Pues eso parece. Yo estoy más sorprendido que vosotros.
Hoy me han llamado para cubrir las clases de proyectos en la escuela de Agrónomos. Un amigo y compañero se lo deja por cuestiones que no entraré a detallar. Así que empezaremos de nuevo, pero ahora con fuerzas renovadas.
Es curioso que cuando a uno le cierran o se le cierra una puerta, siempre se le abren otras. Sólo es cuestión de actitud, supongo.
Por pura casualidad, un brillo de esperanza se dibuja en el horizonte, entre la incesante lluvia. Quizá empiece a amainar pronto la tormenta.
viernes, 4 de septiembre de 2009
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Que no conseguirás...
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