Esta ruta era un proyecto antiguo, al que le tenía muchas ganas, y que ya en octubre de 2009 intenté realizarla, pero un fin de semana de mal tiempo y algunas cuestiones psíquicas que no entraré a detallar, me hicieron descartar aquella posibilidad.
Como todo llega, al final a esta ruta también le ha llegado el momento y la compañía adecuados. ¡Volvemos a Pirineos!.
Los preparativos
El jueves 8 de julio de 2010 quedamos Julio, Cris y Mario en el refugio de Pineta a eso de las 20:30. Como ya me imaginaba, no fuí demasiado puntual. Entre la salida de casa y la carretera, castigada por el sol del verano sobre la llanura aragonesa (y yo sin aire acondicionado), me hicieron tener un viaje "entretenido", pero vino bien llegar tarde, porque Julio y Cris me plantearon un reto a eso de las 20:15 a través del teléfono: no tenían crampones, ni piolet y después de hablar con la gente del refugio, tenían la necesidad de alquilarlos.
Eso ya me lo imaginaba yo y mira que les había avisado que los cargaran o yo se los subía desde casa.
Como ya estaban en Pineta, esa parte me tocaría hacerla a mí. Improvisando, para variar.
Así que a las 20:15, a la altura de Broto, me tocó pensar dónde encontrar unos crampones, antes que cerraran las tiendas. Fue un mini-momento de pánico, porque supuse que si no los tenían, no querrían hacer el recorrido y me veía solo por la sierra.
Pero hubo suerte. En Ainsa encontré una tienda de aventura que todavía estaba abierta a las 20:50 de la tarde, frente a la estación de servicio que hay a la salida del pueblo, hacia Bielsa. La suerte del desesperado (jajaja).
Tanta fue la alegría que me entró, que estuve casi 20 minutos hablando con el dueño y me enteré así de los muchos viajes que había hecho a Marruecos, al Tíbet, de los muchos barrancos que ahora estaban peligrosos por el fuerte deshielo, etc. Casi lo sometí a un interrogatorio que gustoso alternó con una conversación sosegada y productiva. Un personaje muy peculiar y agradable. Pero ya tenía los crampones, que era lo importante.
Llegaba al refugio de Pineta a las 22:00, justo para cenar y dormir. El refugio está al lado de la carretera y está en muy buen estado. Casi parece un pequeño hotel. De lujo.
Viernes 9 de julio 2010.
Refugio Pineta - Balcón de Pineta - Tucarroya - refugio Espuguettes.
Distancia (plano) 17 Km, desnivel +1.860 m y -1.069 m.
Salimos tarde y a las 8:30 empezamos la marcha. Estoy nervioso y me he dedicado a poner y quitar de la mochila cosas a última hora. El resto se queda en el maletero del coche.
Tengo que asegurarme es de llevar el material duro, principalmente crampones y piolet, algo de agua y alimento suficiente para la comida y picoteo de los cuatro días previstos.
La subida al Balcón de Pineta es durilla, pero no presenta ninguna dificultad destacable. Quedan muchos neveros que se sortean fácilmente. Descartamos acercarnos a la cascada que forma el nacimiento del río Cinca.
Superado el primer resalte rocoso (Faja de la Tormosa), nos confundimos de senda y nos metemos en una canal formada por un canchal de piedra muy fina e inestable que nos entretiene innecesariamente más de 20 minutos. Vaya forma tonta de perder el tiempo (jajaja).
Poco antes de alcanzar el Balcón de Pineta, nos toca cruzar el primer nevero del día. La nieve está ligeramente blanda y apenas resbala.
La primera alegría fuerte de la jornada nos la da la vista desde el Balcón de Pineta. Es espectacular. Merece la pena subir hasta aquí. Estamos contentos. Vaya subidón de adrenalina.
Besos y abrazos. Alrededor está todo nevado. A partir de los 2.400 m quedan muchos neveros y apenas se ven rasos. Paisaje blanco e invernal. La cara norte del Perdido impresiona.
Rodeando el Lago Marboré nos dirigimos al refugio de Tucarroya (2.666 m). En un par de tramos nos toca ponernos los crampones de tanta nieve que hay. Por seguridad, aunque no hacían falta. La pendiente previa está limpia y sobre nuestras cabezas aparece el refugio, colgado en un estrecho collado, a modo de brecha. Es una ubicación sobrecogedora y espléndida a la vez. Un balcón frente a Monte Perdido y el Cilindro. No encuentro palabras adecuadas para describir las sensaciones. Genial.
