El pasado 13 de noviembre, la conselleria de Infraestructuras, Territorio y Medio Ambiente aprobó la Orden 22/2012, por la que se publica el Catálogo de árboles monumentales y singulares de la CV (consulta el DOCV del 23 de noviembre completo).
En esta norma se incluyen todos los árboles monumentales que lo son por protección genérica (Ley 4/2006, de 19 de mayo, de Patrimonio Arbóreo Monumental de la Comunitat Valenciana) y los catalogados de relevancia o interés local, que aparecen al final del catálogo, en una sección aparte.
Catálogo de árboles monumentales y singulares de la CV.
Curiosidades
En total, se han catalogado 705 árboles monumentales (protección genérica) y 140 árboles monumentales (de interés local).
Destaca el importante número de ejemplares catalogados en los términos de Villena (247), Puebla de San Miguel (140) y Vinarós (50). Casualmente, un término por provincia.
Las especies principales son olivos (302), sabinas (145), algarrobos (64), palmeras (58+15), carrascas (56), quejigos (38), tejos (16), entre otros.
Hay pocos árboles en Los Serranos y ninguno en Chelva, Tuéjar o Calles. Se incluyen algunos árboles catalogados en Aras y Titaguas.
Tengo la sensación que tendrán que actualizarlo pronto, porque hay algunos árboles que no están y algunos ayuntamientos han aprobado hace poco sus catálogos de árboles de interés local y éstos no están incluidos en su totalidad (o al menos, eso me parece).
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martes, 27 de noviembre de 2012
miércoles, 6 de junio de 2012
Benagéber. Para que no olvidemos.
Con algunas imágenes, sobran las palabras.
Incendio en Bercuta (Chelva) 1 de junio de 2012.
Afectó a la margen izquierda del embalse de Benagéber, Mataparda, el Cerrillar, la Delantera, los Pulpitillos, Malpasillo, Peña del Mediodía, Valdeserrillas, el Agua Salobre, cañón del Turia y las Colonias del embalse.
Intencionado y criminal. Mal rayo te parta.
Para que no olvidemos.
Perquè no oblidem.
De peur que nous oublions.
Nicht zu vergessen.
Lest we forget.
Listening to "Down with the new shit" updated, remixed, uncensored and extended version (Marilyn Manson vs Disturbed) and getting upset. I'm tired of such nonsense.
Actualización 27-junio-2012.
Gracias por el montaje y el vídeo.
Incendio en Bercuta (Chelva) 1 de junio de 2012.
Afectó a la margen izquierda del embalse de Benagéber, Mataparda, el Cerrillar, la Delantera, los Pulpitillos, Malpasillo, Peña del Mediodía, Valdeserrillas, el Agua Salobre, cañón del Turia y las Colonias del embalse.
Intencionado y criminal. Mal rayo te parta.
Para que no olvidemos.
Perquè no oblidem.
De peur que nous oublions.
Nicht zu vergessen.
Lest we forget.
| Embalse de Benagéber y Cañón del Turia desde las Colonias del Pantano |
![]() |
| Cañón del Turia aguas abajo de la presa de Benagéber (a la izquierda) |
Listening to "Down with the new shit" updated, remixed, uncensored and extended version (Marilyn Manson vs Disturbed) and getting upset. I'm tired of such nonsense.
Actualización 27-junio-2012.
Gracias por el montaje y el vídeo.
domingo, 23 de octubre de 2011
XXI Media Maratón Ciudad de Valencia 2011
Como ya sabéis, le tengo algo de reparo a las carreritas asfálticas, con su masiva presencia de participantes y su firme bituminoso. Digamos que me agobio en exceso y me dan algo de grima tanta gente y tanto sudor junto (jejeje).Así que, cuando hace unos meses me propusieron participar en la media maratón de Valencia, me entró la risa. ¿Yo? ¿Asfalto? (jajaja)
La historia se quedaría aquí, si no fuera porque hace un par de semanas me ví con una oferta tentadora: un dorsal cuya propietaria no podría utilizar, por motivos de salud, y que su pareja (un amigo de toda la vida) me lo ofrecía por si quería acompañarle. De primeras, me volvió a entrar la risa, pero a 5 días de la carrera me picó la curiosidad. ¿Y si ... ?.
Así que, aplicándome mi típico "pensat i fet", me decidí a participar. Mi primera media maratón de asfalto, sin haber entrenado específicamente, salvo mis cutre-entrenamientos habituales y con un objetivo claro: bajar de 2 horas. Para mí, toda una odisea, viniendo de donde vengo (jejeje).
Y, por un rato, hoy me he transformado en Cristina y he corrido con el dorsal de esta chica. Además, he sacado mejor tiempo que mi amigo, cosa que jamás lo hubiera imaginado.
Estoy hecho una máquina (jejeje)
Mi tiempo (el de Cristina) : 1 hora, 57 minutos y 58 segundos (a 5:35 min/km).
Día fantástico para correr, nublado y fresco, con una temperatura por debajo de 20ºC. La salida y meta en la zona del puerto. Circuito muy majo, aunque todo asfalto, por las principales avenidas de la ciudad y por el centro de Valencia. Aquí tenéis el track.
Reconozco que me ha llegado a gustar el ambiente, con muchos espectadores animando y algunos momentos de gran intensidad emotiva, en los que se me ha llegado a poner la piel de gallina:
- Momento "eco", con los vecinos de la calle Reina y los corredores aplaudiendo al unísono, como una piña. Sin motivo aparente. Sólo dar ánimos. Casi me salta una lágrima (km 8,5).
- Un policía invitando a un motorista flipado a que cruzase la calle, entre el río de corredores y diciéndole desde el otro lado de la calle "cruza si tienes huevos, valiente", mientras la gente increpaba al motorista. Me ha sabido a gloria. Payaso (jejeje).
- Corredores con calambres o desvanecimientos, atendidos por otros corredores incluso a pocos metros de la meta.
- En el Km 18 me he empezado a agobiar y a pensar que no llegaba dentro de las 2 horas previstas. ¿Me paro, no me paro?. Dilema. Me dolía un gemelo y estaba empezando a sentir angustia. Pero he aguantado e incluso he aumentado el ritmo. Mucha moral.
- El sprint final, adelantando a los compañeros que quedaban cerca, con un ritmo y unas ganas que parecía que acababa de salir (jejeje).
- Mucha gente conocida en carrera y en meta: Loli, que se ha venido con nosotros, Julio, Cris, satisfecha del resultado que le había conseguido (72º de veterana y 302º de chicas, jajaja), varios compañeros de orientación, la gente con la que salgo a entrenar entre semana y los compañeros de Marchadores de Chelva, haciendo propaganda de la IV Carrera por Montaña "Subida al Pico de Chelva", que se celebrará el próximo 30 de octubre y sobre la que me han querido tirar de las orejas (jejeje ... eso quisierais ...).
- ... y así muchos momentos más.
¿Para repetir?. No creo, pero reconozco que ha tenido su gracia. Guardaré buen recuerdo de esta prueba.
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viernes, 17 de junio de 2011
Titaguas - 7ª Orientación PLA . 1er clasificado.
El domingo 12 de junio se celebraba la 7ª prueba de la liga autonómica de Orientación en La Montalbana, entre los términos de Tuéjar y Titaguas, organizada por el equip-O de la Universitat de València.
Correr orientación en estos montes representa un pequeño sueño. Es volver a los orígenes, no ya por la comarca en la que están, donde conservo una buena colección de entrañables recuerdos (cualquier tiempo pasado parece que siempre fue mejor, jejeje), sino porque suponía ver los montes de siempre desde la nueva perspectiva del orientador. Muy diferente. Más friqui-O que nunca (jejeje).
No hemos ido demasiada gente, como siempre que se celebra una prueba fuera de Alicante. Es lo que hay. Además, se han acabado los buenos días de lluvias y frescor, para dar paso a un calor pegajoso, que molesta para correr por la sierra.
Mapa interesante, con bastante matorral y mucho pinar disperso. Zonas muy técnicas, con densidad excesiva de detalles y carrera no excesivamente larga. Tiene buena pinta.
Me han salido 8,54 Km y +400 m, que completo en poco más de 91 minutos y medio.
Acabo la carrera con buenas sensaciones, aunque algún rato lo he pasado físicamente mal por el calor. El resultado no parece malo, pero no me decido a mirar lo que ha sacado la gente hasta pasado un buen rato, comprobando, con bastante estupor (todavía no me lo creo, de hecho), que tengo el mejor tiempo en mi categoría (H-35). Parece imposible.
Reconozco que he ido muy conservador en los tramos más técnicos y mi físico en los largos no ha estado a la altura. No al menos como otras veces.
Sí tengo la sensación de haber perdido un minuto como mucho en el peor control y sacar todos sin problemas.
Constancia y regularidad. Creo que esas han sido las claves.
He visto con rapidez las trampas en el trazado, por lo que en algunos tramos procuro ir a rumbo y prácticamente caminando para asegurar. Mente fría y máxima concentración. Como en la carrera de relevos del CEO de este año. Me gusta (jejeje).
Cerca del final me encuentro con Agustín (UPV-O) y se me escapa una maldición. ¿No se supone que salía 30 minutos después que yo?. Si me ha pillado es que voy MUY mal (jajaja).
Pero no ... a mi pregunta me responde que ha abandonado y que está completando el bucle final. Le digo que perfecto y que nos echaremos una mano. Llego a perderlo un rato de vista. Estoy en racha (jejeje).
Así que ... carrera casi perfecta ... aunque ... el primero ... parece imposible (jajaja).
Unos lo justifican con un "jugabas en casa", otros con un "menuda suerte", otros con un "ha ido poca gente", otros (con toque zen) con un "el fruto de la perseverancia" ... ni idea. La verdad es que es la primera vez en un año y medio de aprendiz de orientador.
Mirando los parciales con detalle, veo que el primer puesto ha estado muy discutido toda la carrera con Eloy. Así que dudo que pueda repetir, que detrás ha quedado gente muy buena, pero reconozco que el sabor de boca es muy bueno. Es mi momento (jejeje)
En meta encuentro a Amelia y a Juan Carlos, que saludan. Muchas cosas de las que hablar. Hace tiempo que no nos veíamos. Y en la entrega de trofeos a Ramiro, claro (jajaja).
Al pasar de vuelta por Chelva miro con tristeza por la ventanilla. Un pensamiento nubla por un instante mi mente. ¿Un déjà-vu?. No podemos parar, que conduce Sergio ... otro día será ...
Correr orientación en estos montes representa un pequeño sueño. Es volver a los orígenes, no ya por la comarca en la que están, donde conservo una buena colección de entrañables recuerdos (cualquier tiempo pasado parece que siempre fue mejor, jejeje), sino porque suponía ver los montes de siempre desde la nueva perspectiva del orientador. Muy diferente. Más friqui-O que nunca (jejeje).
No hemos ido demasiada gente, como siempre que se celebra una prueba fuera de Alicante. Es lo que hay. Además, se han acabado los buenos días de lluvias y frescor, para dar paso a un calor pegajoso, que molesta para correr por la sierra.
