. Había oído que las vistas desde allí eran fantásticas y que la subida era durilla. Dos buenos motivos para animarme.
Realmente, se trata de una prominente montaña, que se encuentra aislada del resto y que sobresale sobre la gran llanura litoral, de ahí que destaque sobre el paisaje y las montañas próximas. Desde el pueblo de Finestrat (situado a 238 m) parece una muralla rocosa que destaca sobre el azul del cielo. Es una montaña muy bonita.
Así pues, la ascensión prometía y creo que se han cubierto sobradamente las expectativas.

Sobre la altura total de este pico, hay indicaciones distintas según planos, así que he tenido que mirar los datos del Instituto Geográfico Nacional, para descubrir que son 1.407,975 m y que el pilar del vértice geodésico lo han roto, cuestión que ya vimos sobre el terreno.

El grupo ha sido bien variopinto: Joan, Vicent y su hijo Diego venían de Oliva; Paco "Zen", su hijo Eloy y su hermano Jose, de Sax; Enrique C, Marisol y Mario, de Valencia. Grupo diverso, pero muy agradable. Buena compañía.
A las 9:00 en Finestrat, en la Font del Molí. Es curioso, porque hacía casi un mes que habíamos quedado Joan, Enrique C y yo y, a pesar del mal tiempo de las semanas pasadas, hemos cumplido con la fecha prevista y además hemos ido invitando a amigos y conocidos de cada cual.
Joan había preparado toda la marcha y traía planos y demás. No tiene ninguna complicación.
El día ha salido espléndido. Ni una nube en el cielo. Ni una racha de viento. Perfecto. Parece imposible, después de las semanitas pasadas, pero a veces incluso tenemos suerte (jejeje).

Empezamos juntos y poco a poco el grupo se va partiendo. En cabeza nos situamos Vicent, Diego y yo. Sorprendemente, Paco, Jose y Enrique C van más lentos de lo que esperaba. Luego me explicaron que no tenían intención de ir deprisa. Ya decía yo.
La ascensión se realiza por una canal cubierta por una tartera de grava, con bastante pendiente, conocida como "El Carreró", que puede evitarse por un sendero lateral. La ruta está muy trillada y a veces presenta variantes y trochas, que pueden plantear algunas dudas sobre cuál escoger, pero al final todas llevan al mismo sitio.
A mitad de cuesta me destaco del resto y decido ir a mi ritmo, bastante más fuerte que el del resto. Tengo ganas de sudar un rato y como vamos, no hay manera. Así que me tiro cuesta arriba, teniendo que parar un par de veces para explorar el terreno y recuperar el aliento. ¡Qué bueno!.
Voy adelantando a la gente que había salido un rato antes que nosotros. Juraría que conozco a uno de ellos y que es de Sagunt (qué cabeza más mala tengo).
Al llegar a un collado (1.278 m), hay que desviarse a la derecha, buscando la cima. A la izquierda queda la mole del Pic Prim (1.344), que veíamos desde el pueblo. Se distingue perfectamente una imponente brecha, que me llama la atención.
Desde el collado a la cima queda poca distancia y la subida no es fuerte. A estas alturas, me da el puntazo y salgo trotando. Anda que ... estás mal, Mario.
Poco antes de la cumbre diviso un nutrido grupo de personas en la misma cima. ¿Cómo? ¿Tanta gente aquí? ¡¡Pero si ya parece el Penyagolosa un día cualquiera de verano!!. Luego me entero que es un grupo de unos 40 excursionistas que vienen de Yecla. Han descorchado unas botellitas de cava y alguno está disfrazado de Santa Claus. ¿Y los Reyes Magos? ¿Dónde quedaron?.

La llegada a cima me resulta impresionante. El sol todavía está bajo en el horizonte y hace brillar el mar, frente a Benidorm. No hay olas en el mar, ni viento, ni nubes en el cielo. Un azul puro y limpio lo cubre todo.
La línea de costa se dibuja bajo mis pies. Puedo ver perfectamente Alicante y su castillo, Villajoyosa, Benidorm y su bahía, Alfàs del Pi, Altea y Calp. Pero ... ¿qué veo? Esa nube en el horizonte es ... no es posible ... SI ... es ... ¡¡IBIZA!! ¡¡Toma ya!!. No me lo puedo creer. Me habían comentado que desde el Montgó en días buenos se veía, pero desde aquí, no me lo había imaginado. La lluvia de los días pasados y el poniente, que nos ha castigado durante semanas deben haber dejado una atmósfera muy limpia, con una visibilidad máxima. Es impresionante.
Empiezo a disparar fotos a diestro y siniestro, mientras sigo identificando sierras: la Serrella y Aitana, que todavía conservan algunos neveros, Serra de Bèrnia, El Montgó, El Penyal d'Ifach, Serra Gelada, Serra del Cabeçó d'Or, el Maigmó, ... busco el Montcabrer, a ver si lo veo, pero no puedo. Al menos, donde debería estar tengo la Serra d'Aitana, que me lo debe tapar (snif ... otra espinita por quitar).
Al cabo de un rato aparecen mis compañeros. Me he esperado a que lleguen para almorzar. Abrimos una botellita de vino, se comenta la subida y demás. El ambiente es excelente. Más fotos. Hay que disfrutar del momento al solete y con las vistas que tenemos.
Pronto se despiden Paco, Eloy y Jose. Quieren volver a casa a comer y para eso bajarán por la tartera de piedra.
El resto nos quedamos un rato más.

Cuando empezamos a mover, Joan propone bajar por la parte de la umbría. Es más suave la bajada y así hacemos la ruta circular. A todos nos parece bien.
Esta bajada sale del collado donde acaba la tartera y desciende hacia el Coll del Pouet. Aquí nos cruzamos con bastante gente que empieza a subir. La senda es bonita y todavía queda algo de escarcha en las plantas. Esta umbría es una microrreserva en la que hay, además de carrascas, arces y tejos, entre otros. La vegetación es muy interesante y el incendio de este invierno se quedó un poco más abajo. No sé si llegaría a afectarle.
El resto de la bajada es una bonita senda que rodea por la base y cara oeste al Pic Prim y que discurre entre pinos y matorral mediterráneo, señalizada como PRCV-289 y PRCV-12. Algún tramo está quemado. Entre la umbría y la solana hay un fuerte contraste de vegetación, entre el subhúmedo y el semiárido en un tramo muy corto, que lo hace aún más interesante.