En el refugio encontramos un grupo de 4 franceses que querían subir a Monte Perdido por la cara norte, pero viendo la cantidad de nieve que queda, han decidido pasar aquí la noche y retirarse mañana. Observan atentos con los prismáticos a otros montañeros que están intentando acceder a la Diagonal. De 6 que vemos, abandonan 4. La cosa debe estar mal.
Comemos tranquilamente en el refugio.
Cuando nos ponemos en marcha, Cris duda. La cara norte del collado de Tucarroya (lado francés) es una larguísima pala de nieve que se precipita con unos 45º-50º hacia abajo, con mucha, pero mucha nieve. Hay huella y parece que la nieve está bien, ni helada ni demasiado mojada.
Ni Cris ni Julio tienen experiencia en estas lides, por lo que les explico unas nociones mínimas, a ver si así gana confianza Cris. La autodetención y una progresión segura es lo más importante. Tengo la suerte de verla nerviosa, porque así tengo alguien en quien entretenerme y no pensar en mi propio canguelo.
Tras muchas dudas, al final se anima. Una chica valiente. Con algunas explicaciones "in situ" y mostrarles la técnica a emplear, aprendida con Tomás en el viaje al Atlas, empezamos a descender con un piolet, de cara a la pendiente. Julio primero, luego Cris y yo el último. La progresión se hace lenta, pero segura. No me veo bajando esto sin crampones.
Los franceses, sorprendidos por la decisión de bajar, se apostan en una zona segura para sacarnos fotos y vídeo. Animan sobretodo a Cris, que va con más dudas. Levantan el dedo pulgar en señal de aprobación y dan muestras claras de ánimo. Uno de ellos señala con fervor la estatuta de la virgen de Lourdes que hay al lado del refugio. "Ella te ayudará", nos grita en francés. Mucho cachondeo es lo que hay.
Superadas las peores rampas, podemos empezar a bajar en zig-zag hasta un pequeño collado, situado hacia la izquierda. Esto no ha sido tan complicado como parecía. Más allá, siguen los interminables neveros en nuestro camino.
Pronto empalmamos con la HRP (Haute Route Pyrénéenne - Alta Ruta Pirenaica, que recorre la parte francesa de los Pirineos).
Como el ritmo es más bien leeeeento, voy adelantando a ritmo fuerte y haciendo largas paradas, incluso desandando lo avanzado. Así hago algo de ejercicio, tipo Fartlek, pero sin llegar a correr (o casi) (jajaja). Al final, me sugieren que me adelante al refugio, que ellos llegarán más tarde.
En el valle próximo se ha formado un bonito mar de nubes que sube poco a poco hacia nosotros. Me voy a tener que dar prisa para no quedar atrapado por la niebla.
A pesar del fuerte ritmo de marcha que me impongo (casi al trote), supero la Hourquette d'Alans rodeado por una espesa niebla. Aquí es donde pasamos del valle de Estaubé al de Gavarnie. Estoy consiguiendo sudar copiosamente (¡bien!).
El tramo antes del refugio de Espuguettes me lo paso francamente mal, rodeado por una densa niebla, que me impide ver a más de 10 metros. Me encuentro en dos ocasiones, de forma súbita, un grupo de vacas que me miran asustadas.
De pronto, y tras varias dudas sustanciales (no me he traido el GPS), aparece un cartel indicando "200 metros al refugio". Me pongo a contar pasos por el sendero que indica y me lo encuentro de morros cuando llevo 185 m (puf). He tenido suerte.
Tras dejar los trastos, cojo el frontal y me vuelvo a la carrera a buscar a los compañeros. Si he estado a punto de perderme, ellos también pueden pasar por lo mismo. La niebla, por fortuna, se alza pronto y tan sólo tengo que sentarme en una piedra para poder verlos a lo lejos. Me toca esperar más de 45 minutos. Pero ... ¿qué hacíais? ... ¿perseguir caracoles? (jajajaja).
Creo que me he puesto físicamente tan fuerte, que ahora cualquier cosa me sabe a poco (jejeje).
Sábado 10 de julio 2010.
Refugio Espuguettes - Circo y cascada de Gavarnie - Échelle des Sarradets - refugio Sarradets.
Distancia (plano) 8,5 Km, desnivel +971 m y -497 m.