Mapa interesante, con bastante matorral y mucho pinar disperso. Zonas muy técnicas, con densidad excesiva de detalles y carrera no excesivamente larga. Tiene buena pinta.
Me han salido 8,54 Km y +400 m, que completo en poco más de 91 minutos y medio.
Acabo la carrera con buenas sensaciones, aunque algún rato lo he pasado físicamente mal por el calor. El resultado no parece malo, pero no me decido a mirar lo que ha sacado la gente hasta pasado un buen rato, comprobando, con bastante estupor (todavía no me lo creo, de hecho), que tengo el mejor tiempo en mi categoría (H-35). Parece imposible.
PRIMER CLASIFICADO: NO ME LO PUEDO CREER!!!
Reconozco que he ido muy conservador en los tramos más técnicos y mi físico en los largos no ha estado a la altura. No al menos como otras veces.Sí tengo la sensación de haber perdido un minuto como mucho en el peor control y sacar todos sin problemas.
Constancia y regularidad. Creo que esas han sido las claves.
He visto con rapidez las trampas en el trazado, por lo que en algunos tramos procuro ir a rumbo y prácticamente caminando para asegurar. Mente fría y máxima concentración. Como en la carrera de relevos del CEO de este año. Me gusta (jejeje).
Cerca del final me encuentro con Agustín (UPV-O) y se me escapa una maldición. ¿No se supone que salía 30 minutos después que yo?. Si me ha pillado es que voy MUY mal (jajaja).
Pero no ... a mi pregunta me responde que ha abandonado y que está completando el bucle final. Le digo que perfecto y que nos echaremos una mano. Llego a perderlo un rato de vista. Estoy en racha (jejeje).
Así que ... carrera casi perfecta ... aunque ... el primero ... parece imposible (jajaja).
Unos lo justifican con un "jugabas en casa", otros con un "menuda suerte", otros con un "ha ido poca gente", otros (con toque zen) con un "el fruto de la perseverancia" ... ni idea. La verdad es que es la primera vez en un año y medio de aprendiz de orientador.
Mirando los parciales con detalle, veo que el primer puesto ha estado muy discutido toda la carrera con Eloy. Así que dudo que pueda repetir, que detrás ha quedado gente muy buena, pero reconozco que el sabor de boca es muy bueno. Es mi momento (jejeje)
En meta encuentro a Amelia y a Juan Carlos, que saludan. Muchas cosas de las que hablar. Hace tiempo que no nos veíamos. Y en la entrega de trofeos a Ramiro, claro (jajaja).
Al pasar de vuelta por Chelva miro con tristeza por la ventanilla. Un pensamiento nubla por un instante mi mente. ¿Un déjà-vu?. No podemos parar, que conduce Sergio ... otro día será ...
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domingo, 24 de octubre de 2010
Corriendo por Chelva. Una de montaña.
Ayer, sábado 23 de octubre, me subí a Chelva a visitar a los amigos y entretenerme limpiando monte para la carrera por montaña que se celebrará el domingo 31 de octubre.
Hemos quedado a las 9:00 en la plaza de Chelva y el día parece que será espléndido.
Me sorprende al salir de casa, a eso de las 7:30, una luna llena a ras del horizonte radiante, muy iluminada, grande, redonda, inmensa, como hacía tiempo que no la veía. Me deja embelesado un buen rato. Es una grata compañía para la carretera.
Tras copioso almuerzo, que se prolonga más de lo debido (como siempre), subimos a la sierra Vicent, Mikel y Mario. Buen trío. Hoy limpiaremos del Pico hasta el Andariel. No está mal.
A eso de las 15:00 dejamos las máquinas tranquilas y volvemos a Chelva a comer. Yo diría que la senda ha quedado incluso demasiado limpia (jejeje).
A las 17:00 he quedado con Juan Maz, con el que he coincidido para almorzar, y la gente de Marchadores de Chelva (Houston y compañía) para correr un rato por el recorrido de la carrera. Ví la convocatoria en su blog el jueves pasado y me pareció una idea estupenda para completar la jornada: por la mañana desbrozadora y por la tarde a estirar un rato las piernas. Pregunto por Mozos, que esta vez no viene (lástima), pero el grupo parece agradable.
Para hacer las cosas más fáciles, subimos en coche hasta el Pico, desde donde volveremos al pueblo. La excusa es que la subida nos la conocemos de sobra (jajaja) y que así comprobamos cómo está el itinerario, pero en bajada, claro. Por eso me ha parecido perfecta la propuesta (jejeje).
Nos han salido casi 16 Km con +600 m y -1160 m de desnivel, para los que hemos necesitado 2 horas y 18 minutos, de los que casi 20 minutos han sido descansos y paradas para reagruparnos.
El ritmo no ha sido la parte más importante a destacar y, sorprendentemente, me he visto todo el rato tirando del grupo y esperando al personal. Ni me lo creía. Sólo la cuesta de El Arenal se me ha atragantado un poco (los 9 minutos y pico que me ha costado subirla, caminando, claro). (jejeje).
He acabado al sprint con Houston, bastante sobrado de fuerzas, con la sensación de poder haberlo hecho mucho más rápido sin problemas y una satisfacción personal inmensa. Estoy muy contento. Menudo fondo llevo ganado en poco tiempo.
Un día de estos tendré que hacerla completa, que podría caer en menos de 3 horas. ¿Tal vez 2:45:00?. Los hay que no valemos para más y lo asumimos con resignación (jejeje).
Pero eso será en otra ocasión.
Me hace gracia ... a estas alturas y yo con estos pelos (jajaja).
domingo, 22 de agosto de 2010
XXXI Gran Fondo Internacional de Siete Aguas 2010
Ayer, sábado 21 de agosto de 2010, participé en el mítico Gran Fondo Internacional de Siete Aguas, en su 31ª edición. Y digo lo de mítico por lo que leo en los foros, ya que sabía de su existencia, pero no del gran aprecio que tiene entre los aficionados a las carreras de fondo.Me apunté el domingo pasado, 15 de agosto, entre excéptico y dudoso, haciendo caso a un compañero de orientación, que me picó. Antes o después tenía que intentar hacer 15.150 m y este podía ser un buen momento para intentarlo.
El mismo domingo, ya tuve problemas para dormir y soñé con grandes cuestas y una sensación de agobio tremenda. Paranoias innecesarias que me surgen cuando me enfrento a lo desconocido y no cuento con demasiadas referencias.
Con esta carrera me planteé dos objetivos claros: terminarla e intentar hacerlo por debajo de 1:30:00.
Llegado el día, y después de pasar la mañana en Chelva y comer en compañía familiar en Cheste, me voy a Siete Aguas para estar allí a eso de 17:00. Me toca aparcar a casi 1 km del pueblo.
Nada más llegar me encuentro con Jaifla, JJ y Ruso, del equipo de orientación UPV-O. ¡Hola, compañeros!. Menuda coincidencia.
Recogida de dorsal e intento pasar el rato relajándome y pensando en otra cosa que no sea en la carrera. Tengo una fuerte sensación de ansiedad y un nudo en el estómago. Ya sé que no es para tanto, pero intentad poneros en mi situación: hace cosa de un año que empecé a correr y ahora estoy pensando en completar 15 km del tirón, en una de las pruebas más duras por asfalto. Para mí es superar una barrera importante. Y sé que puedo hacerlo.
Para colmo, llevo un dolorcillo en el pie, localizado debajo del tobillo izquierdo. Me temo que me lo doblé o pisé mal a principio de semana y he procurado descansar todos estos días, llevando una tobillera. Me duele el pie sólo con apoyarlo en el suelo, pero no es grave. Es un mal augurio.
A las 19:30 nos dan la salida. Hace mucho calor. Creo que unos 28ºC. Somos más de 1.700 corredores y tardo bastante en cruzar la línea de salida.
En la primera parte del circuito, se da una vuelta al pueblo. Hay un ambiente tremendo. Gente en todas las aceras, animando y gritando con ganas. No estoy nada acostumbrado a esto (jejeje).
Alrededor del kilómetro 2 viene una fuerte subida a la que llaman "El Muro". Es una fuerte rampa (11%) que me obliga a bajar el ritmo, aunque consigo aguantar el tirón. A continuación, breve bajada y otra subida hasta la urbanización, donde hay un control. Le sigue otra fuerte bajada hasta la zona de salida, donde se empieza el segundo bucle de la carrera.
Aquí, alrededor del kilómetro 3,5 me empieza un pequeño dolor en la parte baja del vientre. ¿Flato? ¿A estas alturas?. Por fortuna, desaparece al cabo del rato sin darme cuenta. El pie no parece protestar demasiado. Se puede soportar bien.
Salimos por la carretera hacia Requena, a buscar la A-3. Luego volveremos por la misma ruta.
El sol, muy bajo en el horizonte, me molesta mucho. Intento mantener un ritmillo cómodo, pero no lo consigo con tanto sube y baja. Como referencia, voy siguiendo a un corredor disfrazado de Groucho Marx, que la organización ha puesto como "práctico" para completar la prueba en 1:30. Se le puede reconocer a distancia por los dos grandes globos que lleva enganchados a la espalda. Me parece una idea genial (jajaja).
En el siguiente avituallamiento me toca parar a beber. A ver si bajo algo las pulsaciones. El agua está caliente, pero apetece refrescarse un poco.
Nos cruzamos con la gente que va en cabeza de carrera, que vienen de frente. Esta gente va a menos de 3:45 min/km y muchos han terminado la carrera por debajo de los 60 minutos. Son lo mejor de lo mejor. La élite del atletismo. Da gusto verlos correr. Unas máquinas.
Tras varios kilómetros en los que las sensaciones han ido desde un "¿qué demonios hago yo aquí?" (km 5) a un "estoy que me salgo" (km 12), volvemos a ver el pueblo.
Llevo un par de kilómetro detrás de un chaval que mantiene un ritmo muy semejante al mío, aunque flojea cada vez más. En un momento dado, me invita a que le adelante y me anima a apretar un poco. Le digo que voy bien, que ni me lo creo. Estoy que me salgo y que sólo quedan dos kilómetros y medio para terminar. Estoy muy contento. Y lo digo bien alto y muy animado. La gente que corre cerca de nosotros se gira a mirarme con curiosidad. Nos reimos todos los presentes y algunos corredores me advierten de lo que queda por delante.
Entramos nuevamente en el pueblo, en la avenida que sube a la urbanización, que tiene una fuerte pendiente. Empiezo bien, pero pronto acuso el cansancio. Me toca subir un trozo andando. Voy más rápido que corriendo y, además, recupero. En la bajada adelanto a bastante gente, aunque no termino de coger velocidad. Otra subida fuerte antes del último avituallamiento, que encaro con rabia, pues no me la esperaba, y enfilamos una calle hacia la recta final.
A poco más de 500 metros de la meta la aglomeración de espectadores es tremenda. Muchísima gente en la acera animando a los corredores. Voy con la vista fija al frente, sin ver, y apenas les escucho, pero sí noto el ambiente. Miro el cronómetro y veo que ya no llegaré a menos de 1:30, como quería, pero que será por muy poco. Estoy a punto de conseguirlo.