La cervecita de rigor para terminar la marcha y vuelta a casa para comer. El día ha salido perfecto.
Al final han salido unos 11,7 km y +1.098 m. (aunque creo que el desnivel acumulado es mayor).
El mapa que os pongo es del grupo Rocacoscolla, que no llevábamos gps (jejeje).

viernes, 25 de diciembre de 2009

Es Navidad. Otra vez.

Lo he vuelto a hacer. Otra vez. Parece mentira, pero así es. Está claro que me resulta muy complicado evitarlo y que no tengo remedio.

Tras una noche inquieta y desvelada, cuajada de innecesarias preocupaciones que pululaban por mi mente, esta mañana he tenido que ponerme las zapatillas y salir a la calle a descargar un poco de ansiedad.
En momentos así trotar me viene bien. A buenas horas. Con la que está cayendo en la calle y el frío que hace. Pero me cansa, me agota y me evade de los problemas, aunque sepa que me persiguen de cerca. Lo hago con la seguridad de que, al menos durante las próximas dos horas, no pensaré en otra cosa más que en dar el siguiente paso y el siguiente e ir escuchando mi cuerpo tras cada uno de ellos, escrutando su respuesta, la respiración, el ritmo, las piernas, comprobando que todo va bien. Es una forma de entrar en uno mismo y poner la mente casi en blanco. Durante ese intervalo de tiempo sólo existimos e importamos yo y mi trote constante. Luego toca volver a la cruda realidad, pero al menos demoramos un rato ese proceso.

Con la lluvia en la cara la cosa se hace más complicada, pero es un placer añadido. Hoy me he fijado llegar al jamonero, junto al Museo Reina Sofía, ya en El Saler. Son muchos kilómetros para mí (algo más de 14 km), pero daré la vuelta cuando crea que ya llevo suficiente.
Voy solo, ya que la mayoría de mis conciudadanos supongo que estarán resacosos y seguramente un buen puñado de ellos todavía dormirá. Yo no podía seguir en la cama.
Hacía rato que estaba viendo cómo la luz lo iba invadiendo todo, poco a poco, asomado desde mi refugio, desde debajo del edredón, en el duermevela de la madrugada. Hasta que me he cansado y me he decidido a salir de allí.
Pero esta vez ni trotando he podido mantener la mente en blanco. Pasado el Palau de la Música he tenido que dar la vuelta. Tenía la mente en otras cosas y no estaba en lo que estaba. Se me atropellaban los pensamientos. ¿He dicho ya que ha sido una noche espesa? Creo que sí.
Me he parado junto a un árbol antes de continuar. No se ve un alma. La llovizna cae lentamente, arrastrada por la brisa matinal. Todo es frescor y silencio. Y mi cabecita con su "run-run".

La conversación de anoche fue triste. La de mitad de tarde también. ¿Por qué siempre se acumulan estas cosas en Navidad?. ¿No será que determinadas fiestas son síntoma de soledad, de melancolía, aunque estemos rodeados de gente?.
Ayer desperté a una realidad que no era la mía, pero que me pillaba muy cercana. Tan cerca como puede estar un hermano.
Hablamos hasta bien entrada la noche. Comentamos las cosas que le rondan por la cabeza. La libertad, la felicidad ... ¡qué conceptos más honestos, más bonitos y respetables y, sin embargo, qué difíciles de concretar y alcanzar!.
A veces nos obcecamos pensando que la felicidad o la libertad personal dependen o están condicionados por otra persona, sobre la que hemos descargado nuestros sentimientos más tiernos y dulces, cuando realmente el conflicto es nuestro. Está en nuestras propias entrañas y no somos capaces de verlo. Queremos buscar en el otro el problema, cuando muchas veces lo llevamos encima. Suele ser más fácil culpar al otro. Así todo puede justificarse.

Sinceramente, creo que necesitábamos hablar. Tanto él como yo. Pero también creo que no estuve a la altura. No supe decir las palabras adecuadas que sirvieran para encender una luz donde había tinieblas. Está claro que tampoco tengo demasiada maña para esas cosas. No soy José Luís. Pero además, todavía no soy una persona objetiva que pueda servir para hacer de espejo. Para echar una mano en un momento de crisis emocional. Todavía NO. Sólo sirvo para escuchar. Opiné, pero sirvió de poco.
Con demasiada rapidez me sentí hundirme en mis propios pensamientos y emociones y me ví envuelto por la melancolía.

Para colmo, unas horas antes hablé con ella por teléfono. Quizá fue la justa antesala de una nochebuena, que no lo suele ser tanto como se pretende. Lo mejor es que yo solito me lo busqué. La ví bien, estable, incluso diría que feliz. En el fondo me alegré. Trabajaba esa noche. ¡Cómo no!. Según hablábamos para contarnos las cosas más generales, noté poco a poco cómo me hundía en mi propia miseria. Incluso me pareció añorar algunas cosas.
La despedida me supo amarga. Me dejó un sabor extraño en la boca.
Creo que todavía tengo más sentimiento de culpabilidad del que debería. Puede que jamás sea capaz de perdoname a mí mismo.

¿Veis?. No tengo remedio.
La esperanza es lo último que debe perderse, aunque al final también termina por abandonarnos con el tiempo, sobre todo cuando no depende únicamente de nosotros.
Aunque no deja de ser Navidad, a fin y al cabo.
Felices fiestas.

Listening to ... Marc Cohn - One Safe Place (lyrics)

domingo, 20 de diciembre de 2009

Caminando por Chelva. Pico de Chelva.

Tras la Junta General y la Cena de Navidad del Centro Excursionista de Chelva, esta mañana hemos realizado la tradicional subida del Belén Montañero a la Ermita del Remedio.
A las 9:30 hemos quedado en el abrevadero del cruce entre la carretera CV-35 y la carretera de Ahillas. La temperatura rondaba los 0 ºC. Ni frío, ni calor.
Desde el cruce hemos subido por el PRV-91 hasta la Ermita del Remedio, donde hemos dado buena cuenta del almuerzo.
A eso de las 12:00 nos hemos despedido José Mozos, Marzo Moreno y Mario del resto del grupo porque queríamos continuar itinerario por el PRV-91 hacia el Pico de Chelva y por la ceja seguir con el itinerario de la carrera por montaña de Chelva de este año. Nos acompaña Whisky, el perro de Jose.

