Finalmente, la carga docente que les faltaba la cubren ampliando contrato a otra persona.
No era un rayo de esperanza, sino un relámpago lo que ví. Así que dejaremos que siga arreciando el temporal, que amainará cuando tenga que hacerlo.
Es hora de buscar un resguardo adecuado antes de coger una pulmonía. Paciencia.
sábado, 12 de septiembre de 2009
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Me encanta tu filosofía de vida y con qué mirada ves las cosas cotidianas
ResponderEliminarGracias por el comentario, aunque la mirada ahora la tengo algo desenfocada. No soy el de siempre. Todavía no. Pero hay que levantarse, por dura que sea la caída. Pocas cosas merecen la pena en este camino de la vida y nadie es imprescindible. O al menos, no lo debería parecer.
ResponderEliminarSólo deseo que cada uno recoja lo que siembre.