Salimos nuevamente tarde del refugio (9:30). Menos mal que estamos de vacaciones y venimos a pasar unos días tranquilos, muuuuuy tranquilos, en la montaña. Esa era la idea.
En la puerta, un burrito peludo, de los que usan para subir provisiones al refugio se me acerca curioso. Se pega a mí para que lo acaricie. Me da golpecitos con el hocico, buscando la mano, que quiere que le pase por la cabeza y el cuello. Qué graciosos son estos animalicos.
Bajamos por el bosque de Arribama, que es una preciosa senda a mitad de la ladera del valle de Gavarnie, entre abetos y siguiendo la HRP. Sin ninguna dificultad.
Al llegar al fondo del valle decidimos acercarnos a la cascada. Creo que vale la pena, ya que vamos con calma y tenemos tiempo.
La cascada del Circo de Gavarnie tiene unos 800 m de recorrido, con varios saltos. El último es un tramo de 400 m en caída libre. Dicen que es una de las más altas, si no es la más alta de Europa. Destaca este salto de agua, pero hay muchos más, todos ellos al abrigo de impresionantes cimas calcáreas de más de 3.000 metros. Es un sitio al que hay que ir. El vídeo que os inserto, aunque bonito, no le hace justicia. Está declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.
Al pie de la cascada nos tumbamos un rato al sol, maravillados con la vista que nos rodea. Aprovechamos para almorzar y entretenernos en el río.
Pasado mediodía decidimos empezar la subida por las "escaleras" de Sarradets (l'Échelle des Sarradets). Yo había estado barajando la posibilidad de subir por la otra ruta alternativa, pero son unos cuantos kilómetros más y quizá no sea tan impresionante el "patio" como me imagino. Así que al final, nos subimos por aquí.
El paso no es tan complicado como me parecía, pero reconozco que si tuviera que hacerlo de bajada, me lo pasaría francamente mal. La piedra está fracturada a modo de escalera y hay que subir ayudándonos de las manos. Si nos pegamos a la pared de la izquierda, apenas hay sensación de "patio", pero no hay que descuidarse: hay más de 300 metros de caída libre a pocos metros de donde caminamos. Un error puede ser terrible.
Si se tiene vértigo, miedo a las alturas, si hay nieve o si está muy mojado, mejor evitarlo. Sobretodo si vamos en sentido descendente. Sólo es una opinión.
Con esto en la cabeza, voy subiendo mientras hiperventilo. Hay un par de ratos que lo paso francamente mal. Mis compis aquí no tienen problema, pero yo soy bastante torpe ante las alturas. El mismo terreno sin patio, me parecería una chorrada. Sin embargo, mi cabeza bloquea mi cuerpo y me impide progresar con "normalidad". Y eso que he mejorado muchísimo en pocos años, pero es lo que hay. No todo el mundo valemos para lo mismo, está claro, ¿no? (jejeje).
Superados los peores tramos (llegué a contabilizar unos 3), la pendiente se suaviza poco a poco y pronto nos vuelve a aparecer la nieve. Estamos por encima de los 2.300 m. Un valle nevado nos conduce hasta el pie del refugio de Sarradets, que destaca sobre una peña. Al fondo, la muralla de roca dominada por el Casco del Marboré y sobre la que se abre la Brecha de Rolando.
Cenamos en Sarradets, donde teníamos reservada plaza. Lo de reservar es fundamental y hasta primeros de julio no me pudieron confirmar las plazas (puf, por poco). Mucha gente le toca dormir en la calle, enrollados en mantas. Estamos completamente rodeados de nieve por todos lados. Es fascinante. En este refugio no hay duchas y cuenta con un servicio (WC) dentro y otro fuera. Para 60 personas. Es lo que hay. Al menos, el ambiente es inmejorable.
Domingo 11 de julio 2010.
Refugio Sarradets - Brecha de Rolando - Pico Taillón - refugio de Góriz.
Distancia (plano) 7,7 Km, desnivel +971 m y -497 m.
Salimos a eso de las 8:15 del refugio de Sarradets ladera arriba, en dirección a la Brecha de Rolando. Tenemos un magnífico día azul, brillante y sin nubes.
La ladera de acceso es una continua pala de nieve desde la puerta del refugio hasta la misma Brecha. Con calma y sin acelerarnos subimos al ritmillo hasta la misma Brecha. Seguimos dominados por una calma absoluta a la hora de caminar.
Bueno ... yo sigo yendo y viniendo, como un perrillo de caza, para acompañar a mis compañeros y no aburrirme en exceso con el ritmo.