Ha sido un recorrido tranquilo y bonito, con un cielo despejado y bastante frío. En las umbrías y bajo los pinos todavía quedaban retazos de la nieve del lunes pasado. ¡Una semana en el suelo!. Parece imposible. Mucho hielo en los charcos y barro helado por todos lados.

Hemos ido hablando todo el camino, comentado diversos temas entre los tres de forma animada y programando futuras actividades y proyectos. Creo que la compañía nos ha resultado a todos agradable. Whisky la ha tomado hoy conmigo y parecía que estaba más cariñoso de lo deseable. Volverá a ganarse el sobrenombre de "el perro salido". Vaya forma de frotarse contra mi pierna (ejem, ejem). No me dejaba a sol ni a sombra tranquilo. ¿Será que me olía las hormonas? Jose ... ¿qué le das? (jajaja).

Hemos llegado al pueblo a la hora de comer, más pronto de lo esperado, ya que nos hemos limitado a caminar rápido. Nada de trotar, salvo el último trozo, antes de la pirotecnia, que me ha entrado el ataque y me he lanzado ladera abajo siguiendo la senda durante un par de kilómetros. Con toda la ropa, las botas, la mochila ... incomodísimo, pero necesitaba trotar. Estaba que me salía de contento. Habrá que probar a hacerla un día corriendo. A la marcheta sin cansarme. A ver qué tardo en completar el recorrido completo. Seguro que una eternidad (jejeje).

Nos han salido unos 16,5 km y +910 m de desnivel.

Por la tarde, tranquila charla en casa de Mikel y Mari. Como siempre, una pareja encantadora. Se está a gusto aquí, al calor de la estufa, con un tazón de poleo entre las manos.

Un rato que nos hemos quedado solos, le he comentado a Mikel lo del susto con el coche de esta misma tarde y, a pesar del cachondeo que llevábamos, se ha puesto muy serio de pronto. Le he comentado que de poco me había librado de un golpe frontal que habría supuesto seguramente mi excarcelación de entre los hierros o algo mucho peor. Me ha mirado a los ojos con gravedad y me ha dicho muy serio "Lo peor de ser bombero, es que te llamen a un accidente y encontrarte con un amigo en apuros. No sé cómo habría reaccionado en tu caso y espero no saberlo nunca". Nos hemos quedado mirándonos los dos sin poder decir más. Yo creo que estaba ya dicho todo. Ha faltado el abrazo (snif). Decididamente, he vuelto a nacer, como ya comenté.

Al volver a casa, el termómetro ya rondaba los -2ºC y eso que sólo eran las 19:30 de la tarde.


sábado, 19 de diciembre de 2009

He vuelto a nacer (o casi)

A veces no sabemos lo que tenemos hasta que lo perdemos. Es una frase muy manida, pero por ello no menos cierta. Hoy he estado a punto de perder por culpa de un tercero lo que más quiero: mi propia vida. Puedo decir que he vuelto a nacer.

Tras la gratificante experiencia de colaborar en la señalización del GR-10 Xtrem con la gente del club CxM,en el tramo entre Tristany y Gátova de esta mañana, me he acercado a Chelva esta tarde para la reunión de Junta General, Cena de Navidad y Belén Montañero del Centro Excursionista de Chelva.
A eso de las 19:35 circulaba por la carretera CV-35 por el término de Villar del Arzobispo, a la altura de la fábrica cerámica cuando he visto que el vehículo que venía de frente invadía lenta pero progresivamente el carril por el que yo circulaba. En este tramo hay dos carriles, uno para cada sentido, separados por una línea contínua. Yo circulaba a 100 km/h, más o menos, pero al ver al otro vehículo, he levantado el pie y rápidamente he pisado el freno. A pesar de ser de noche, me ha parecido que, por los faros y el tamaño, debía tratarse de un monovolumen, tipo Renault Scénic o similar.
Este coche no ha frenado ni redirigido su ruta y se ha venido contra el mío a una velocidad que debía ser próxima a los 80 km/h. A pesar del pánico que me ha entrado, he tenido los reflejos suficientes como para dar un fuerte frenazo y un brusco volantazo a la derecha, lo cual me ha permitido invadir el arcén y pasar a un par de centrímetros de la bionda de la carretera, esquivando el coche que venía de frente, que ya ocupaba más de la mitad de mi carril y que debe haber pasado rozando la parte trasera de mi coche.
Tras el susto, que me podía haber costado la vida, he podido hacer sonar el claxon y he proferido un brutal "¡¡Hijo de P..., Cabr...!!", que me ha dejado la garganta algo irritada.
Mi coche lo tenía ahora a unos 20 km/h y dentro del arcén. Me he llevado las manos a la cabeza, he golpeado varias veces con rabia el volante y me he acordado de la familia y allegados del otro conductor. Todo ello en poco más de 3 segundos. He mirado al frente y he visto que dos coches que venían de frente se habían parado en el arcén, señalizando con los intermitentes de emergencia, así como el vehículo que venía detrás mío. Está claro que se esperaban un accidente monumental, porque lo han visto venir, deteniendo su marcha, y del que me he librado por muy poquito.

El conductor del otro vehículo se habrá dormido o estaría jugando con el teléfono o el tabaco. A saber. La cuestión es que se debe haber espabilado, se ha incorporado a su carril y ha desaparecido dirección Casinos. No se ha parado. Y yo no iba a girar para perseguirlo. ¿Para qué?. Mal rayo le parta.

Y ahora ... ¿he vuelto a nacer o no?. Yo creo que casi que SI. Esta vez me he librado de una buena por muy poco.

Caminando entre Tristany y Gátova. GR-10 Xtrem.

