Esta mañana hemos quedado para salir con la bici por el cauce del Turia.
La cita ha sido en La Canyada (Paterna), cerca de la estación del metro, y nos hemos juntado Julio, Antonio y yo. Parece que a Antonio aún le quedan ganas de volver con nosotros, a pesar de la experiencia del otro día en la excursión a El Puig.
Excursión facilita, que mañana tenemos carrera.
Cruzando el paso a nivel hemos buscado un camino por la derecha que entra dentro del monte de La Vallesa hacia el río. Tras un rato de pista en mal estado, pero muy divertida, hemos llegado al canal de riego paralelo al río, donde siempre ha habido un puentecito de hormigón para cruzar y una especie de aforador. Lo recordaba perfectamente. Pero ahora está vallado y ya no se puede cruzar por allí, así que entre campos, hemos tenido que salir hacia la vía de servicio, bajo el puente de la A-7 que cruza el Turia.
Subida a Vilamarxant sin incidencias. Los puentes de madera que antes había que pasar por badenes provisionales o con la bicicleta al hombro, ahora están habilitados y se pueden subir directamente. Son algo incómodos y relativamente estrechos en la parte superior para cruzarse dos bicicletas, pero con precaución se pasan bien. Julio y yo rodamos a buena velocidad. A veces incluso más de 30 Km/h de forma sostenida, pero tenemos que esperar a Antonio, que no está para estos trotes. Él va a su ritmo.
Parada en el puente de Riba-roja. Hay mucho movimiento de ciclistas y da gusto ver tanta gente por el río. El camino por la ribera, la limpieza de las cañas y la revegetación, le ha dado una vida y una actividad increible a esta zona. Es fácil ver pescadores, gente a caballo, corriendo o andando y, cómo no, cientos de ciclistas. Nos comentan que ya está abierto el acceso desde el parque de cabecera. Un día lo comprobaré.
Emprendemos la marcha cuando se reincorpora Antonio y continuamos hasta el puente que une Vilamarxant con Llíria (carretera CV-50), donde damos la vuelta.
Al final han salido unos 40 Km para los que hemos empleado poco más de 2 horas. Hubiera salido mucho menos, pero teníamos que ir esperando a Antonio al final de algunos tramos. No era plan de dejarlo atrás y que se perdiera.
Subida a La Canyada por la vía de servicio de la A-7 y hacia la estación del metro. Después, estupendo aperitivo en casa de Julio, al solecito, y limpieza de las bicicletas con la hidrobomba.
Una mañana genial, aunque reconozco que me ha venido algo de bajón por la tarde, ya en casa. Es posible que sea por volver a esa zona, a ese entorno, y moverme por ese tramo del Turia. Han sido muchas las veces que he pasado por allí. No sé. Todavía está algo fresca la herida y sangra a la mínima oportunidad. Sin avisar. Pero todo acabará por pasar.
sábado, 3 de octubre de 2009
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