De pronto, se me erizan los pelos de los brazos y una sensación muy extraña, como un calambre general, acompañado por una sensación de frío, me recorre todo el cuerpo. Un nudo en la garganta y unas ganas tremendas de llorar, aunque realmente no puedo. Y todavía no sé por qué. Siento una mezcla de tristeza, alegría, orgullo, satisfacción ... es un cocktail que no he conseguido todavía identificar. No recuerdo haber sentido algo así con anterioridad.
A 100 metros de meta me salta una lágrima y cruzo la meta con la vista perdida y sin apenas escuchar al speaker, que lo hace francamente bien. Joxe, me comentan después que se llama. Una máquina.
No sé describiros las sensaciones en meta, por más vueltas que le doy. Sólo sé que me saltaron algunas lágrimas más cuando me quitaba el chip. Estaba contento por haber conseguido acabar, pero a la vez sentía un profundo vacío. Extraño, ¿verdad?.
Al final, me ha salido un tiempo en mi cronómetro de 1:32:23, y he quedado el 1.321 de 1.725. No me debo quejar, para ser un novato. He rodado a 6:09 min/km, muy lejos de mi media habitual, pero estoy contento del resultado, aunque no haya conseguido bajar de 1:30.
Pero lo mejor es que he completado la distancia de 15,15 Km sin mayores problemas e incluso con ganas de más. Es la mayor distancia que he hecho hasta la fecha corriendo y las sensaciones han sido muy buenas.
Los resultados, clasificaciones, etc., los tenéis aquí.
He terminado sin dolor en el pie, pero con el gemelo izquierdo bastante cargado. Notaba (y noto) una pequeña contractura interna. Por lo demás, genial.
Si tuviera que poner un pero diría que sólo hay asfalto durante todo el recorrido. Echaba de menos algo de tierra, pero es lo que hay.
Felicitar desde estas líneas a la organización por la excelente prueba. La preparación y el trabajo que desarrollan es tremendo.
El ambiente es excelente y recomiendo a todo el mundo esta carrera. Incluso como espectador.
Avituallamiento final de isotónicas, agua, sandía y melón. Había también masajes, pero no me acerco. No tengo ganas de hacer cola.
La bolsa del corredor es estupenda y, además de la clásica camiseta, me encuentro con una botella de vino, una gorra y varios productos de frutos secos Churruca (ñam).
En una página web (corriendovoy.com) he encontrado un vídeo de la llegada a meta. Aparezco en el minuto 0:35, vestido con camiseta azul y gorra amarilla (jejeje).
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lunes, 16 de agosto de 2010
Rodando por Chelva. Subida a El Tiñoso, Benagéber y Barchel.
Tras la carrera del viernes 13 en Alcublas, con el diluvio que nos cayó, el sábado tenía pensado aprovechar para salir con la bicicleta de montaña un rato por Chelva.
Así que el 14 de agosto de 2010 por la mañana me levanté algo tarde (10:20) y nervioso. Quería subir a Benagéber por el Tiñoso y volver por Barchel otra vez a Chelva. Es una ruta que quería hacer desde hace algún tiempo, pero nunca encontraba la ocasión ni el ánimo.
Había estado estudiando el recorrido y sabía la que me esperaba. Por eso los nervios. No quería hacerla en verano, que el calor me agobia mucho y había pensado otra cosa, pero como ayer cayeron varias tormentas por la zona y hacía buena temperatura (24 ºC), sabía que tendría que intentarlo.
No he podido casi ni desayunar por los nervios y me he tenido que obligar a comer algo.
Despedida de Mikel y de Mari, que me dicen que estoy loco (¿eso ya lo sabíamos, no? ... jajaja) y salgo a las 12:00 de Chelva. Es muy tarde.
Bajo por la Cuesta San Joaquín camino del Molino Puerto. Este primer tramo y hasta la desviación a Puente Barrequena está todo asfaltado. Voy solo, pero animado.
La primera subida fuerte es la de la ermita de San Cristóbal, seguida por la de los Corrales del Alto, tras un breve llano. Aquí me encuentro a Santos, que está trabajando. Me paro unos minutos con él y comentamos la actuación de karaoke que nos ofreció anoche en Calles, en el pub Kopone, rodeados de gente conocida.
Le tengo que cortar 15 minutos más tarde. Me estoy enfriando y el sol empieza a calentar. Sigo muy nervioso.
Al llegar a Puente Barrequena miro al frente. Al otro lado del río Turia puedo ver la subida al Tiñoso, cuajada de curvas de 180º que suben de forma continuada y buena pendiente hasta cerca del geodésico. Desde aquí da miedo.
Con Platero y Tú y alguna cosa de Fito & Fitipaldis a toda pastilla en el reproductor MP3, intento mantener el tipo en las cuestas. Se me hace eterno. El sol cae con ganas, aunque no hace demasiado calor. En esta subida no hay sombra (jejeje).
En una curva, por una extraña intuición que a veces me sorprende, decido parar para beber e instintivamente giro la cabeza hacia el este. Son las 13:10 y una gran columna de humo se alza en lo que me parece Olocau. Es Calderona seguro. Hoy la visibilidad es magnífica. Es amarillenta y sube tranquila, casi bailando. Con la que cayó ayer, debe ser un rayo que ha salido con el calor de la mañana y parece progresar con dificultad. Sin viento.
Por la tarde confirmo que se trataba de un incendio por rayo en Marines, en los Panizares, frente al Castillo del Real. Mal sitio para caer, pero como el monte está muy húmedo de ayer, le costó desarrollarse. Seguimos teniendo suerte. ¡Qué "sexto sentido" que tengo! (jejeje).
NOTA: He comprobado que la hora del incendio en el artículo de prensa, además de algunas cuestiones puntuales, no son del todo correctas. Cosas de la prensa.
Un rato más tarde y tras un falso llano hasta el Collado de Nieva y un pronunciado descenso, llego al pueblo de Benagéber. Parece que están en fiestas.
Me voy directo al bar de siempre para pedir una cerveza bien fría y comerme el bocata que llevo conmigo. Son las 14:30. Descanso "a la fresca" un rato. Me lo he ganado.
Pasadas las 15:00 la emprendo en dirección al embalse de Benagéber por la carretera de Utiel a Benagéber, pero primero hago acopio de agua en la Fuente San Isidro, en la aldea de Nieva. Las fuentes que he encontrado en el pueblo no funcionaban.
Cuando llego al embalse de Benagéber me lo encuentro lleno hasta la bandera. Tiene agua hasta casi el desagüe superior. Un espectáculo digno de dioses y nada habitual para el mes de agosto. Este año es excepcional.
Por el camino de servicio del canal me dirijo hacia Barchel, después de saltar la barrera de acero que impide el paso a los vehículos. Hay que coger el de la derecha, que el otro nos baja a la central eléctrica.
Paro en el mirador habitual, para contemplar el cañón del Turia. Este paseo es una gozada. El río está que se sale. Habrá que tomarse en serio lo de bajarlo con piragua o incluso con colchoneta (jejeje).
Los Chorros de Barchel tienen mucha agua este año. Me paro un rato a disfrutar del sitio, que está muy solitario. Xé, què xolí!
Continúo por la pista hacia el barranco del Mas de Alonso, siguiendo los túneles. Parece que han arreglado el camino. Decido cambiar de música, para poner algo de spinning, que sé que lo que viene no será nada fácil, aunque sigo prefiriendo el rock (jejeje).
En la desviación hacia Las Cortinas me equivoco y me voy hasta el barranco. Me toca dar la vuelta para volver a la ruta, en una pista lateral que sube bruscamente junto a un muro chapado de piedra. Esta entrada está algo erosionada, tiene mucha pendiente y hay que andar con cuidado con las piedras. Cuando empieza a llanear, unos 150 metros más arriba, el camino tiene el firme nuevo y da gusto rodar por él, sin piedras ni cárcavas. Un lujo.
Subida hasta la casa de La Cortina, donde encuentro el depósito y la fuente por la que ya no sale agua. Estará atascada. Unos metros más adelante, decido desviarme en un cruce a la derecha, hacia el Collado de la Cortina, empalmando con el camino del Tiñoso a Nieva. Con agrado veo que se podría continuar por la izquierda, hasta el Collado Estrecho por las Casas del Estrecho. Han arreglado todos estos caminos y ahora da gusto circular por aquí.
En la bajada hacia Puente Barrequena vuelvo a acordarme que el freno trasero falla un poco y que desde la Treparriscos que no lo he arreglado (puf).
En la imposta del puente que cruza el Turia me paro para disfrutar un rato del río. Está precioso.
Aquí empieza nuevamente el asfalto y la peor subida del día. Yo creía que había sido la del Tiñoso, pero NO. La peor subida es la conocida como "Cuesta del Muerto". Es un tramo asfaltado y estrecho que en algún trozo supera el 23% de pendiente y en el que tengo que meter el molinete y mantener el tipo como puedo. Me mata.
Llegada a Chelva a las 18:00. Me han salido 51,68 km, +1.912 m, -1.876 m y me ha costado 4 horas y 30 minutos rodando, con 75 minutos entre descansos y paraditas. La IBP es de 159.
Es una de las rutas en bicicleta que me han resultado más complicadas, muy exigente físicamente, aunque la he disfrutado mucho, pero que mucho.
Me la apunto entre las favoritas y os la recomiendo, aunque evitad hacerla en verano (jejeje).
Así que el 14 de agosto de 2010 por la mañana me levanté algo tarde (10:20) y nervioso. Quería subir a Benagéber por el Tiñoso y volver por Barchel otra vez a Chelva. Es una ruta que quería hacer desde hace algún tiempo, pero nunca encontraba la ocasión ni el ánimo.
Había estado estudiando el recorrido y sabía la que me esperaba. Por eso los nervios. No quería hacerla en verano, que el calor me agobia mucho y había pensado otra cosa, pero como ayer cayeron varias tormentas por la zona y hacía buena temperatura (24 ºC), sabía que tendría que intentarlo.
No he podido casi ni desayunar por los nervios y me he tenido que obligar a comer algo.
Despedida de Mikel y de Mari, que me dicen que estoy loco (¿eso ya lo sabíamos, no? ... jajaja) y salgo a las 12:00 de Chelva. Es muy tarde.
Bajo por la Cuesta San Joaquín camino del Molino Puerto. Este primer tramo y hasta la desviación a Puente Barrequena está todo asfaltado. Voy solo, pero animado.
La primera subida fuerte es la de la ermita de San Cristóbal, seguida por la de los Corrales del Alto, tras un breve llano. Aquí me encuentro a Santos, que está trabajando. Me paro unos minutos con él y comentamos la actuación de karaoke que nos ofreció anoche en Calles, en el pub Kopone, rodeados de gente conocida.
Le tengo que cortar 15 minutos más tarde. Me estoy enfriando y el sol empieza a calentar. Sigo muy nervioso.
