Me apunté el domingo pasado, 15 de agosto, entre excéptico y dudoso, haciendo caso a un compañero de orientación, que me picó. Antes o después tenía que intentar hacer 15.150 m y este podía ser un buen momento para intentarlo.
El mismo domingo, ya tuve problemas para dormir y soñé con grandes cuestas y una sensación de agobio tremenda. Paranoias innecesarias que me surgen cuando me enfrento a lo desconocido y no cuento con demasiadas referencias.
Con esta carrera me planteé dos objetivos claros: terminarla e intentar hacerlo por debajo de 1:30:00.
Llegado el día, y después de pasar la mañana en Chelva y comer en compañía familiar en Cheste, me voy a Siete Aguas para estar allí a eso de 17:00. Me toca aparcar a casi 1 km del pueblo.
Nada más llegar me encuentro con Jaifla, JJ y Ruso, del equipo de orientación UPV-O. ¡Hola, compañeros!. Menuda coincidencia.
Recogida de dorsal e intento pasar el rato relajándome y pensando en otra cosa que no sea en la carrera. Tengo una fuerte sensación de ansiedad y un nudo en el estómago. Ya sé que no es para tanto, pero intentad poneros en mi situación: hace cosa de un año que empecé a correr y ahora estoy pensando en completar 15 km del tirón, en una de las pruebas más duras por asfalto. Para mí es superar una barrera importante. Y sé que puedo hacerlo.
Para colmo, llevo un dolorcillo en el pie, localizado debajo del tobillo izquierdo. Me temo que me lo doblé o pisé mal a principio de semana y he procurado descansar todos estos días, llevando una tobillera. Me duele el pie sólo con apoyarlo en el suelo, pero no es grave. Es un mal augurio.
A las 19:30 nos dan la salida. Hace mucho calor. Creo que unos 28ºC. Somos más de 1.700 corredores y tardo bastante en cruzar la línea de salida.
En la primera parte del circuito, se da una vuelta al pueblo. Hay un ambiente tremendo. Gente en todas las aceras, animando y gritando con ganas. No estoy nada acostumbrado a esto (jejeje).
Alrededor del kilómetro 2 viene una fuerte subida a la que llaman "El Muro". Es una fuerte rampa (11%) que me obliga a bajar el ritmo, aunque consigo aguantar el tirón. A continuación, breve bajada y otra subida hasta la urbanización, donde hay un control. Le sigue otra fuerte bajada hasta la zona de salida, donde se empieza el segundo bucle de la carrera.
Aquí, alrededor del kilómetro 3,5 me empieza un pequeño dolor en la parte baja del vientre. ¿Flato? ¿A estas alturas?. Por fortuna, desaparece al cabo del rato sin darme cuenta. El pie no parece protestar demasiado. Se puede soportar bien.
Salimos por la carretera hacia Requena, a buscar la A-3. Luego volveremos por la misma ruta.
El sol, muy bajo en el horizonte, me molesta mucho. Intento mantener un ritmillo cómodo, pero no lo consigo con tanto sube y baja. Como referencia, voy siguiendo a un corredor disfrazado de Groucho Marx, que la organización ha puesto como "práctico" para completar la prueba en 1:30. Se le puede reconocer a distancia por los dos grandes globos que lleva enganchados a la espalda. Me parece una idea genial (jajaja).
En el siguiente avituallamiento me toca parar a beber. A ver si bajo algo las pulsaciones. El agua está caliente, pero apetece refrescarse un poco.
Nos cruzamos con la gente que va en cabeza de carrera, que vienen de frente. Esta gente va a menos de 3:45 min/km y muchos han terminado la carrera por debajo de los 60 minutos. Son lo mejor de lo mejor. La élite del atletismo. Da gusto verlos correr. Unas máquinas.
Tras varios kilómetros en los que las sensaciones han ido desde un "¿qué demonios hago yo aquí?" (km 5) a un "estoy que me salgo" (km 12), volvemos a ver el pueblo.
