El pasado 9 de mayo de 2009 conseguí finalizar la famosa Marató i Mitja 2009, en su XI edición, y que transcurre entre Castelló i Sant Joan de Penyagolosa (65 km y +2.500 m). Aquí el perfil.
La verdad es que no me he atrevido a hacer la crónica hasta ahora. 3 meses para decidirme a contarlo. Tal fue el impacto que me causó. Físico y moral.
La salida tiene lugar en Castelló, cerca del estadio del Castalla. Hemos quedado citados allí a las 5:00 para recoger el dorsal, entregar la bolsa con la ropa seca y entrar en la zona de control. Hemos madrugado mucho para venir aquí desde Valencia. Nos hemos juntado Julio, Anna y yo. Me toca el dorsal 1333. El objetivo es el de siempre: acabar. Pienso hacerla andando.
A las 6:00 nos dan la salida. El recorrido transcurre en gran parte por el GR-33. Al principio se camina demasiado por asfalto. Son caminos entre huertas, campos, polígonos y urbanizaciones. Somos casi 1500 participantes, por lo que en cuanto aparece la primera senda, pasada la A-7 y una urbanización, se forma un embudo y un gran tapón que nos deja a los participantes de cola literalmente parados.
Los veteranos bromean diciendo que es el tapón del Tossal Gros y que ya viene siendo tradicional. Anna hace rato que nos dejó y ahora vamos juntos Julio y yo.
La espera en el atasco se hace interminable. Estaremos más de 15 minutos esperando a que el grupo de caminantes y corredores se alargue y nos permita pasar a todos por la senda. Y eso que la gente de cabeza no va lenta. Pero se estrecha mucho y somos mucha gente. Un cachondo mental, maestro de música de profesión y de Santa Pola para más señas, saca una flauta dulce "sopranino" y nos deleita con algunas piezas para dolçaina (El tío Pep, alguna de moros i cristians, No en volem cap que no estiga borratxo, Maulets, etc.). Este gracioso personaje y sus paisanos me acompañarán bastante trecho del recorrido. Al menos el ambiente es muy alegre y distendido.
Aquí, esperando, es donde más se puede ver la aplicación práctica de aquella frase de "como los perros de Tomelloso", que hace referencia a que cuando salían a cazar, lo primero que hacían era ponerse a hacer sus necesidades y se les escapaban las piezas. La gente, según se para en el embudo, esperando para avanzar, va buscando un sitio donde evacuar los distintos fluidos y sólidos corporales. Eso si no lo han hecho momentos antes de salir. Parece que los nervios a algunas personas les "moviliza" el cuerpo. A otras se lo cierra. Se producen algunas escenas curiosas, con gente semiescondida entre las matas, junto al sendero, donde realmente les ve todo el mundo. Parece algo habitual.
El resto del recorrido hasta Les Useres no es nada del otro mundo. Demasiados caminos, algunos asfaltados. El físico está fresco, las fuerzas intactas y el tiempo inmejorable. Nada interesante que destacar, salvo que un poco antes de Borriol, Julio me abandona para trotar un poco. A partir de aquí, iré solo.
La llegada a Les Useres me resulta triunfal. Estoy bien y no noto más que una ligera molestia en la cadera. Nada importante.
A partir de aquí empieza de verdad la prueba, ya que habrá que subir tres sierras y buena parte del recorrido es por sendas.
La primera subida es nada más salir de Les Useres para cruzar la Serra de la Creu. El terreno está incendiado del año pasado, pero es bonito. A continuación, y después de algunas lomas, se llega a Sant Miquel de les Torroselles, que es una ermita fortificada muy interesante, donde han ubicado el avituallamiento. El dolor de la cadera ahora es más constante y se localiza en el punto de inserción del glúteo y el cuadriceps de la pierna derecha. Este dolor es más agudo cuando desciendo, pasando incluso a la zona lumbar.
La segunda subida es la de la Lloma Bernat, que tiene un tramo que se me atraganta un poco por la fuerte pendiente y que me produce cierto agobio, aunque sin llegar a la pájara. Una vez en la cumbrera de la Lloma, al empezar a bajarla, el dolor vuelve a agudizarse. Parece una pequeña contractura. Según avanzo, se me amplía hacia la rodilla. Parece que otra vez me va a dar la lata la cintilla iliotibial, como en otras marchas.
Al cabo de un rato, y a la vista de la población de Xodos, noto punzadas en la parte externa de la rodilla derecha, que se prolongan muslo arriba hacia la cadera. Como no puedo parar a descansar, que el tiempo está bastante limitado, el dolor se va haciendo más insoportable.
Justo cuando empiezo a subir hacia el pueblo de Xodos, me da la primera rampa en la rodilla. Esto no me había pasado nunca. La rodilla derecha me falla y me voy al suelo. Es un dolor agudo y punzante, acompañado de un ligero "clack" y la articulación pierde la posición, doblándose sin remedio. Aquí empieza mi calvario. La contractura del glúteo es muy molesta, pero lo peor es la cintilla. Hace rato que he tenido que bajar el ritmo de la marcha (antes pasaba de los 6 km/h) y voy bastante lento, casi de paseo.
Los últimos metros de subida hasta Xodos son una odisea, pero estoy empeñado en acabar. Mientras me repongo un poco en el avituallamiento, se me acerca un voluntario de la Cruz Roja y me invita a recibir un masaje. Cómo debo ir para que se haya dado cuenta de mi cojera. Se me hace un pequeño nudo en la garganta cuando le digo que no sé si podré acabar, que estoy pensando en abandonar y que igual no hay nada que hacer. ¿Cómo es posible que me pase esto a escasos 15 kilómetros de la meta? ¿Es este el final?.