Al llegar a Puente Barrequena miro al frente. Al otro lado del río Turia puedo ver la subida al Tiñoso, cuajada de curvas de 180º que suben de forma continuada y buena pendiente hasta cerca del geodésico. Desde aquí da miedo.
Con Platero y Tú y alguna cosa de Fito & Fitipaldis a toda pastilla en el reproductor MP3, intento mantener el tipo en las cuestas. Se me hace eterno. El sol cae con ganas, aunque no hace demasiado calor. En esta subida no hay sombra (jejeje).
En una curva, por una extraña intuición que a veces me sorprende, decido parar para beber e instintivamente giro la cabeza hacia el este. Son las 13:10 y una gran columna de humo se alza en lo que me parece Olocau. Es Calderona seguro. Hoy la visibilidad es magnífica. Es amarillenta y sube tranquila, casi bailando. Con la que cayó ayer, debe ser un rayo que ha salido con el calor de la mañana y parece progresar con dificultad. Sin viento.
Por la tarde confirmo que se trataba de un incendio por rayo en Marines, en los Panizares, frente al Castillo del Real. Mal sitio para caer, pero como el monte está muy húmedo de ayer, le costó desarrollarse. Seguimos teniendo suerte. ¡Qué "sexto sentido" que tengo! (jejeje).
NOTA: He comprobado que la hora del incendio en el artículo de prensa, además de algunas cuestiones puntuales, no son del todo correctas. Cosas de la prensa.
Un rato más tarde y tras un falso llano hasta el Collado de Nieva y un pronunciado descenso, llego al pueblo de Benagéber. Parece que están en fiestas.
Me voy directo al bar de siempre para pedir una cerveza bien fría y comerme el bocata que llevo conmigo. Son las 14:30. Descanso "a la fresca" un rato. Me lo he ganado.
Pasadas las 15:00 la emprendo en dirección al embalse de Benagéber por la carretera de Utiel a Benagéber, pero primero hago acopio de agua en la Fuente San Isidro, en la aldea de Nieva. Las fuentes que he encontrado en el pueblo no funcionaban.
Cuando llego al embalse de Benagéber me lo encuentro lleno hasta la bandera. Tiene agua hasta casi el desagüe superior. Un espectáculo digno de dioses y nada habitual para el mes de agosto. Este año es excepcional.
Por el camino de servicio del canal me dirijo hacia Barchel, después de saltar la barrera de acero que impide el paso a los vehículos. Hay que coger el de la derecha, que el otro nos baja a la central eléctrica.
Paro en el mirador habitual, para contemplar el cañón del Turia. Este paseo es una gozada. El río está que se sale. Habrá que tomarse en serio lo de bajarlo con piragua o incluso con colchoneta (jejeje).
Los Chorros de Barchel tienen mucha agua este año. Me paro un rato a disfrutar del sitio, que está muy solitario. Xé, què xolí!
Continúo por la pista hacia el barranco del Mas de Alonso, siguiendo los túneles. Parece que han arreglado el camino. Decido cambiar de música, para poner algo de spinning, que sé que lo que viene no será nada fácil, aunque sigo prefiriendo el rock (jejeje).
En la desviación hacia Las Cortinas me equivoco y me voy hasta el barranco. Me toca dar la vuelta para volver a la ruta, en una pista lateral que sube bruscamente junto a un muro chapado de piedra. Esta entrada está algo erosionada, tiene mucha pendiente y hay que andar con cuidado con las piedras. Cuando empieza a llanear, unos 150 metros más arriba, el camino tiene el firme nuevo y da gusto rodar por él, sin piedras ni cárcavas. Un lujo.
Subida hasta la casa de La Cortina, donde encuentro el depósito y la fuente por la que ya no sale agua. Estará atascada. Unos metros más adelante, decido desviarme en un cruce a la derecha, hacia el Collado de la Cortina, empalmando con el camino del Tiñoso a Nieva. Con agrado veo que se podría continuar por la izquierda, hasta el Collado Estrecho por las Casas del Estrecho. Han arreglado todos estos caminos y ahora da gusto circular por aquí.
En la bajada hacia Puente Barrequena vuelvo a acordarme que el freno trasero falla un poco y que desde la Treparriscos que no lo he arreglado (puf).
En la imposta del puente que cruza el Turia me paro para disfrutar un rato del río. Está precioso.
Aquí empieza nuevamente el asfalto y la peor subida del día. Yo creía que había sido la del Tiñoso, pero NO. La peor subida es la conocida como "Cuesta del Muerto". Es un tramo asfaltado y estrecho que en algún trozo supera el 23% de pendiente y en el que tengo que meter el molinete y mantener el tipo como puedo. Me mata.
Llegada a Chelva a las 18:00. Me han salido 51,68 km, +1.912 m, -1.876 m y me ha costado 4 horas y 30 minutos rodando, con 75 minutos entre descansos y paraditas. La IBP es de 159.
Es una de las rutas en bicicleta que me han resultado más complicadas, muy exigente físicamente, aunque la he disfrutado mucho, pero que mucho.
Me la apunto entre las favoritas y os la recomiendo, aunque evitad hacerla en verano (jejeje).
domingo, 15 de agosto de 2010
III Subida a los Molinos de Alcublas o "running in the rain"
El pasado viernes 13 de agosto a las 18:30 se celebró en Alcublas (Valencia) la III Subida a los Molinos.
Se trata de una carrera popular de 8,20 Km y +276 m, en la que se sube a una colina cercana, donde se ubican los conocidos molinos que conserva esta localidad.
Como no tenía nada mejor que hacer y la distancia me parecía más que razonable, decidí apuntarme y ver qué pasaba.
Llegado el día, me armo de valor. No sólo nos han dado previsión de tormenta, sino que además el cielo no hace sino que confirmar las previsiones. Si llueve como lo ha hecho esta mañana por Calderona, me voy a divertir (jejeje).
Poco a poco va llegando la gente. Somos unos 150 participantes. Conozco alguno de vista y en especial a la gente de atletismo de la UPV (Carol y demás). Aquí parece que hay algo de nivel. Espero no llegar el último (jajaja).
Hace fresco en la zona de salida. Unos 18ºC. Parece imposible que estemos en pleno agosto.
Salimos puntuales desde la puerta del Mesón. Empezamos a trotar y pronto empiezan a caer pequeñas gotas de agua que se transforman en una ducha ligera que tiene visos de convertirse en torrencial aguacero.
Cruzamos las calles de Alcublas, dando la vuelta al pueblo y empezamos la subida a los molinos por la ladera oeste. En la subida (asfaltada) se me unen varias personas a "mi sombra" (¡quita bicho, quita!).
Yo mantengo un ritmo constante desde la salida y saco más velocidad en las cuestas que el resto de corredores. Alguno me da conversación (jajaja). Voy adelantando grupitos sueltos que se frenan en la cuesta. Me sorprendo a mí mismo. Cuando me quiero dar cuenta, llevo más de 10 corredores detrás mío. Ni que fuera una liebre (jajaja).
Al llegar al collado, giramos a la izquierda para coger el cortafuegos. Tiene bastante pendiente y muchas piedras. Aquí la mayoría decide caminar. Yo les voy pasando, alternando la carrera con caminar a grandes zancadas. Voy ligero. Ha empezado a arreciar y estamos en pleno diluvio universal.
Cerca de los Molinos empiezan a verse relámpagos. Tengo la gafas completamente empañadas y cubiertas de gotitas de agua. No veo nada más allá de 10 metros. Maldigo la hora que me he dejado la gorra en casa. Le damos la vuelta a los Molinos y encaramos una pista que baja hacia la ladera este. Empieza a haber agua por todos lados. Parece una marjal.
En la bajada empieza a adelantarme gente. Aunque voy corriendo, no llevo tanta velocidad como ellos (jejeje).
A continuación viene un falso llano asfaltado, que realmente tiene una ligera pendiente en bajada. Voy chopado y empiezo a tener frío. Entre la niebla de las gafas y la lluvia veo cómo me va pasado el personal que adelantaba en la cuesta. Pero aún adelanto a gente y voy a buen ritmo para mí (unos 5:15 min/km). Incluso durante un rato me pongo a 4:30 min/km (jejeje).
Vuelve a arreciar la lluvia con ganas y el camino asfaltado se convierte en un pequeño riachuelo. Las zapatillas son una masa de tejido y agua y no oigo más que un "chop chop" constante (jajaja).
Veo caer un par de rayos en los Molinos y otro al frente, junto al pueblo. Uno de ellos ha caído a menos de 250 metros de donde yo estoy. Empiezo a pensar lo peor, así que aprieto el ritmo.
Al llegar al pueblo, nos desvían por lo que debería ser un bonito camino que rodea el pueblo por el este, formando una rambla. Con la que ha caído, aquí se ha formado un torrente que me cubre más allá de los gemelos, casi a las rodillas. Uno de los voluntarios nos indica que tengamos cuidado, que hay piedras y hoyos que no se ven. Es lo que nos faltaba (jajaja).
Intento meterme lo mínimo en el agua, que no tengo ganas de nadar, e intento pasar por uno de los márgenes, subiendo y bajando bancales y corriendo cuando puedo por las tablas de cultivo. Esto es una gymkana en toda regla. Parece una carrera de orientación (jajaja).
Delante mío se cae una chica dentro del agua. No creo que note la diferencia, pues estaría chopada de antes. Se levanta riéndose. Eso es bueno.
Llego a meta con un tiempo de 48:54. Me parece demasiado, pero no puedo pedir más, dadas las condiciones (jajaja).
No queda casi gente en la calle y sólo se ven paraguas. Están todos refugiados bajo los portales, en los garajes o han salido corriendo al coche o al polideportivo.
Me intento proteger de la lluvia bajo un portal y una vecina me sale con una toalla seca. Le agradezco el gesto, pero no se la cojo. Estoy muy mojado y no hay ya nada que hacer, que mejor la guarde para otro. Gracias. El detalle me emociona (puf ... ese nudo en la garganta ...).
Las sensaciones son buenas y la lluvia ha sido un elemento nuevo, que le ha dado un toque divertido a la carrerita. La he disfrutado a lo grande. Estoy muy entero y podría haber corrido un rato más.
Haciendo cola para recoger la botellita de aceite que regalaban, el agua me cubre los tobillos.
Parece que lleve zapatillas nuevas, ya que la lluvia ha limpiado el polvo rojo de Calderona del otro día. Al final me vendrá bien el Gore-tex para estas cosas (jajaja).
En meta, algunos corredores, entre risas y bromas por la lluvia, se quejan a la organización que no tengan bicicletas, para poder completar la triatlón, que de piscina ya hemos hecho más de la que debíamos (jajaja).
Otro se sienta en el suelo, con el agua por los riñones y se pone a remar, entre las carcajadas de la gente.
Otro pregunta por la piscina, para darse un baño. Era uno de los alicientes que ofrecía la organización para el final de la prueba, pero nadie esperaba encontrarla durante toda la carrera (jajaja).
En el coche me enrollo en una manta y me intento secar. La toalla se me queda pequeña. Voy hecho un pollo y tengo frío.