Llevo un par de kilómetro detrás de un chaval que mantiene un ritmo muy semejante al mío, aunque flojea cada vez más. En un momento dado, me invita a que le adelante y me anima a apretar un poco. Le digo que voy bien, que ni me lo creo. Estoy que me salgo y que sólo quedan dos kilómetros y medio para terminar. Estoy muy contento. Y lo digo bien alto y muy animado. La gente que corre cerca de nosotros se gira a mirarme con curiosidad. Nos reimos todos los presentes y algunos corredores me advierten de lo que queda por delante.
Entramos nuevamente en el pueblo, en la avenida que sube a la urbanización, que tiene una fuerte pendiente. Empiezo bien, pero pronto acuso el cansancio. Me toca subir un trozo andando. Voy más rápido que corriendo y, además, recupero. En la bajada adelanto a bastante gente, aunque no termino de coger velocidad. Otra subida fuerte antes del último avituallamiento, que encaro con rabia, pues no me la esperaba, y enfilamos una calle hacia la recta final.
A poco más de 500 metros de la meta la aglomeración de espectadores es tremenda. Muchísima gente en la acera animando a los corredores. Voy con la vista fija al frente, sin ver, y apenas les escucho, pero sí noto el ambiente. Miro el cronómetro y veo que ya no llegaré a menos de 1:30, como quería, pero que será por muy poco. Estoy a punto de conseguirlo.
De pronto, se me erizan los pelos de los brazos y una sensación muy extraña, como un calambre general, acompañado por una sensación de frío, me recorre todo el cuerpo. Un nudo en la garganta y unas ganas tremendas de llorar, aunque realmente no puedo. Y todavía no sé por qué. Siento una mezcla de tristeza, alegría, orgullo, satisfacción ... es un cocktail que no he conseguido todavía identificar. No recuerdo haber sentido algo así con anterioridad.
A 100 metros de meta me salta una lágrima y cruzo la meta con la vista perdida y sin apenas escuchar al speaker, que lo hace francamente bien. Joxe, me comentan después que se llama. Una máquina.
No sé describiros las sensaciones en meta, por más vueltas que le doy. Sólo sé que me saltaron algunas lágrimas más cuando me quitaba el chip. Estaba contento por haber conseguido acabar, pero a la vez sentía un profundo vacío. Extraño, ¿verdad?.
Al final, me ha salido un tiempo en mi cronómetro de 1:32:23, y he quedado el 1.321 de 1.725. No me debo quejar, para ser un novato. He rodado a 6:09 min/km, muy lejos de mi media habitual, pero estoy contento del resultado, aunque no haya conseguido bajar de 1:30.
Pero lo mejor es que he completado la distancia de 15,15 Km sin mayores problemas e incluso con ganas de más. Es la mayor distancia que he hecho hasta la fecha corriendo y las sensaciones han sido muy buenas.
Los resultados, clasificaciones, etc., los tenéis aquí.
He terminado sin dolor en el pie, pero con el gemelo izquierdo bastante cargado. Notaba (y noto) una pequeña contractura interna. Por lo demás, genial.
Si tuviera que poner un pero diría que sólo hay asfalto durante todo el recorrido. Echaba de menos algo de tierra, pero es lo que hay.
Felicitar desde estas líneas a la organización por la excelente prueba. La preparación y el trabajo que desarrollan es tremendo.
El ambiente es excelente y recomiendo a todo el mundo esta carrera. Incluso como espectador.
Avituallamiento final de isotónicas, agua, sandía y melón. Había también masajes, pero no me acerco. No tengo ganas de hacer cola.
La bolsa del corredor es estupenda y, además de la clásica camiseta, me encuentro con una botella de vino, una gorra y varios productos de frutos secos Churruca (ñam).
En una página web (corriendovoy.com) he encontrado un vídeo de la llegada a meta. Aparezco en el minuto 0:35, vestido con camiseta azul y gorra amarilla (jejeje).
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