Este sábado he estado colaborando con los amigos del club CxM en el refuerzo y repaso de la señalización del sendero de gran recorrido GR-10.
Sobre este sendero quieren preparar una prueba "destroy", siguiendo el itinerario del GR-10 que discurre por la provincia de Valencia. Es decir, que la prueba uniría Puçol y La Pobleta, en Andilla, con una longitud total de 93 km y +3.800 m y -3.000 m de desnivel acumulado. Todo ello en menos de 22 horas. ¡¡Toma ya!!
El nombre de la prueba parece adecuado: GR-10 Xtrem.
Empiezo a estar acostumbrado a algunas de las propuestas "deportivas" que se sugieren en montaña, como ciertos ultra-trails o maratones extremos, y esta creo que se puede incluir dentro de ese grupo que rayan el límite de lo humanamente razonable.

Mi relación con esta prueba nació un día, hace cosa de 2 semanas, en el que vino Paco "Zen" por la oficina y con su característica calma y tranquilidad en todas las cosas que hace, me habló de una prueba que estaba organizando. La GR-10 Xtrem.
Cuando terminó de describirme el itinerario y condiciones, mi reacción inmediata fue de estupor y asombro. ¿Cómo? ¿93 km en 22 horas? ¿A través de la Calderona? Es una broma, ¿no?.
Me estuve riendo un rato hasta que me dí cuenta que hablaba en serio. Entonces cambié de cara, lo miré con curiosidad y con toda franqueza del mundo le pregunté si necesitaban ayuda.
Se sonrió, con ese brillo que se le pone en los ojos cuando le has entendido sin tener que hacerle perder el tiempo en dar innecesarias explicaciones. Le encanta la gente que le entiende con pocas palabras. Entonces me comentó que le vendría bien apoyo para elaborar los planos de la prueba y en la señalización y marcaje sobre el terreno.
Automáticamente me ofrecí a colaborar en todo lo que pudiera necesitar y estuviera en mi mano. Por los planos no había ningún problema, aunque tendríamos que montarlos en varias secciones o tramos y sobre un A-2 para que se vieran los 93 km con algo de detalle, y en cuanto a señalizar, podría prestar parte de mi tiempo. ¿Acaso podía haber mayor placer que acompañar a Paco por la sierra marcando el recorrido? Un lujazo.

Este sábado 19 de diciembre me he reunido con la gente del club CxM a las 8:00 en el Palau de Congresos de Valencia y nos hemos distribuido en dos grupos de 3 personas. Paco, Kike y Mario nos hemos subido a Gátova para dejar el coche en la fuente. Kike nos subiría por el camino principal hasta Tristany, donde nos dejaría con los botes de pintura y el material necesario para repasar las marcas y se volvería a Valencia. Nosotros continuaríamos caminando siguiendo el recorrido de la carrera hasta Gátova, pintando aquí y allá.
El otro grupo (Kris, Vicent y Miquel) se han ido a Serra para subir a Tristany por la Prunera y completar itinerario.
A eso de las 9:00 hemos llegado a Gátova. La temperatura algo más fría de lo deseable (+2 ºC). En Tristany no teníamos termómetro, pero seguramente estábamos a un par de grados bajo cero, con un vientecillo que arreciaba a ratos y resultaba muy molesto. En estas condiciones, nos hemos puesto a trabajar: guantes en las manos, cubiertos hasta las cejas de ropa y rapidito, que nos helamos. Nieve en las umbrías y bajo los pinos, hielo en charcos y barro. Una estampa para el recuerdo. El moquillo colgando de una nariz helada y los ojillos llorosos por efecto del viento helado.

El resto de la mañana tranquilito. Yo cargaba con el color blanco y Paco con el rojo y el verde para el sendero local. El recorrido nos ha llevado toda la mañana, ya que teníamos que parar cada 25 metros, pero ha estado muy bien. La compañía ha sido muy agradable y el día, aunque frío, no dejaba de estar soleado. ¿Qué más se podría pedir?.
Hemos llegado al pueblo a eso de las 15:00, con las manos ateridas y cansados de tanto bote de pintura, pero ha resultado una experiencia muy gratificante. Otro día les acompañaré a hacer un trozo más. Hacía años que no marcaba un sendero (jejeje).
Caminando nos han salido unos 9,5 km y +530 m de desnivel.

Paco me ha animado a realizar la prueba y me ha picado la curiosidad. Yo me atrevo a llegar a Gátova desde Puçol (43 km y la mayoría del desnivel), pero no sé si podría con una distancia de 93 km a pie. Será cosa de pensarlo y el año que viene ... tal vez (jejeje).

Os paso recorrido y fotos, por si tenéis curiosidad.


miércoles, 16 de diciembre de 2009

Comida de Navidad. Nieve en La Caserna (Buñol).

Hacía tiempo que no nos juntábamos a comer los compañeros del trabajo. Supongo que tenemos demasiado trabajo últimamente.
Aprovechando la excusa de las Navidades, que asoman a la vuelta de la esquina, hemos decidido organizarnos un pequeño homenaje para celebrarlo. En nuestro honor y con nuestra propia compañía.
Y excepto algunas honrosas excepciones, hemos ido todos a la comida. Unos 20.
El punto de reunión en La Caserna, en Buñol. El suelo estaba cubierto de nieve helada y barro. Mucho barro helado. La chimenea, cargada a tope, ha ayudado a caldear el ambiente.

El cocinero esta vez ha sido Javi. Yo le he hecho de improvisado pinche, junto con Lola, Jesús y Tomás. Pero el chico se lo ha currado todo él solito.
De primero un pulpito a feira de unos 10 kg, que lo ha conseguido por un precio de chiste en Mercavalencia y que nos ha salido de vicio.
De segundo un arroz caldoso de marisco, para el que previamente había preparado unos 10 litros de caldo de pescado, hirviendo todo lo que tenía a mano. A pesar de la cantidad, al meterle 3 kg de arroz y sus 20 minutos de cocción, se ha quedado seco. Hemos tenido alguna discrepancia al respecto antes y después de hacerlo, pero está claro que el cocinero era él, que quería experimentar y que el resultado ha sido más que satisfactorio, que es lo que cuenta. Así que ... perfecto, Javi, pero esto no es "arroz caldoso" (jajaja).
Paco Zen nos ha traído 3 tipos distintos de all-i-oli. Uno de ellos tiraba de espaldas. Parecía un paté de lo duro que estaba. Y con poderío, como a mí me gusta.