Me pongo a cantar a voz en grito el "I'm running in the rain", versión adaptada del "I'm singing in the rain", aunque en la clásica de Gene Kelly no llovía con tantas ganas como hoy.
Empieza a ser costumbre cantarla, que el pasado 10 de agosto, cayeron cuatro gotas mientras trotaba por el río y me arranqué a tararearla entre dientes. Hoy tenía más motivos. La lluvia me pone de muy buen humor y más en verano (jajaja).
He encontrado fotos en este foro. Vale la pena verlas para haceros una idea de la odisea. No salgo en ninguna (jejeje).
Estoy contento, me lo he pasado de maravilla y no he llegado el último. ¿Qué más se puede pedir?. Pues ... completar el día en Chelva, con Mikel y Mari, y en el Kopone, en Calles, escuchando cantar a Santos. Cada día lo hace mejor.
Se trata de una carrera popular de 8,20 Km y +276 m, en la que se sube a una colina cercana, donde se ubican los conocidos molinos que conserva esta localidad.
Como no tenía nada mejor que hacer y la distancia me parecía más que razonable, decidí apuntarme y ver qué pasaba.
Llegado el día, me armo de valor. No sólo nos han dado previsión de tormenta, sino que además el cielo no hace sino que confirmar las previsiones. Si llueve como lo ha hecho esta mañana por Calderona, me voy a divertir (jejeje).
Poco a poco va llegando la gente. Somos unos 150 participantes. Conozco alguno de vista y en especial a la gente de atletismo de la UPV (Carol y demás). Aquí parece que hay algo de nivel. Espero no llegar el último (jajaja).
Hace fresco en la zona de salida. Unos 18ºC. Parece imposible que estemos en pleno agosto.
Salimos puntuales desde la puerta del Mesón. Empezamos a trotar y pronto empiezan a caer pequeñas gotas de agua que se transforman en una ducha ligera que tiene visos de convertirse en torrencial aguacero.
Cruzamos las calles de Alcublas, dando la vuelta al pueblo y empezamos la subida a los molinos por la ladera oeste. En la subida (asfaltada) se me unen varias personas a "mi sombra" (¡quita bicho, quita!).
Yo mantengo un ritmo constante desde la salida y saco más velocidad en las cuestas que el resto de corredores. Alguno me da conversación (jajaja). Voy adelantando grupitos sueltos que se frenan en la cuesta. Me sorprendo a mí mismo. Cuando me quiero dar cuenta, llevo más de 10 corredores detrás mío. Ni que fuera una liebre (jajaja).
Al llegar al collado, giramos a la izquierda para coger el cortafuegos. Tiene bastante pendiente y muchas piedras. Aquí la mayoría decide caminar. Yo les voy pasando, alternando la carrera con caminar a grandes zancadas. Voy ligero. Ha empezado a arreciar y estamos en pleno diluvio universal.
Cerca de los Molinos empiezan a verse relámpagos. Tengo la gafas completamente empañadas y cubiertas de gotitas de agua. No veo nada más allá de 10 metros. Maldigo la hora que me he dejado la gorra en casa. Le damos la vuelta a los Molinos y encaramos una pista que baja hacia la ladera este. Empieza a haber agua por todos lados. Parece una marjal.
En la bajada empieza a adelantarme gente. Aunque voy corriendo, no llevo tanta velocidad como ellos (jejeje).
A continuación viene un falso llano asfaltado, que realmente tiene una ligera pendiente en bajada. Voy chopado y empiezo a tener frío. Entre la niebla de las gafas y la lluvia veo cómo me va pasado el personal que adelantaba en la cuesta. Pero aún adelanto a gente y voy a buen ritmo para mí (unos 5:15 min/km). Incluso durante un rato me pongo a 4:30 min/km (jejeje).
Vuelve a arreciar la lluvia con ganas y el camino asfaltado se convierte en un pequeño riachuelo. Las zapatillas son una masa de tejido y agua y no oigo más que un "chop chop" constante (jajaja).
Veo caer un par de rayos en los Molinos y otro al frente, junto al pueblo. Uno de ellos ha caído a menos de 250 metros de donde yo estoy. Empiezo a pensar lo peor, así que aprieto el ritmo.
Al llegar al pueblo, nos desvían por lo que debería ser un bonito camino que rodea el pueblo por el este, formando una rambla. Con la que ha caído, aquí se ha formado un torrente que me cubre más allá de los gemelos, casi a las rodillas. Uno de los voluntarios nos indica que tengamos cuidado, que hay piedras y hoyos que no se ven. Es lo que nos faltaba (jajaja).
Intento meterme lo mínimo en el agua, que no tengo ganas de nadar, e intento pasar por uno de los márgenes, subiendo y bajando bancales y corriendo cuando puedo por las tablas de cultivo. Esto es una gymkana en toda regla. Parece una carrera de orientación (jajaja).
Delante mío se cae una chica dentro del agua. No creo que note la diferencia, pues estaría chopada de antes. Se levanta riéndose. Eso es bueno.
Llego a meta con un tiempo de 48:54. Me parece demasiado, pero no puedo pedir más, dadas las condiciones (jajaja).
No queda casi gente en la calle y sólo se ven paraguas. Están todos refugiados bajo los portales, en los garajes o han salido corriendo al coche o al polideportivo.
Me intento proteger de la lluvia bajo un portal y una vecina me sale con una toalla seca. Le agradezco el gesto, pero no se la cojo. Estoy muy mojado y no hay ya nada que hacer, que mejor la guarde para otro. Gracias. El detalle me emociona (puf ... ese nudo en la garganta ...).
Las sensaciones son buenas y la lluvia ha sido un elemento nuevo, que le ha dado un toque divertido a la carrerita. La he disfrutado a lo grande. Estoy muy entero y podría haber corrido un rato más.
Haciendo cola para recoger la botellita de aceite que regalaban, el agua me cubre los tobillos.
Parece que lleve zapatillas nuevas, ya que la lluvia ha limpiado el polvo rojo de Calderona del otro día. Al final me vendrá bien el Gore-tex para estas cosas (jajaja).
En meta, algunos corredores, entre risas y bromas por la lluvia, se quejan a la organización que no tengan bicicletas, para poder completar la triatlón, que de piscina ya hemos hecho más de la que debíamos (jajaja).
Otro se sienta en el suelo, con el agua por los riñones y se pone a remar, entre las carcajadas de la gente.
Otro pregunta por la piscina, para darse un baño. Era uno de los alicientes que ofrecía la organización para el final de la prueba, pero nadie esperaba encontrarla durante toda la carrera (jajaja).
En el coche me enrollo en una manta y me intento secar. La toalla se me queda pequeña. Voy hecho un pollo y tengo frío.
Me pongo a cantar a voz en grito el "I'm running in the rain", versión adaptada del "I'm singing in the rain", aunque en la clásica de Gene Kelly no llovía con tantas ganas como hoy.
Empieza a ser costumbre cantarla, que el pasado 10 de agosto, cayeron cuatro gotas mientras trotaba por el río y me arranqué a tararearla entre dientes. Hoy tenía más motivos. La lluvia me pone de muy buen humor y más en verano (jajaja).
He encontrado fotos en este foro. Vale la pena verlas para haceros una idea de la odisea. No salgo en ninguna (jejeje).
Estoy contento, me lo he pasado de maravilla y no he llegado el último. ¿Qué más se puede pedir?. Pues ... completar el día en Chelva, con Mikel y Mari, y en el Kopone, en Calles, escuchando cantar a Santos. Cada día lo hace mejor.
(Post Scriptum 18-ago-2010) Con los días, he encontrado dos vídeos de la carrera.
En el primero, se puede apreciar con detalle cómo estaba el camino antes de meta y unos minutos antes que pasara yo, que iba mucho más crecido (lo que se oye al final es un trueno).
En el otro, aparezco al principio, de espaldas y por casualidad (camiseta roja, se me ve un instante de perfil). Disfrutadlos.
(Post Scriptum 19-ago-2010) Me han enviado una foto en la que aparezco poco después de la salida, corriendo entre las callejuelas de Alcublas. Gracias, Carol.
Os la pongo para vuestro disfrute. Es fácil identificarme: por tamaño, forma y color (rojo) (jajaja).
En el primero, se puede apreciar con detalle cómo estaba el camino antes de meta y unos minutos antes que pasara yo, que iba mucho más crecido (lo que se oye al final es un trueno).
En el otro, aparezco al principio, de espaldas y por casualidad (camiseta roja, se me ve un instante de perfil). Disfrutadlos.
(Post Scriptum 19-ago-2010) Me han enviado una foto en la que aparezco poco después de la salida, corriendo entre las callejuelas de Alcublas. Gracias, Carol.Os la pongo para vuestro disfrute. Es fácil identificarme: por tamaño, forma y color (rojo) (jajaja).
(P.S. 21-ago-2010) Y he encontrado otro blog con la crónica y muchas fotos: el de la Asociación Cultural Las Alcublas (ACLA). Aunque sigo sin encontrarme en ninguna, aparte de la de Carol (jejeje).
sábado, 12 de junio de 2010
Rodando por el Turia - 72 km.
Esta mañana tenía el firme propósito de coger la bici "en serio", después de un par de rodaditas por la sierra de Chiva de estas semanas pasadas. Oficialmente, he vuelto a abrir mi temporada ciclista, después de un frío y lluvioso invierno. La temporada de orientación se termina de momento y hay que aprovechar (jejeje).
Mi intención para hoy, sábado 12 de junio, era subir a Chelva, pero no he encontrado el quorum mínimo necesario. Y no me apetecía esta vez rodar solo por allí. Así que optado por lo más próximo: el parque fluvial del Turia, con alguna variación improvisada.
Y creo que me he pasado un poco, batiendo mi propio récord en distancia.
Me han salido un total de 72,21 km, +650 m de desnivel, en 4 horas y 5 minutos en movimiento. Estoy contento.
Los antecedentes por Chiva han sido para ir abriendo boca:
El jueves 3 de junio hice unos tristes 23 km y +532 m, entre Chiva, la Fuente Umbría y el Castillo, después de tirarme media tarde peleándome con las ruedas de la bicicleta, que las tenía las dos deshinchadas y tuve que cambiar una cámara y todo. Hacía tiempo que no cogía la burreta y la tenía demasiado abandonada. Total ... un desastre.
El martes 8 de junio volví a coger la bicicleta un rato. Esta vez para intentar completar una ruta entre Chiva y Siete Aguas, por la Serratilla, para la que me hará falta más tiempo, y me tuve que conformar con subir a Parapetos, volviendo por Peñas Albas, que tampoco está mal. Total: 32,2 km y +697 m.
Pero hoy tenía que hacer algo más largo, si no el 19 de junio no podré completar la Treparriscos 2010, que son 90 km y le tengo ganas. Es el primer objetivo ciclista del año y tengo la sensación que voy justito de físico. Ya veremos.
Así que el plan de hoy era pasar de los 50 km y ver qué tal van las piernas. Como a Chelva no ha podido ser, pues me he ido por el Turia.