Paso a un bajo donde hay habilitada una mesa-camilla y le explico el problema al masajista. Es un chaval joven. Le insisto que sólo quiero que me alivie un poco el dolor para poder acabar. Palpa un poco la zona y me dice que lo ve mal para que acabe. Que lo puede intentar, pero que el glúteo está muy contracturado. Empezamos mal. Me da un masaje suave y me ayuda a realizar varios estiramientos de glúteo, bíceps crural y cuadriceps. Al final, me pone un antiinflamatorio y me aplica un anestésico local. Con esto dice que podré hacer un trozo y que notaré la mejora.
Hemos estado casi 20 minutos trabajando el muslo y las posaderas. No tengo nada que perder por intentarlo.
Un poco más animado me pongo en marcha. Se nota mucho el masaje. Me pesan menos las piernas y no noto las punzadas de antes. No voy a apretar todavía, que tengo una subida fuerte hasta el Pla de la Creu y después la famosa Banyadera. No queda nada para acabar. ¡Un último esfuerzo y ya está!.
La subida al Pla de la Creu que el 25 de abril me costó un poco hacerla en compañía de Julio, y que se me hizo larga y pesada, ahora me resulta muy sencilla. Estoy como nuevo y no me duele casi la pierna. El masaje ha sido mano de santo.
Pasado el Pla de la Creu, empiezo a notar otra vez molestias en la cintilla y en el glúteo. Dos cortos tramos de bajada me recuerdan que hace unos kilómetros no podía casi caminar. Con las subidas no hay problema, pero las bajadas son mortales. Poco a poco, se pasa el efecto reparador del masaje. Todo lo bueno es temporal.
Estos últimos kilómetros antes de la meta se convierten en una tortura angustiosa. El dolor ha vuelto y la rodilla me falla cada 300 metros, más o menos. La llegada al último control, en el camino de subida al pico de Penyagolosa, en la Banyadera, la gente de la organización se me queda mirando con ojos atónitos. Debo dar lástima. La cojera es más que patente y llevo arrastrando la pierna derecha, casi tiesa, evitando en lo posible doblarla para que no me falle y apoyándola lo justo. Me preguntan si quiero abandonar, pero soy muy obstinado. Así reviente.
La última bajada por una divisoria antes de la meta se me hace un mundo. Es una senda muy bonita, rocosa y en la que hay que dar algunos saltitos que en condiciones normales me hubieran encantado. Debo ir a menos de 3 km/h y pienso, casi medito, cualquier movimiento o apoyo que realizo.
Casi toda la gente que había dejado atrás durante la marcha me ha adelantado entre Xodos y este punto. Algunos me reconocen y se sorprenden de dejarme atrás. Me dan ánimos y me dicen que queda muy poco. A mí esto me parece interminable.
Al fin aparece el ermitori de Sant Joan al fondo del valle. No queda nada. Está casi a tiro de piedra. Unos 600 metros antes de la meta me veo en medio de la senda a Julio y a Anna. Por la vestimenta, hace tiempo que han llegado a la meta. Estaban preocupados por mi retraso y han salido a buscarme. Me animan. A mí casi se me saltan las lágrimas de la emoción y del dolor. No puedo articular palabra aunque lo intente.
La llegada a meta es casi apoteósica. Renqueando, arrastrando la pierna derecha, dolorido y con un nudo en la garganta. Voy zombi. Casi no me entero de lo que me dicen. Sólo pienso en descansar.
Aquí os inserto las fotos del antes (poniéndonos el dorsal) y del después, en Sant Joan. Se ve perfectamente cómo acabé.
He tardado casi 14 horas y media (14:25:28) en completar el recorrido. Soy el participante 1174 que entra en meta. El 788 en mi categoría (masculino 18-44). Detrás de mí entrarán todavía otros 27 participantes. De no haber tenido problemas con la rodilla, creo que habría bajado de 12 horas y media.
Mis compañeros de jornada la consiguieron completar en menos de 11 horas. Anna incluso dice que año que viene bajará de las 10 horas. Es capaz de eso y más, cuando quiere. La maquinita atacará de nuevo.
En definitiva: HE CONSEGUIDO ACABAR LA MiM 2009.
¿El año que viene más? Cuando acabé en mayo dije que ni hablar. ¡Ni loco!.
Ahora, escribiendo estas líneas, casi 3 meses después, no lo tengo ya tan claro. Dudo y, después de probar otro calzado y comprobar que no he vuelto a tener la dichosa cintilla, parece que tengo argumentos para repetirla. Ya veremos.
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Enhorabuena por ser "finisher" (como dicen por ahí) de la MIM 2009.
ResponderEliminarEl chico del crono debió terminar de mi hasta el gorro, pues debió soñar aquella noche con el dorsal 1333. Venga a preguntarle por dónde había pasado y por dónde no, jeje.
Lo dicho, al año que viene más...eso es que ya estás enganchado. (Como yo, he de reconocerlo).
Eso sí, la cara que llevabas cuando llegaste a Sant Joan...digna de ver.
Enhorabuena de nuevo y a por la próxima!!
Gràcies a Julio i a tú per estar ahí pendents de mí, preocupats per saber si encara estava o no. Vaig patir a muntó, encara que segurament menys que tú.
ResponderEliminarPerò al final vaig acabar. Ha sigut una experiència dura, però extraordinària. No sé si repetiré, però vaig, conte amb tú (jajaja).