La Brecha es un sitio singular. Se trata de un profundo corte sobre la muralla calcárea que sirve de frontera infranqueable entre España y Francia. Las vistas son grandiosas y la cámara, sin gran angular, tiene dificultades serias para captar las imágenes. Me entretengo haciendo paronámicas, pero no hacen justicia al paisaje. Hay que venir aquí.
Reconozco que soy un caprichoso y quería subirme a alguna cumbre. Así que, tras algunas dudas, decidimos acercarnos a al cercano pico del Taillón Julio y Mario. Cris se quedará en la Brecha, al solete, esperándonos. Dice que no quiere cansarse mucho.
Cogemos cuatro cosas imprescindibles y empezamos a subir. Toca bordear el Dedo, tras un prolongado nevero, por el lado de la derecha, el francés, que es el que menos patio tiene y además, está limpio de nieve. No tiene ninguna dificultad.
A continuación queda un gran nevero, que presenta una cornisa de unos 50 cm y más de 200 m de longitud, a caballo entre dos generosos patios. No hay sensación de peligro, porque la nieve está muy buena y no hace siquiera viento, aunque me siguen pareciendo imprescindibles los crampones. Hay quien lo cruza sin llevar nada. Ni el piolet (puf).
La llegada a El Taillón (3.146 m) es apoteósica. Es un pico muy sencillo y no tiene ninguna dificultad técnica. Es el único que vamos a hacer en esta vuelta a Monte Perdido. En verano debe ser una pedriza árida y descarnada, pero ahora nos ha acompañado la nieve en gran parte del trayecto. Se hace ameno y divertido. En los últimos metros antes de la cumbre ya no queda nieve. Hemos subido en menos de 1 hora, poniendo y quitando crampones dos veces. No está mal.
Hacia Monte Perdido hay una gran nube de tormenta que cubre la cima y el Vignemale se ve frente a nosotros, con su imponente glaciar. La vista es soberbia.
Volvemos a por Cris y continuamos camino. Ahora queda decidir si pasaremos por el Paso de los Sarrios y la Gruta Casteret.
Cris dice que no está muy por la labor, así que seguimos por el valle hacia abajo, siguiendo la pala de nieve, que es continua hasta los 2.400 m, más o menos.
Pasado el Collado del Descargador y llegando al Cuello de Millaris, empieza a ponerse el cielo muy cerrado de nubes. Pronto nos descarga una fuerte tormenta, con abundante agua y granizo. Al principio, las piedras son como garbanzos, más o menos, pero acaban siendo como nueces. Ahí ya duelen al caer.
Julio y Cris corren para refugiarse en una cueva que encontramos, protegida por un muro de piedras, a pesar de mis protestas. Me parece innecesario refugiarse, aunque luego lo agradeceré viendo cómo se pone a llover. Arrecia por dos veces con rabia, aunque lo más gordo cae hacia el valle de Añisclo. Al día siguiente descubriremos un paisaje completamente blanco de granizo entre Góriz y el cañón de Añisclo.
En un momento de aparente calma, que parece que será largo, decidimos ponernos en marcha. Pero a los diez minutos de empezar a caminar, nos vuelve a diluviar.
Yo aprieto la marcha, siguiendo las marcas del GR-11, adelantándome a mis compañeros, y termino enrollado entre un grupo de piedras, en una pequeña hondonada, protegido de la lluvia y el granizo por mi poncho, por temor a los relámpagos que cada vez caen más cerca (a veces cuento menos de un segundo entre relámpago y trueno). Así permanezco más de quince minutos hasta que desisto y decido continuar, a pesar de las condiciones.
Poco antes de entrar en Góriz hay que cruzar un arroyo, que está muy crecido por la lluvia. Pierdo más de diez minutos bajo la intensa lluvia investigando por dónde está el mejor paso. No resulta sencillo.
Esta es la famosa noche de la final del Campeonato del Mundo de Fútbol (o algo así), así que en el refugio la gente se concentra en el comedor del refugio, debajo de dos pequeños altavoces conectados a una emisora de radio en FM, ante el estupor y la paciencia de los guardas, que intentan charlar durante la cena, a pesar de los "uyyysss" y los "sshhhh" de algunos montañeros con espíritu futbolero. Menuda peña.