He salido por la mañana a eso de 9:45 y he seguido la ruta normal a Riba-roja del Túria por Manises y el cauce del Turia. Ninguna novedad.
En Riba-roja me he puesto a buscar la zona de salida de una ruta que he encontrado en wikiloc por Les Rodanes. El objetivo era darle un final feliz a la ruta de hoy: subir a La Rodana Gran, a las antenas. Es algo que hace tiempo que quería hacer y hoy sería el día (jejeje).
Desde el polideportivo de Riba-roja he localizado el camino de Porxinos y por la pista que sube al sur del Pic de l'Àguila, rodeando la Balsa Barreta, me he puesto a subir la Rodana Gran.
Para llegar hasta aquí sólo he tenido que parar un par de veces para reponer líquidos y la Rodana la he subido sin problemas. En cosa de 2 horas desde casa, estaba en la cumbre ... y son unos 31 km. ¡BIEN! ... ¡soy un crack!.
Después de charrar un rato en la cima con otro ciclista y tomar un poco de aire, empiezo el descenso, que lo hago por la Balsa Barreta hacia la carretera CV-370 (Vilamarxant-Riba-roja).
Al llegar a la plaza donde está el ayuntamiento de Vilamarxant, busco la fuente habitual para reponer los bidones. Hace calor, aunque mucho menos del que esperaba, y necesito líquido urgentemente. Para mi sorpresa, la fuente no funciona. Busco con la mirada y me encuentro a una señora que, desde la puerta de su negocio mira con curiosidad la boda que se está celebrando en el ayuntamiento. Me dirijo hacia ella y le pregunto por otra fuente. Me señala la que había encontrado seca y le digo que ahí no hay nada que rascar, que no funciona. Para mi sorpresa se echa a reír y me dice que le dé el bidón, que su marido es ciclista y que está acostumbrada a nuestras "necesidades" (jajaja). Se ha metido en su negocio y me salido con el bidón lleno. Me ha hecho mucha gracia y le estoy muy agradecido. Es la anécdota de la excursión (jejeje).
Paso un rato pululando por las calles y alrededores de Vilamarxant, buscando cómo bajar al río, perdido, pero con una sonrisa de oreja a oreja por lo del bidón.
Me toca refugiarme de la lluvia en un portal durante 10 minutos. Una nube loca ha decidido echar unas gotitas sobre el pueblo.
Al final, localizo el río y me dirijo a toda velocidad a Riba-roja. Al llegar me entra el puntazo: estoy fresco ... ¿sigo con la exploración? ¿por qué no?.
Me subo por la carretera entre Riba-roja y San Antonio de Benagéber, para desviarme por la urbanización Monte Alcedo, buscando el bosque de La Vallesa. Hay que pasar un trozo de carretera que no me gusta, pero es lo que hay.
Atravieso el bosque mientras me sumerjo en mis pensamientos y voy esquivando algunos charcos. Este pinar parece ya el jardín de mi casa, de lo que lo frecuento, aunque hace tiempo que no troto por aquí con Paco Zen. Casi un mes. Habrá que remediarlo (jejeje). La siguiente parada será en la estación de metro de La Cañada.
Busco desesperadamente una Coca-cola para reponer fuerzas, que empiezo a notar cierta hipoglucemia (puf). Hace calor y no debo haber desayunado lo suficiente. Tampoco he comido demasiado durante el trayecto, tan sólo una barrita que tenía el chocolate derretido por el calor y varias docenas de mosquitos (jajaja).
Tras varios sorbos acelerados, que me producen más ardor de estómago que otra cosa, decido buscar el camino para bajar al río. Ya no me acuerdo por dónde es, así que me toca vagar entre calles, a ver si acierto. Otra vez. Bajo por otro camino distinto al que buscaba, pero llego al río, que era la idea.
Vuelta por el parque de cabecera a casa.
Había quedado para comer y he llegado a la cita blanco y con una hipoglucemia que no me aclaraba, pero más contento que unas castañuelas. ¡Lo he conseguido! (jajaja).
Pero lo mejor de todo es que, después de una semana movidita y de colores grises, agobiado en mis pensamientos y con la única intención de enviar todo y a todos "a fer la mà" (a la mierda), por fin he vuelto a recuperar mi tranquilidad.
Estos machaques físicos han sido y son la mejor terapia contra la ansiedad y el desasosiego: un buen chorro de endorfinas naturales concentradas, capaces de encauzar la mente de cualquiera. O quizá, mejor dicho, inutilizarla un rato. Mano de santo (suspiraré).
Listening to "(You want to) Make a memory" by Bon Jovi and laughing life off.
Mi intención para hoy, sábado 12 de junio, era subir a Chelva, pero no he encontrado el quorum mínimo necesario. Y no me apetecía esta vez rodar solo por allí. Así que optado por lo más próximo: el parque fluvial del Turia, con alguna variación improvisada.
Y creo que me he pasado un poco, batiendo mi propio récord en distancia.
Me han salido un total de 72,21 km, +650 m de desnivel, en 4 horas y 5 minutos en movimiento. Estoy contento.
Los antecedentes por Chiva han sido para ir abriendo boca:
El jueves 3 de junio hice unos tristes 23 km y +532 m, entre Chiva, la Fuente Umbría y el Castillo, después de tirarme media tarde peleándome con las ruedas de la bicicleta, que las tenía las dos deshinchadas y tuve que cambiar una cámara y todo. Hacía tiempo que no cogía la burreta y la tenía demasiado abandonada. Total ... un desastre.
El martes 8 de junio volví a coger la bicicleta un rato. Esta vez para intentar completar una ruta entre Chiva y Siete Aguas, por la Serratilla, para la que me hará falta más tiempo, y me tuve que conformar con subir a Parapetos, volviendo por Peñas Albas, que tampoco está mal. Total: 32,2 km y +697 m.
Pero hoy tenía que hacer algo más largo, si no el 19 de junio no podré completar la Treparriscos 2010, que son 90 km y le tengo ganas. Es el primer objetivo ciclista del año y tengo la sensación que voy justito de físico. Ya veremos.
Así que el plan de hoy era pasar de los 50 km y ver qué tal van las piernas. Como a Chelva no ha podido ser, pues me he ido por el Turia.
He salido por la mañana a eso de 9:45 y he seguido la ruta normal a Riba-roja del Túria por Manises y el cauce del Turia. Ninguna novedad.
En Riba-roja me he puesto a buscar la zona de salida de una ruta que he encontrado en wikiloc por Les Rodanes. El objetivo era darle un final feliz a la ruta de hoy: subir a La Rodana Gran, a las antenas. Es algo que hace tiempo que quería hacer y hoy sería el día (jejeje).
Desde el polideportivo de Riba-roja he localizado el camino de Porxinos y por la pista que sube al sur del Pic de l'Àguila, rodeando la Balsa Barreta, me he puesto a subir la Rodana Gran.
Para llegar hasta aquí sólo he tenido que parar un par de veces para reponer líquidos y la Rodana la he subido sin problemas. En cosa de 2 horas desde casa, estaba en la cumbre ... y son unos 31 km. ¡BIEN! ... ¡soy un crack!.
Después de charrar un rato en la cima con otro ciclista y tomar un poco de aire, empiezo el descenso, que lo hago por la Balsa Barreta hacia la carretera CV-370 (Vilamarxant-Riba-roja).
Al llegar a la plaza donde está el ayuntamiento de Vilamarxant, busco la fuente habitual para reponer los bidones. Hace calor, aunque mucho menos del que esperaba, y necesito líquido urgentemente. Para mi sorpresa, la fuente no funciona. Busco con la mirada y me encuentro a una señora que, desde la puerta de su negocio mira con curiosidad la boda que se está celebrando en el ayuntamiento. Me dirijo hacia ella y le pregunto por otra fuente. Me señala la que había encontrado seca y le digo que ahí no hay nada que rascar, que no funciona. Para mi sorpresa se echa a reír y me dice que le dé el bidón, que su marido es ciclista y que está acostumbrada a nuestras "necesidades" (jajaja). Se ha metido en su negocio y me salido con el bidón lleno. Me ha hecho mucha gracia y le estoy muy agradecido. Es la anécdota de la excursión (jejeje).
Paso un rato pululando por las calles y alrededores de Vilamarxant, buscando cómo bajar al río, perdido, pero con una sonrisa de oreja a oreja por lo del bidón.
Me toca refugiarme de la lluvia en un portal durante 10 minutos. Una nube loca ha decidido echar unas gotitas sobre el pueblo.
Al final, localizo el río y me dirijo a toda velocidad a Riba-roja. Al llegar me entra el puntazo: estoy fresco ... ¿sigo con la exploración? ¿por qué no?.
Me subo por la carretera entre Riba-roja y San Antonio de Benagéber, para desviarme por la urbanización Monte Alcedo, buscando el bosque de La Vallesa. Hay que pasar un trozo de carretera que no me gusta, pero es lo que hay.
Atravieso el bosque mientras me sumerjo en mis pensamientos y voy esquivando algunos charcos. Este pinar parece ya el jardín de mi casa, de lo que lo frecuento, aunque hace tiempo que no troto por aquí con Paco Zen. Casi un mes. Habrá que remediarlo (jejeje). La siguiente parada será en la estación de metro de La Cañada.
Busco desesperadamente una Coca-cola para reponer fuerzas, que empiezo a notar cierta hipoglucemia (puf). Hace calor y no debo haber desayunado lo suficiente. Tampoco he comido demasiado durante el trayecto, tan sólo una barrita que tenía el chocolate derretido por el calor y varias docenas de mosquitos (jajaja).
Tras varios sorbos acelerados, que me producen más ardor de estómago que otra cosa, decido buscar el camino para bajar al río. Ya no me acuerdo por dónde es, así que me toca vagar entre calles, a ver si acierto. Otra vez. Bajo por otro camino distinto al que buscaba, pero llego al río, que era la idea.
Vuelta por el parque de cabecera a casa.
Había quedado para comer y he llegado a la cita blanco y con una hipoglucemia que no me aclaraba, pero más contento que unas castañuelas. ¡Lo he conseguido! (jajaja).
Pero lo mejor de todo es que, después de una semana movidita y de colores grises, agobiado en mis pensamientos y con la única intención de enviar todo y a todos "a fer la mà" (a la mierda), por fin he vuelto a recuperar mi tranquilidad.
Estos machaques físicos han sido y son la mejor terapia contra la ansiedad y el desasosiego: un buen chorro de endorfinas naturales concentradas, capaces de encauzar la mente de cualquiera. O quizá, mejor dicho, inutilizarla un rato. Mano de santo (suspiraré).
Listening to "(You want to) Make a memory" by Bon Jovi and laughing life off.
domingo, 6 de junio de 2010
Barranco de Bercolón. Al fin.
Pues sí ... al fin lo he hecho completo. Otra espinita que me quito. ¡Y menuda espinita! (jajaja). Y es que la relación con este barranco ha sido durante años un tanto "especial".
Me explicaré. El primer contacto que tuve con él fue en 1995, cuando tuve conocimiento de su existencia. Un compañero de trabajo me comentaba, no sin cierto estupor, que algunos "locos" bajaban este barranco acuático con cuerdas y otros artilugios. Ahí empezó mi curiosidad.