Antes de la hora de comer me he ido a dar una vuelta por el camino de Las Moratillas (Buñol). Estaba tan nevado, que no he podido llegar ni a la Fuente Umbría y me he tenido que volver con el coche en la umbría de Maricardete, bajo Cantacucos, no sin padecer algo por la falta de cadenas.
Hace un tiempo este camino lo hice en bicicleta desde la A3 hasta Mijares, pasando por Moratillas, y suelo pasar bastante por aquí, pero ahora no hay quien lo reconozca. Hoy había hielo por todos lados y más de 25 cm de nieve. En algunos rincones superaba los 35 cm. Esponjosa y hueca, como le corresponde a la nieve muy helada. Una preciosidad.
Viendo que por allí no se podía circular y que quedaba algo de tiempo hasta la hora de comer, nos hemos acercado a la base aérea de Siete Aguas. Es curioso ver un aeropuerto para las avionetas de incendios forestales ... ¡totalmente nevado!. Qué contraste. Encantador.

Os inserto algunas fotos, que creo que vale la pena el espectáculo. Veremos cuántos pinos quedan sanos de esta, que además mañana se esperan fuertes vientos de poniente.

martes, 15 de diciembre de 2009

Nieve en la Serra Calderona. 15 diciembre 2009.

Ayer lunes 14, cayó una nevada espectacular en las montañas de Valencia, sobre todo en las que quedan mirando al mar.
Desde la oficina se veía cómo llovía y en ocasiones caía agua nieve, especialmente a mediodía. En Buñol, en la parte del Portillo, en el mismo viaducto de la autovía A-3, la nieve sí que cuajaba en el asfalto y la sierra se cubría de blanco. Esta misma carretera estuvo unos 30 minutos cerrada al tráfico a la altura de Siete Aguas. La cosa prometía.
Desde mi ventana, la cercana Sierra de Chiva se teñía poco a poco de blanco, dando un aspecto poco habitual, aunque deseado de hacía tiempo. Al menos, era agua, que ya nos hacía mucha falta, a finales de un otoño bastante seco.
Lamentablemente, tenía trabajo en la oficina y no pude salir a dar una vuelta a ver el panorama. Una lástima. A pesar de ello, el espectáculo que pude ver resultó impresionante. Los compañeros de faena que volvía de la sierra se quejaban de las malas condiciones de los caminos y algunos que habían estado a punto de quedarse por ahí aislados. Es lo que tiene no llevar cadenas (porque no tenemos, claro).

Esta mañana del martes 15 tenía que ir a visitar a una gente en Benaguasil, con la que había quedado a las 9:00. Tenía ganas de ver la Sierra Calderona nevada, espectáculo que sólo puede disfrutarse cada 6 ó 7 años. Durante la reunión me comentó un compañero que la cota de nieve se quedó ayer rondando los 400 metros y que por eso en Les Rodanes de Vilamarxant no llegó a cuajar. Me hubiera acercado allí si estuvieran nevadas. La foto habría sido única.

Finalizada la reunión, casi a las 11:00 de la mañana, he cogido el coche y me he ido a la Serra Calderona. Por Porta-Coeli a Rebalsadores, por la Font del Marge y la Falaguera. La vuelta hacia Serra por la Casa de la Prunera. Aunque el recorrido ha sido cortito, me ha servido para ver que la sierra estaba bien nevada por encima de los 550 m. En la Muela de Rebalsadors, había todavía casi 20 cm de nieve polvo, muy hueca, aunque bastante pisada en la pista.
Me acerqué al Mirador de Rebalsadors y pude ver con curiosidad dos bicicletas aparcadas por allí. Se me pasó por la cabeza que había que estar muy pillado para subirse hasta allí con el camino como estaba de hielo, nieve y barro. ¡Qué locos!. Hablando con los artistas me explicaron que habían caído varias veces al suelo y me enseñaban orgullosos la espalda, cubierta del barrillo helado que soltaba la rueda trasera. Se les veía contentos.
Al final, me hicieron sentir envidia. Si no hubiera trabajado, casi seguro que me habría subido hasta arriba con la bicicleta o me habría venido a caminar. Eso sí, hubiera pasado más miedo del habitual en las bajadas, por el hielo y la nieve acumulados. Está claro que debo estar tan loco como ellos, aunque siempre me lo pienso dos veces antes de hacerlo.
La visibilidad era impresionante, con la atmósfera completamente despejada y nítida. Si Ibiza estuviera algo más cerca, seguro que la hubiera podido ver.
Me asomé al vértice geodésico de Rebalsadors, no sin antes tener algún susto con el coche, que patinaba en la nieve helada. La vista de Penyagolosa y de la Sierra Espadán nevadas desde aquí hoy es espectacular. Casi se pueden tocar los picos con los dedos.

Aquí tenéis una vista general de la Serra Calderona y otra de la Sierra de Chiva ambas tomadas en Llíria. La primera desde la Urbanización Monte Jarque y la segunda desde el Pico del Águila a eso de las las 8:40 del día 15 de diciembre 2009.


Os pongo, para compartir con vosotros, una colección de algunas de las fotos que hice en Calderona. Son los sitios por donde suelo subir con la bicicleta, pero con otro aspecto totalmente novedoso.
Lamento la calidad, pero mi cámara no presta para más. Tendré que empezar a pensar en cambiarla por otra (jejeje).

domingo, 13 de diciembre de 2009

Caminando por Quesa. PRV 204 (parte)

Este domingo 13 de diciembre, y aún sabiendo la previsión meteorológica que nos esperaba, decidimos juntarnos para hacer otra ruta a pie.
Esta vez el destino sería en la Canal de Navarrés, zona que todavía conozco poco y por la que no me movía desde enero de 2005, cuando hicimos una ruta Julio, José Luís, Rosa y yo, por el Barranco Salado, en Bicorp, desde las casas de Benafetal, entonces acompañados por mi perrita Sara, a la que sigo echando mucho de menos. Aquella excursión estuvo muy bien y guardo buen recuerdo de ella.