Creo que es uno de los pocos días que a las 23:30 y pico se gritó "¡¡GOOOOLLLLL!!" de una forma exageradamente escandalosa, rompiendo el necesario silencio y que, en el fondo, nadie se sintió demasiado molesto por ello. (Bueno ... creo que no había holandeses entre nosotros (jajaja)).
Supongo que ya sabréis que ganó España (1-0). Era imposible no enterarse.
Fue una experiencia curiosa e interesante escuchar el partido por la radio, pero sobretodo ver las caras de desesperación y nervios que ponía la gente. Me encanta observarlos (jejeje).
Lunes 12 de julio 2010.
Refugio de Góriz - Collado de Góriz - La Fon Blanca - Collado de Añisclo - refugio de Pineta.
Distancia (plano) 14,5 Km, desnivel +1.057 m y -1.997 m.
Hoy toca despedir a Cris, que ha decidido bajarse a Torla, atravesando Ordesa. No le parece conveniente volverse por Añisclo a Pineta.
Así que salimos a eso de las 8:40, por encima de la estación meteorológica de Góriz, buscando las marcas del GR-11 y el Collado Superior de Góriz o Collata Arrablo.
La marcha no reviste ninguna dificultad y llevamos buen ritmo. En el mismo collado continuamos hacia el fondo del valle de Añisclo, evitando el paso de la Punta de las Olas. En el refugio de Góriz nos han aconsejado no cogerlo porque presenta todavía demasiada nieve.
En la Fon Blanca almorzamos, junto a una caseta de pastores y una pasarela metálica sobre el río. A partir de este punto hay que afrontar la subida más fuerte de la jornada hasta el Collado de Añisclo.
En el Collado de Añisclo comemos y descansamos un poco al sol. No son ni las 13:00 y no hemos apretado el ritmo. Me ha gustado la subida. Mucha agua por todos lados en forma de cascadas y saltos.
La peor parte del día empieza aquí. A partir del Collado de Añisclo (2.453 m), hay que bajar por el GR-11 hasta el refugio de Pineta (1.240 m), que se adivina al fondo del valle. Son más de 1.200 metros de desnivel negativo, que hay que descender en poco más de 2 kilómetros. Quizá tres. Es un rompe piernas.
Al principio hay mucha piedra suelta y la senda no es evidente. Yo voy con tiento, pues la ladera tiene mucha pendiente y da una falsa impresión de caída al vacío. Llega a impresionar.
Al llegar al hayedo que hay en el fondo del valle, resbalo y me caigo al suelo, de espaldas. Es la primera caída del viaje. Sin consecuencias.
Cruzar el río Cinca es otra mini-aventura. Está dividido en cuatro brazos, desbordado, y ha inundado caminos y sendas próximas al refugio. Nos toca descalzarnos y pasarlo con calma, con cuidado para que no nos arrastre la corriente. El agua fría se agradece después de tanta bajada. Noto la parte externa de ambos muslos muy recargada por la bajada. Es el cuádriceps, pero ... ¿fascia lata o vasto externo? ... ¡cuántas dudas!.
Al llegar al refugio descargamos las cosas y cogemos el coche para ir a buscar a Cris a Torla.
Martes 13 de julio 2010.
Tras la suculenta cena de anoche y el merecido descanso en el refugio, nos levantamos tranquilamente.
Julio y Cris se vuelven a casa, mientras que yo pasaré el día por el refugio, disfrutando de algún libro y hablando con la gente. Aprovecho para escribir un poco y para bajarme a Bielsa a dar una vuelta por esta muestra local de civilización. Busco pan fresco y fruta, que es lo que más echo de menos. Un rato de siesta y otro de baño. Día de relax total.
Pero el día no habría sido completo de no haber compartido la jornada con Agustín, con Birgit y Tamara, una singular familia de Madrid que están haciendo el GR-11. Tamara tiene sólo 10 años y está hecha una máquina. Ayer hicieron la misma etapa que nosotros y no protestó en todo el día. Me encantó conoceros y espero coincidir pronto con vosotros.
Dispongo de más de 750 fotos de la excursión completa, de las que más de 500 son mías. Me dicen que tengo "el dedito flojo" (no lo sabéis bien, jejeje). Os pongo una pequeña colección para compartirlas, ordenadas por itinerario y comentadas, pero no hacen justicia al sitio, como ya os he comentado.
Agradecimientos
Me veo obligado a dedicar un apartado de la crónica para recordar a la gente que me fuí encontrando y, sobre todo, con los que compartí algo de mi tiempo. Os llevaré siempre en mi memoria.