Infinidad de veces he subido por la pista que sale desde Zagra hacia Bercolón, siempre próxima al barranco, y que lo acaba por cruzar dos veces. Y otras muchas lo he cruzado en su cabecera, yendo y viniendo con el coche entre Aras y Sinarcas. Puf ... no podría decir el número de veces (jejeje).
La única vez que lo exploré un poco "a fondo" fue con un grupo de amiguetes allá por verano del 1997, sin material ninguno, e hicimos el trozo de unos 1000 metros entre rápeles, que sale al pie de la impresionante cascada de 28 metros y cruza el camino. Un tramo sin dificultades y una bonita cascada a la que se accede desde el camino, siguiendo aguas arriba el curso del río y pasando unas "escaleras" de piedra. El paraje es idílico.
Pero NUNCA, repito NUNCA, lo había bajado completo.
Y lo tenía pendiente, claro. Tan cerca y tan lejos.
Aprovechando un sábado "libre" y contando con la carrera de mañana domingo, que me obliga a evitar grandes excesos, me he vuelto a juntar con Marzo y su gente para hacer un barranco y nuevamente ha sido un éxito. Me encanta que las cosas salgan bien y compartir los buenos momentos.
Hemos quedado a las 8:15 en Chelva, Pilar, Salva, Paco, César, Marzo y Mario. Cada cual venía de donde podía y volvería a su antojo. Así que me he levantado a las 6:30 ... ¡y a Chelva se ha dicho!.
A eso de las 9:20 llegamos a Zagra y aparcamos al pie de la desembocadura del barranco en el río Turia. Preparación de material y reparto de mochilas. Lleva bastante agua. Eso es bueno. Vamos a divertirnos (jejeje).
Hay que subir por el camino que va hacia las casas de Bercolón durante casi 75 minutos. Hace algo de calor y me impongo buen ritmillo de subida. Pronto me endosan (para variar) el plano para poder llegar a la cabecera, que no tiene ninguna dificultad.
Llegamos a eso de las 11 y algo a la cabecera, donde nos espera, debajo de una gran losa de piedra, una poza con un salto de 6 metros de altura que Marzo se encarga de destrepar por un lateral para comprobar que hay suficiente profundidad. Hay un caudal más que decente y el agua no está demasiado fría. Llevo un neopreno de 6,5 mm que pesa mucho y que espero que merezca la pena haberlo cargado hasta aquí.
Almuerzo en el barranco, cervezas frías incluidas, y ... ¡empezamos!.
En la imagen lateral, podéis ver el croquis del barranco de Bercolón, que suele ser acuático, salvo prolongados períodos de sequía. Hoy tendremos agua asegurada. Más información del barranco aquí y aquí.
Algunos de mis compañeros son expertos espeleólogos, que hacen ocasionalmente barranquismo, y es curioso ver que las técnicas que utilizan para asegurar cambian ligeramente con las de barrancos. En general, son más cuidadosas con las cuerdas y más complejas. Me llaman mucho la atención y disfruto con lo que me cuentan. Tienen muchos años de experiencia y eso se nota (jejeje).
El barranco tiene 10 rápeles, alguno un poco técnico, y todos acuáticos.
El primero (6 m) y el segundo (3 m) los hemos sorteado saltando a la poza directamente. No hacía falta instalar.
El tercero (11 m) es un poco técnico, ya que hay que aproximarse en pasarela, con los pies a ratos en el agua, y con una roca pulida y mojada que resbalaba bastante. Como además era el primer rápel del día, se ha producido un momento "all-bran", pero breve. He pedido que no me ayudaran y al final, he conseguido salir yo solo del entuerto, siempre bajo la atenta mirada de Marzo. Al descender, había un trozo en volado que lo he disfrutado y ... ¡prueba superada!.
El cuarto rápel (20 m) se instala en un árbol a la derecha y el acceso se hace asomándonos al cortado, que es vertical. Me ha impresionado un poco, pero pronto estaba bajando como si nada (jejeje).
El quinto (15 m), sexto (6 m) y séptimo (28 m) son muy chulos. Están en una zona encajonada, donde hay pocas repisas en seco y muchos ratos esperábamos mientras se instalaba, dentro del agua, donde se estaba mejor, ya que hacía menos calor (jejeje).
El rápel de 28 metros (el más largo) es en su mayor parte aéreo y las vistas desde abajo son una preciosidad. Lo he disfrutado mucho. Mientras bajaba, el cachondo de Marzo ha retenido toda el agua en cabecera con el cuerpo y me la ha soltado, a modo "catarata" (jajaja). Todo esto en volado a más de 20 metros del suelo. Me he reído un buen rato, aunque me ha pillado de sorpresa el golpe de agua. Menudo subidón de adrenalina (puf).
Los últimos rápeles son también muy bonitos, pero prefiero estos tres anteriores. Quizá el noveno, que es el que da acceso a la cueva, sea destacable por la belleza del lugar, con una gran piedra encajada en el barranco, que forma una "cueva", donde el sol no entra en todo el día. El sitio es muy bonito, pero el rápel carece de dificultad. Es un paseo, aunque he tenido un momento de guarrazo contra la pared, cuando me he ido de lateral. Me faltaba apoyo en la pared y he juntado los pies ... ayyysss ... error de novatillo (jejeje).
Hemos terminado a eso de las 16:00 y me los he llevado a comer a la antigua piscifactoría de La Tosquilla (Titaguas).
Retirada a Tuéjar a eso de 17:30, donde he coincidido con Mikel, con el que me he bajado a Chelva.
Mis compañeros se van a hacer el barranco de Casas Blancas, que es seco, que se lo han programado para esta tarde. Pero este ya me parece excesivo por hoy, pensando en la carrera de mañana. Lo dejamos para otro día, ¿vale? (jejeje).
En resumen: me lo he pasado como hacía años. Mejor que un gorrino revolcándose en un charco de barro. Seguro.
Gracias a la paciencia y a la ayuda de mis compañeros/as, y a su buen hacer, he podido aprender muchas cosas y técnicas nuevas. Algunas nunca hubiera imaginado que llegaría a hacerlas y menos a controlarlas con tanta rapidez y facilidad.
Y lo mejor ... cada vez me impresionan menos las alturas, llegando al punto que me bajo los rápeles sin pensar cuánto tienen de caída a plomo, aunque al principio siempre me tiemble todo. Sólo pienso en bajar como sé que debo hacerlo. Con la mente en blanco, disfrutando del momento y de lo que estoy haciendo, porque sé que va a salir BIEN. Siempre con la máxima seguridad y máxima concentración.
¡Ah! ... y, por supuesto, lo mejor son los barrancos acuáticos, aunque el barranco del Lobo me encantó. Pero, sobre todo, me gustan si además de agua, tienen algún volado. Ahí no hay pared que moleste (jajaja).
Gracias ... ha sido un día genial. Espero que repitamos pronto.
(Nuevamente, cuando Marzo me pase las fotos, os las colgaré. Mientras tanto, haced como yo: paciencia y respirad profundamente (ooommmm)).
Me explicaré. El primer contacto que tuve con él fue en 1995, cuando tuve conocimiento de su existencia. Un compañero de trabajo me comentaba, no sin cierto estupor, que algunos "locos" bajaban este barranco acuático con cuerdas y otros artilugios. Ahí empezó mi curiosidad.
Infinidad de veces he subido por la pista que sale desde Zagra hacia Bercolón, siempre próxima al barranco, y que lo acaba por cruzar dos veces. Y otras muchas lo he cruzado en su cabecera, yendo y viniendo con el coche entre Aras y Sinarcas. Puf ... no podría decir el número de veces (jejeje).
La única vez que lo exploré un poco "a fondo" fue con un grupo de amiguetes allá por verano del 1997, sin material ninguno, e hicimos el trozo de unos 1000 metros entre rápeles, que sale al pie de la impresionante cascada de 28 metros y cruza el camino. Un tramo sin dificultades y una bonita cascada a la que se accede desde el camino, siguiendo aguas arriba el curso del río y pasando unas "escaleras" de piedra. El paraje es idílico.
Pero NUNCA, repito NUNCA, lo había bajado completo.
Y lo tenía pendiente, claro. Tan cerca y tan lejos.
Aprovechando un sábado "libre" y contando con la carrera de mañana domingo, que me obliga a evitar grandes excesos, me he vuelto a juntar con Marzo y su gente para hacer un barranco y nuevamente ha sido un éxito. Me encanta que las cosas salgan bien y compartir los buenos momentos.
Hemos quedado a las 8:15 en Chelva, Pilar, Salva, Paco, César, Marzo y Mario. Cada cual venía de donde podía y volvería a su antojo. Así que me he levantado a las 6:30 ... ¡y a Chelva se ha dicho!.
A eso de las 9:20 llegamos a Zagra y aparcamos al pie de la desembocadura del barranco en el río Turia. Preparación de material y reparto de mochilas. Lleva bastante agua. Eso es bueno. Vamos a divertirnos (jejeje).
Hay que subir por el camino que va hacia las casas de Bercolón durante casi 75 minutos. Hace algo de calor y me impongo buen ritmillo de subida. Pronto me endosan (para variar) el plano para poder llegar a la cabecera, que no tiene ninguna dificultad.
Llegamos a eso de las 11 y algo a la cabecera, donde nos espera, debajo de una gran losa de piedra, una poza con un salto de 6 metros de altura que Marzo se encarga de destrepar por un lateral para comprobar que hay suficiente profundidad. Hay un caudal más que decente y el agua no está demasiado fría. Llevo un neopreno de 6,5 mm que pesa mucho y que espero que merezca la pena haberlo cargado hasta aquí.
Almuerzo en el barranco, cervezas frías incluidas, y ... ¡empezamos!.
En la imagen lateral, podéis ver el croquis del barranco de Bercolón, que suele ser acuático, salvo prolongados períodos de sequía. Hoy tendremos agua asegurada. Más información del barranco aquí y aquí.Algunos de mis compañeros son expertos espeleólogos, que hacen ocasionalmente barranquismo, y es curioso ver que las técnicas que utilizan para asegurar cambian ligeramente con las de barrancos. En general, son más cuidadosas con las cuerdas y más complejas. Me llaman mucho la atención y disfruto con lo que me cuentan. Tienen muchos años de experiencia y eso se nota (jejeje).
El barranco tiene 10 rápeles, alguno un poco técnico, y todos acuáticos.
El primero (6 m) y el segundo (3 m) los hemos sorteado saltando a la poza directamente. No hacía falta instalar.
El tercero (11 m) es un poco técnico, ya que hay que aproximarse en pasarela, con los pies a ratos en el agua, y con una roca pulida y mojada que resbalaba bastante. Como además era el primer rápel del día, se ha producido un momento "all-bran", pero breve. He pedido que no me ayudaran y al final, he conseguido salir yo solo del entuerto, siempre bajo la atenta mirada de Marzo. Al descender, había un trozo en volado que lo he disfrutado y ... ¡prueba superada!.