La anfitriona esta vez ha sido Lola. Esperemos que no sea la última vez que nos organiza alguna cosa por aquí. Muchos besos desde estas líneas.
Haciendo uso de una guía de senderos que ha editado la Asociación Macizo del Caroig, elegimos hacer el PRV204, en término de Quesa. A priori, es una ruta circular que tiene muy buena pinta.
El grupo estaba formado por: Lola, María Eugenia, Faly (¿se escribirá así?), Elia, José Luís, Vicent y Mario.
Quedamos en Chella a las 9:00 para almorzar, cómo no. Con José Luís estoy consiguiendo, poco a poco, almorzar cada día más temprano. Me tendré que pensar a este paso si realmente me merece la pena desayunar. Incluso plantearme el contenido de la cena de la víspera (jajaja).
Esta vez he decidido solidarizarme con las chicas que se incorporan nuevas al grupo, tomándome un cortadito, mientras ellas miraban entre cierta incredulidad y espanto cómo podían engullir el bocata a estas horas de la mañana. Nosotros almorzaremos por el camino, a media mañana, aprovechando alguna pausa.

La ruta resulta muy agradable y sencillita. Aprovecha una senda que discurre en su mayor parte por la margen izquierda del río Grande, siguiendo su curso. Acaban además de repasar la señalización y desbrozar el sendero, por lo que resulta muy fácil orientarse y es casi imposible perderse.
Aparcamos los coches en la Huerta de las Almas, junto a la carretera asfaltada. El itinerario sigue el río Grande aguas arriba, en su mayor parte por la margen izquierda, hasta empalmar con el PRV203 en el Charco de la Horteta. Aquí y allá aparecen pozas y remansos que quieren invitar a bañarse, aunque el tiempo no acompaña demasiado. Está nublado y hace fresco.
En el Charco de la Horteta nos planteamos acercarnos a los Charcos de Quesa, siguiendo un trozo del PRV203, pero el tiempo ha empezado a estropearse y la gente parece no estar por la labor.
La parada para almorzar nos permite darnos cuenta que está entrando algo de lluvia desde el mar, que pronto nos alcanza. Es fina y pertinaz, una llovizna cuyas gotas se mueven caprichosas por la brisa, pero que gana intensidad poco a poco. A mí no me acaba de molestar y acabaría el sendero perfectamente en estas condiciones. Sólo queda la mitad del recorrido. Pero el personal no está por la labor en su mayoría y nos toca volver al coche por la carretera. Es lo que tiene ir en grupo.
Acabamos tomando unas cervecitas en Quesa, para recuperar algo de temperatura, después de choparnos por completo.
Nuevamente puchero para comer en casa de José Luís. Una buena forma de rematar la jornada. Quina fartà de cigrons, mare!. Què bons!.

Al final han salido unos 6,15 Km y +165 m. A mí me ha resultado una ruta MUY corta. Demasiado, para mi gusto, y que me ha dejado una cierta sensación de desazón e insatisfacción. Y eso que prometía.
Empiezo a tener nuevamente una necesidad imperiosa de hacer alguna actividad que me agote físicamente. Con esta lluvia tampoco apetece mucho salir a trotar, así que me veo esta semana que viene sin casi actividad. Uf. Espero cumplir con todas las expectativas programadas para el próximo fin de semana del 19 y 20, y acabar cansado, como poco.
Esta zona promete. Habrá que volver por aquí, que parece que hay buenas rutas.
Lo mejor del día, desde luego, la compañía.
Está claro que no se consuela quien no quiere. Suspiraré, para variar.

Os pongo un par de fotos de la zona. La primera y la segunda son generales del grupo, intentando cruzar el río (faltamos Vicent y yo, que me he puesto a ver si pillo a alguien que cae al agua, jejeje). La tercera es del Charco de la Horteta. Parece un buen sitio para bañarse.




viernes, 11 de diciembre de 2009

Saint-Exupéry, A. - Le Petit Prince (El Principito)

Siempre me ha gustado El Principito, el magnífico cuento de Antoine de Saint-Exupéry.
Es lectura obligada en muchos centros escolares a una edad en la que normalmente uno no es capaz de descubrir las metáforas que encierra porque le falta la experiencia vital para verlas y entenderlas.
Sin embargo, su lectura se vuelve deliciosa con los años. He perdido la cuenta de las veces que lo he leído y constantemente vuelvo a algunos pasajes concretos que me encantan.

Aprovechando el examen de francés de la semana que viene, he buscado el libro en su lengua original y así practico un poco.
Releyendo, he saboreado cada página y me he vuelto a convencer un poco más de lo que pienso y de las conclusiones personales que voy sacando de hace algún tiempo sobre las cosas. Experiencias de adulto que intento ver con los ojos de un chiquillo grande.
Es una pena que el autor desapareciera tan pronto y de forma tan extraña. Supongo que su misteriosa desaparición le sirvió para ganarse un poco más de fama, como ocurre con casi todos los autores que mueren jóvenes y que no pueden ofrecer más obras. Así se les aprecia por lo que "fue y podía haber sido", sin caer en la mediocridad ni en la degeneración que conllevan la fama y los años.

Os voy a poner un pasaje del capítulo que más me gusta (el XXI), aunque confieso que es necesario leer el capítulo completo para entenderlo. Es posible que incluso el cuento completo para hacerse una idea de lo que quiere realmente decir. Lo pongo en la lengua original, con su traducción al final.

Le Petit Prince - Chapitre XXI. (enlace al ibro completo en francés)
Et il revint vers le renard :
-Adieu, dit-il…
-Adieu, dit le renard. Voici mon secret. Il est très simple : on ne voit bien qu'avec le coeur. L'essentiel est invisible pour les yeux.
-L'essentiel est invisible pour les yeux, répéta le petit prince, afin de se souvenir.
-C'est le temps que tu a perdu pour ta rose qui fait ta rose si importante.
-C'est le temps que j'ai perdu pour ma rose… fit le petit prince, afin de se souvenir.
-Les hommes on oublié cette vérité, dit le renard. Mais tu ne dois pas l'oublier. Tu deviens responsable pour toujours de ce que tu as apprivoisé. Tu es responsable de ta rose…
-Je suis responsable de ma rose… répéta le petit prince, afin de se souvenir.