Gracias a Julio y a Cris por el viaje y la compañía. Me alegro de haberlo hecho con vosotros. Acordaos siempre de Lourdes (jejeje).
A la familia de Agustín "el rizos" por nuestro agradable y sorprendente encuentro. Da gusto hablar con vosotros.
A la gente del refugio de Pineta (Abel y Quique), por sus consejos y su paciencia. Al final no perdí ni la batería de la cámara, ni las camisetas gracias a vosotros (jejeje).
Y por último a Vicente, de Torrent, por tus consejos sobre el Vignemale. Me vinieron muy bien.
A todos, gracias.
Algunos comentarios finales.
El tema de la comida he decidido solucionarlo, para los cuatro días, con algunas barritas, fruta seca (orejones) y turrón de Jijona en varios formatos. Lo del turrón ha sido un acierto, ya que tiene proteínas (clara de huevo, almendras), azúcares y miel. En una tableta de poco peso (150 g) se concentran unas 570 Kcal. Además, al resultar algo graso al paladar, da sensación de saciedad con rapidez acompañándolo con agua. Lo aprendí de Paco Zen y me parece una idea perfecta. No me ha dado problemas ni un solo día, aunque termina por cansar tanto turrón (jejeje).
Por el agua, llevo 2 litros en un depósito tipo "camel", que meto dentro de la mochila, dejando el dosificador cerca del pecho. Siempre necesito mucho líquido y debo reponer de cuando en cuando, pero no hay problemas para encontrar agua de camino, evitando las zonas de ganado. Al final del día consumo unos 4 litros. A veces más.
Después de hacer el itinerario completo (en 4 días) y viendo que son unos 47 km y unos +4.500 m puedo afirmar que es muy factible e incluso me atrevería a hacerlo en dos días, empleando para ello menos de 24 horas en total (descansando una noche en Sarradets).
Siendo como es muy técnico y con tramos de cierta dificultad, que no permiten correr y que no sé si me atrevería a hacerlos de noche, no creo que pudiera a hacerlo del tirón (todo seguido, en menos de 24 horas).
Además, en la época en la que lo he hecho, hay demasiada nieve y no pudimos pasar por la Punta de las Olas, que nos hubiera evitado mucho camino y desnivel acumulado.
Lo de hacerlo en menos de 24 horas le llaman ahora "Monte Perdido Xtrem". Un nombre ocurrente para otra flipadura más en "montaña". Sólo apta para unos pocos.
Pero con toda franqueza: no creo que lo intente porque no creo que lo disfrutara. Hay mucho que ver y se pierde detalle con tanta velocidad y estrés ... y os lo digo por "otras" experiencias (puf).
Slow down and enjoy your path, baby!
Que bueno pedazo de ruta seguro que disfrutaste como un niño los Pirineos son una pasada naturaleza salvaje o al menos lo mas parecido que tenemos en nuestra península , te felicito
ResponderEliminarSaludos
Gracias por el comentario.
ResponderEliminarEs una pasada de ruta y en cuatro días se puede hacer con mucha calma y con comodidad, incluso si no se tiene un nivel físico muy alto.
Lo único que había que tener cuidado era con la nieve, que en estas fechas quedaba bastante, y tener ganas de disfrutarla. Me encanta la nieve (jejeje).
... pues el viaje a Pirineos no acabó aquí, pero eso será en la próxima crónica, dentro de un par de días (jejeje).
ResponderEliminarMuy chulas las fotos, que envida me das al verte rodeado por las cascadas de Gavarnie, felicidades por el recorrido, las explicaciones y la nieve presente.
Tengo pensado hacer esta ruta, pero no paro de darle vueltas, que no me parece correcto bajar hasta Pineta, yo le daría la vuelta pasando por la faja de Tormosa (que conozco) o por la terraza Bellevue que desconozco y añadiría subir al Perdido con cordino y un par de friends por la ruta de las escaleras. Salud y bonitas ascensiones.
Jorge Bordas
Hola, Jorge
EliminarLa faja de Tormosa estaba cubierta con demasiada nieve. Llevábamos crampones, pero en el refugio de Pineta y en Góriz nos desaconsejaron pasar por allí "por si acaso". Por eso bajamos a Fon Blanca.
Si puedes ir por arriba, te ahorras un buen desnivel. La subida al Perdido por ahí tengo entendida que es algo técnica, pero seguro que factible añadirla.
Gracias por el comentario.
Salud y mucha montaña.