El Principito - Capítulo XXI. (libro completo en castellano, por capítulos)
Y volvió con el zorro.
-Adiós -le dijo.
-Adiós -dijo el zorro-. He aquí mi secreto, que no puede ser más simple : Sólo con el corazón se puede ver bien. Lo esencial es invisible para los ojos.
-Lo esencial es invisible para los ojos -repitió el principito para acordarse.
-Lo que hace más importante a tu rosa, es el tiempo que tú has perdido con ella.
-Es el tiempo que yo he perdido con ella... -repitió el principito para recordarlo.
-Los hombres han olvidado esta verdad -dijo el zorro-, pero tú no debes olvidarla. Eres responsable para siempre de lo que has domesticado. Tú eres responsable de tu rosa...
-Yo soy responsable de mi rosa... -repitió el principito a fin de recordarlo .

Quisiera destacar que el verbo apprivoiser en francés viene a significar "domesticar", si hablamos de animales, pero también "hacer más sociable, familiarizarse, acostumbrarse, habituarse", si hablamos de personas. Así que el sentido de la "domesticación" es más en cuanto a las relaciones y lazos que se extienden en este caso entre las personas que se quieren. Entiéndase a cualquier nivel, claro. Y para eso es necesario tiempo. Es el problema que tienen las traducciones, que pierden el sentido inicial. Se desvirtúan.

Da qué pensar, ¿eh?. Espero sinceramente que os haya gustado. Otro día os pondré algunas frases destacables, que también me encantan, aunque creo que es mejor leer el cuento completo, como ya os he comentado.
Os recomiendo disfrutar cada página lentamente. Sin prisa. Como todas las cosas buenas.

jueves, 10 de diciembre de 2009

If I could have just one wish

If I could have just one wish,
I would wish to wake up everyday to the sound of your breath on my neck,
the warmth of your lips on my cheek,
the touch of your fingers on my skin,
And the feel of your heart beating with mine...
Knowing that I could never find that feeling with anyone other than you.

miércoles, 9 de diciembre de 2009

Esquiando en Andorra. 4 al 8 de diciembre 2009.

El invierno está a la vuelta de la esquina y nos empieza a regalar sus pequeños placeres. Este año la nieve ha venido con bastante retraso, asomando perezosamente, haciéndose de rogar. Como si no quisiera dejarse ver. Pero al final ha hecho acto de presencia.
Este fin de semana me he ido a esquiar a Soldeu, en Andorra, dentro del dominio de Grandvalira. Es la segunda vez que vengo por aquí, las dos en el mismo año. La primera, en enero, en Pas de la Casa y ahora en Soldeu. Casi 500 km desde la puerta de casa, pero que merece la pena recorrerlos por el resultado que se obtiene.

Como ya he comentado, la nieve se ha dejado ver a última hora, lo que ha permitido abrir la estación y poder estrenar la temporada. Con el alojamiento reservado desde primeros de noviembre, al principio de la semana teníamos todavia serias dudas de si podríamos esquiar o no, pero en los últimos días nos salvó una borrasca providencial.
El viernes 4, cuando llegamos a Andorra, nos comentaron que había estado nevando todo el día. Llevaba así 3 días seguidos.
Así, el sábado 5 por la mañana, en las pistas de Soldeu y El Tarter había entre 30 y 50 cm de espesor de nieve polvo y un 70% de pistas abiertas. Unas condiciones estupendas hasta que a las 15:30 de ese mismo día, con un sol de justicia y 15ºC, empezó a pasar a húmeda y primavera. Una pena.
El domingo 6 por la mañana nos nevó un poquito y las pistas más altas quedaron cubiertas por nubes bajas. El paisaje, cambiante y alternado con niebla, copos de nieve y claros de sol, con el fondo nevado de los Pirineos, resultó espectacular. Daba gusto parar un rato a respirar aire frío y disfrutar de tan magníficas vistas.
El resto de días, la temperatura no acompañó demasiado y el martes apenas quedaban 25 cm de nieve y muchas calvas de piedras y hierba. Esto hacía que resultara complicado (y peligroso) esquiar incluso en las pistas azules, ya que parecía más una pista de obstáculos que de esquí. Pero resultó divertido y nos reímos mucho.

El grupo esta vez lo han formado 11 personas: Raquel, Laura, Ángela, Bea, Cris, Miguel, Carlos, Alejandro, Massi, Vicente C y Mario. 9 metidos en un apartamento de 8 plazas, en una muestra de comunidad y convivencia que a veces se hizo algo complicada, pero que gracias al buen humor y las ganas que le poníamos todos, resultó muy agradable y divertida. Nos tocó organizarnos con un cuarto de baño, haciendo turnos con las comidas, las compras, repartiendo camas "al gusto", etc. Creo que nos hemos quedado todos con ganas de más. Así que tendremos que repetir pronto (jajaja).

Dicen que las cosas que haces en la vida siempre te vuelven en el mismo sentido. Es una especie de "justicia universal" o "ley de compensación", aplicable a todos los aspectos cotidianos. A pesar de mi total y convencido ateismo, quiero creer que, en cierta manera, la vida paga a cada cual con la moneda que merece. Recordad aquello del "quien siembra vientos, cosecha tempestades" o "cría cuervos ...".
En el fondo creo que es una forma inocente de evitar tomarse la justicia por nuestra mano y tener esperanza en que las buenas acciones pueden resultar más tarde o más temprano compensadas, al igual que las malas. Así, quien hace las cosas sin interés y de buena fe (con honradez y honestidad), antes o después resulta compensado. Y al revés, claro.
Pues bien, esta vez he tenido el placer de ver esa supuesta "compensación" en mis propias carnes. Y me ha encantado.
Contra todo pronóstico lógico, he hecho de improvisado monitor de esquí, acompañando y aconsejando a Ángela, Cris y Alejandro en sus titubeos. El control de la cuña, el giro, el equilibrio, el apoyo, la posición del cuerpo ... cosas básicas. De hecho, casi no recordaba cómo hacer la cuña y menos controlarla en el giro. Así que ya podéis imaginar cómo me apañaba con las clases (jajaja). Realmente les acompañaba por las pistas, más que enseñarles, dándoles seguridad, compañía y consejos puntuales. Y muchas risas, claro. ¡¡Qué cosas!!.
En el fondo, me ha hecho mucha gracia, porque hace apenas dos años me inicié en esto del esquí de una mano magistral que con toda la paciencia del mundo me enseñó a dar mis primeros pasos. Ahora me doy cuenta que tuvo más que Job y que "desaprovechó" varios días de esquí con la única compensación de verme progresar y de disfrutar de la compañía mútua.
Esta vez he tenido el gusto de hacerlo yo, sobretodo con Ángela, que me recordaba mucho a mis comienzos: mucho miedo en el telesilla por el vértigo, mucha inseguridad en las pendientes, pero muchas ganas de aprender. En el telesilla se me tenía que coger de la mano y todo aunque ... ¿no sería sólo una excusa? (jajaja).
La diferencia con mis inicios es que ella tenía una sonrisa permanente en la cara, que yo no supe/pude en su momento mostrar, porque estaba "cagado" de miedo y me enfadaba conmigo mismo una y otra vez. Una nueva muestra que las personas reaccionamos de formas muy diferentes ante a los mismos problemas, aunque el resultado final se pueda parecer en cierta manera. ¡Qué cosas!.

También he tenido el gusto de compartir bastante tiempo con Vicente C y conocerlo un poco más. Creo que nos vamos a llevar muy bien, ya que coincidimos en muchas cosas y es un buen compañero de viaje. Gracias, grandullón.
La sorpresa del viaje me la dió precisamente él, y es que resulta que Vicente C fue monitor de esquí hace años y me ha estado corrigiendo algunos vicios que todavía tengo (jejeje).
Con sus indicaciones he mejorado la posición, adelantando la pelvis y forzando algo más los cruádriceps, girando los hombros hacia la pendiente para dirigir mejor el peso. También he aprendido a marcar con los bastones el punto preciso donde quería girar. A bascular el peso en el giro. He mejorado el giro en paralelas, levantando el pie de ladera y evitando talonar con el esquí en cada giro, reservando esta técnica sólo para frenar en seco y no perder tanta velocidad. Y así otros muchos pequeños detalles.
Y en cuatro días sólo me he caído 3 veces. Siempre por la tarde, cuando la nieve estaba húmeda, dura y acumulada tras horas de sol y paso de esquiadores. Es cuando más peligrosa está. En una de las caídas, me fuí de morros hacia delante, a poca velocidad, clavando la cara en la nieve y quedando rebozado completamente de nieve húmeda. Parecía una croqueta. En otra me hice un pequeño derrame en la rodilla izquierda, la que peor tengo, pero sin mayores consecuencias que el correspondiente hematoma. Supongo que sería un golpe o un mal movimiento, aunque no lo sé seguro.

El martes 8 aprovechamos para ultimar unas compras en Andorra. Caprichos innecesarios de consumismo espontáneo y encargos de mi amigo José Luís, el as de la fotografía, que quería un objetivo macro tan específico que nos costó casi 2 horas encontrar la tienda que nos lo sirviera. Al menos espero que merezca la pena. Que sepas que me debes una buena foto.

Este fin de semana me he acordado mucho de Vicentet y de lo "pesado" que se ponía en enero, cuando pedía ir a esquiar a Soldeu y a El Tarter. Reconozco que aquellas pistas eran sencillitas, como la de Gall de Bosc o Esquirol, pero ahora que las he visto con más detalle, son un auténtico placer, ya que son largas y discurren entre un denso bosque de pinos en umbría. Para disfrutar del esquí y del paisaje sin estresarse. Creo que fuimos a veces algo injustos con el xiquet. Pero aquello ya es pasado. En el fondo, reconozco que le he echado de menos y así se lo dije el otro día. A ver si algún día volvemos a coincidir. Para mí sería un placer.

Volveré pronto. Ya estoy contando los días.

martes, 1 de diciembre de 2009

Vacaciones

Puf. Hoy estoy algo consternado.
Esta mañana se me ha ocurrido mirar las vacaciones que me quedaban, atesoradas desde principio de año con la idea de aprovecharlas convenientemente y que ahora debo apurar para no regalárselas a la empresa. A última hora, deprisa y corriendo, como todos los años (grrrr).
Y me he encontrado con una sorpresa que me gustaría decir que es grata, aunque me ha dejado un tanto confuso. Más de lo que debería.

Me quedan nada más y nada menos que 14 días hábiles, es decir, que cogiéndolas entre diciembre y enero me salen, contando festivos y demás extras ... ¡¡25 días seguidos de vacaciones!!.
Por favor ... ¿pero qué he hecho yo para merecer esto?. Suspiraré.

Así que ahora queda la ingente tarea de organizarse los días para ver qué hago con tantos libres.
Se aceptan sugerencias, que ya sabéis que me apunto a un bombardeo.

Atravieso unos días con algo de bajón, con un cierto aire tristón y ensoñado, en los que me despierto sobresaltado a media noche y me cuesta bastante volver a conciliar el sueño. Siempre a las 4:00 de la madrugada, como en los peores tiempos (aysss).
Quizá sean las fechas del próximo puente, antes señaladas en grande y con mucha ilusion, quizá las noticias o la ausencia de ellas, quizá sea mi propia estupidez, que raya el absurdo más patético o quizá sea un poco de todo junto, mezclado sin orden ni concierto.
Está claro que sigo chocheando, acosado por mis propios recuerdos y frustraciones. Malditos sean. Mil veces malditos. (Uix, uix, ... no delires, Màrius).
Lo que no consigo que desaparezca es la mala leche que arrastro, aunque sólo sea a ratos muy breves. Es una acritud rancia a temas concretos, un punto de exasperación que me pierde, me enerva, me inflama, un rencor contenido de hace tiempo. Definitivamente, no debe ser bueno para mí. Suspiraré.

Puede que al final las vacaciones no me vengan tan mal. Me sentaron de cine en su momento. A ver si aprovecho para escaparme otra vez lejos de casa y desconectar del mundanal ruido.
Huiré, aún sabiendo en el fondo que todo me seguirá fielmente allá adonde yo vaya ... qué cosas.