El cuarto rápel (20 m) se instala en un árbol a la derecha y el acceso se hace asomándonos al cortado, que es vertical. Me ha impresionado un poco, pero pronto estaba bajando como si nada (jejeje).
El quinto (15 m), sexto (6 m) y séptimo (28 m) son muy chulos. Están en una zona encajonada, donde hay pocas repisas en seco y muchos ratos esperábamos mientras se instalaba, dentro del agua, donde se estaba mejor, ya que hacía menos calor (jejeje).
El rápel de 28 metros (el más largo) es en su mayor parte aéreo y las vistas desde abajo son una preciosidad. Lo he disfrutado mucho. Mientras bajaba, el cachondo de Marzo ha retenido toda el agua en cabecera con el cuerpo y me la ha soltado, a modo "catarata" (jajaja). Todo esto en volado a más de 20 metros del suelo. Me he reído un buen rato, aunque me ha pillado de sorpresa el golpe de agua. Menudo subidón de adrenalina (puf).
Los últimos rápeles son también muy bonitos, pero prefiero estos tres anteriores. Quizá el noveno, que es el que da acceso a la cueva, sea destacable por la belleza del lugar, con una gran piedra encajada en el barranco, que forma una "cueva", donde el sol no entra en todo el día. El sitio es muy bonito, pero el rápel carece de dificultad. Es un paseo, aunque he tenido un momento de guarrazo contra la pared, cuando me he ido de lateral. Me faltaba apoyo en la pared y he juntado los pies ... ayyysss ... error de novatillo (jejeje).
Hemos terminado a eso de las 16:00 y me los he llevado a comer a la antigua piscifactoría de La Tosquilla (Titaguas).
Retirada a Tuéjar a eso de 17:30, donde he coincidido con Mikel, con el que me he bajado a Chelva.
Mis compañeros se van a hacer el barranco de Casas Blancas, que es seco, que se lo han programado para esta tarde. Pero este ya me parece excesivo por hoy, pensando en la carrera de mañana. Lo dejamos para otro día, ¿vale? (jejeje).
En resumen: me lo he pasado como hacía años. Mejor que un gorrino revolcándose en un charco de barro. Seguro.
Gracias a la paciencia y a la ayuda de mis compañeros/as, y a su buen hacer, he podido aprender muchas cosas y técnicas nuevas. Algunas nunca hubiera imaginado que llegaría a hacerlas y menos a controlarlas con tanta rapidez y facilidad.
Y lo mejor ... cada vez me impresionan menos las alturas, llegando al punto que me bajo los rápeles sin pensar cuánto tienen de caída a plomo, aunque al principio siempre me tiemble todo. Sólo pienso en bajar como sé que debo hacerlo. Con la mente en blanco, disfrutando del momento y de lo que estoy haciendo, porque sé que va a salir BIEN. Siempre con la máxima seguridad y máxima concentración.
¡Ah! ... y, por supuesto, lo mejor son los barrancos acuáticos, aunque el barranco del Lobo me encantó. Pero, sobre todo, me gustan si además de agua, tienen algún volado. Ahí no hay pared que moleste (jajaja).
Gracias ... ha sido un día genial. Espero que repitamos pronto.
(Nuevamente, cuando Marzo me pase las fotos, os las colgaré. Mientras tanto, haced como yo: paciencia y respirad profundamente (ooommmm)).
lunes, 24 de mayo de 2010
Remarcando el PRCV-92 con el C.E. Chelva
Este sábado me he acercado a Chelva, para ayudar a remarcar la señalización horizontal del PRCV-92.
Ya que los planes para este fin de semana se me habían ido al garete en un visto y no visto, había que buscar alternativas y esta me pareció más que apetecible. Le llaman improvisar, como siempre. Y en esto, tengo experiencia. Quizá demasiada.
Aprovechar el buen tiempo, el campo florido y verde y la compañía de los amigos del Centro Excursionista de Chelva. ¿Qué más se podía pedir?.
(Bueno ... hubiera preferido lo que tenía previsto para estos días, pero ... no pudo ser, pero ... por pedir ... que no quede) (jejeje).
Hemos quedado Vicent, Mikel y Mario a las 10:00 en el cruce. Y, cómo no, la primera faena no ha sido ponerse a trabajar, sino almorzar ... por lo que pudiera pasar (jejeje).
Una vez finalizado el primer "trabajo", nos hemos ido a marcar a partir del empalme del PRCV-92 con la Ruta del Agua, hacia el Alto de la Rocha, los Cuatro Caminos y el Llano de Villanueva. Es decir, el tramo del PRCV-92 entre Chelva y Calles por el sur.
Vicent y Mario con la pintura y Mikel dando apoyo logístico con el coche.
Hemos marcado cosa de 3 km, aproximadamente, entre unas cosas y otras.
Creo que nos ha quedado niquelado y suscribo el comentario de Mikel: "Quien se pierda ahora por el sendero, no hay que dejarle que salga de casa" (jajaja).
Y cómo no, en mitad de la nada, en un tramo de sendero donde es difícil ver más gente que los agricultores habituales, me he encontrado con dos amiguetes del Grupo de Montaña del Politécnico, que me han reconocido enseguida. Coincidimos en la salida pasada por agua que se organizó por Chelva el pasado 1 de mayo.
¡Cuántas veces repetiremos que qué pequeño es el mundo y qué gran verdad es esta!.
Día entretenido, como no se podía esperar otra cosa. A ver cuándo volvemos a vernos, compañeros.
Con esta ocasión, van tres veces que salgo para remarcar senderos. Las otras dos veces con Paco Zen por Gátova y por Altura, marcando el GR-10. Parece como si le hubiera cogido gusto al tema (jejeje).
Ya que los planes para este fin de semana se me habían ido al garete en un visto y no visto, había que buscar alternativas y esta me pareció más que apetecible. Le llaman improvisar, como siempre. Y en esto, tengo experiencia. Quizá demasiada.
Aprovechar el buen tiempo, el campo florido y verde y la compañía de los amigos del Centro Excursionista de Chelva. ¿Qué más se podía pedir?.
(Bueno ... hubiera preferido lo que tenía previsto para estos días, pero ... no pudo ser, pero ... por pedir ... que no quede) (jejeje).
Una vez finalizado el primer "trabajo", nos hemos ido a marcar a partir del empalme del PRCV-92 con la Ruta del Agua, hacia el Alto de la Rocha, los Cuatro Caminos y el Llano de Villanueva. Es decir, el tramo del PRCV-92 entre Chelva y Calles por el sur.
Vicent y Mario con la pintura y Mikel dando apoyo logístico con el coche.
Hemos marcado cosa de 3 km, aproximadamente, entre unas cosas y otras.
Creo que nos ha quedado niquelado y suscribo el comentario de Mikel: "Quien se pierda ahora por el sendero, no hay que dejarle que salga de casa" (jajaja).
Y cómo no, en mitad de la nada, en un tramo de sendero donde es difícil ver más gente que los agricultores habituales, me he encontrado con dos amiguetes del Grupo de Montaña del Politécnico, que me han reconocido enseguida. Coincidimos en la salida pasada por agua que se organizó por Chelva el pasado 1 de mayo.
¡Cuántas veces repetiremos que qué pequeño es el mundo y qué gran verdad es esta!.
Día entretenido, como no se podía esperar otra cosa. A ver cuándo volvemos a vernos, compañeros.
Con esta ocasión, van tres veces que salgo para remarcar senderos. Las otras dos veces con Paco Zen por Gátova y por Altura, marcando el GR-10. Parece como si le hubiera cogido gusto al tema (jejeje).
martes, 4 de mayo de 2010
Caminando por Chelva. Pico de Chelva y Alcotas.
Este sábado 1 de mayo, aprovechando la ausencia de eventos más interesantes, me fuí con el Grup de Muntanya del Politècnic (GMP-UPV) de marcha por Chelva.
La ruta tenía buena pinta: Chelva, Ermita del Remedio, Pico de Chelva, Rambla de Alcotas, Peña Cortada, Calles y vuelta a Chelva. Una combinación del PR-91 y PR-92, con 32 km y +700 m, a la que propuse modificar la vuelta por el PR-92, cambiándola por la variante por el río Chelva, siguiendo la margen izquierda hasta la fábrica de la luz y la ruta del agua hasta el pueblo, que resultaba más bonita e interesante.
Vuelvo a Chelva. Cuántas imágenes, personas y cosas me pasan por la cabeza cada vez que oigo nombrar este pueblo. Mi segunda patria.
Salimos a eso de las 10:15 de la plaza de toros de Chelva. Somos unas 50 personas. Más gente que nunca. A muchos ya los conozco y son más los que me conocen a mí (como siempre): Juan, Alex, Enrique, Gisela, Tere, Elena, Sandra, etc. Buena compañía, aunque se echa de menos a Mara, de la que hace tiempo no sé nada.
Hace buen día. Luce el sol, sólo se ven un par de nubes en el horizonte y hace algo de calorcillo. Muchos decidimos, aún a sabiendas de lo que podía pasar, dejarnos chubasquero y otras cosas en el coche.
La marcha empieza bien. Me pongo en cabeza con Juan y otros habituales y decido tirar un poco. Voy lento, pero dando buenos trancos. En poco tiempo llegamos a la ermita del Remedio. No he podido ni sudar. Esta subidita cada día me parece más sencilla y he perdido la cuenta de las veces que la he hecho.
En la misma ermita me encuentro con Jesús Vivó que ha subido con la bicicleta. Hacía tiempo que no nos veíamos.
Tenemos que esperar más de 20 minutos para que todo el grupo de gente que vamos se reúna en la misma ermita. Pero ... ¿esto qué es? ¿Una procesión?. Somos demasiada gente y muy variopinta. A esta marcha, acabaremos de noche y no llevamos frontal (jejeje).
Juan decide entonces emprender de nuevo la marcha con el grupo principal y me deja una emisora para vigilar a la gente que va más "descolgada". Me toca hacer de niñera. La verdad es que la "culpa" es mía: siempre voy pendiente de los descolgados y al final, me toca acompañarlos. Parece como si disfrutara haciendo de "furgón de cola".
La subida hasta el Pico de Chelva se me hace eterna gracias a un par de personas que parecen arrastrar su alma mientras intentan recuperar el aliento a cada paso que dan. Reconozco que me desespero una y otra vez. ¿Seguro que van a completar los 32 km?. ¿Seguro?.
De broma ya había comentado que las tres veces que he hecho el PR-91 he acabado en la cima del Pico de Chelva (o del Remedio) bajo una tromba de agua y que tenía malos presagios. Al llegar a la cima, miro hacia Javalambre y ahí están, como si estuvieran esperando a que me asomara. Nubes y más nubes de tormenta, cubriendo todo el horizonte. No podía esperar otra cosa, vistos los antecedentes.
Almorzamos un poco y aprovecho para saludar al Moñi, que está en la caseta de vigilancia.
Pronto iniciamos la marcha hacia la Rambla de Alcotas por el camino de Baestas y Valseco. Poco antes de las casas de Baestas, el cielo se abre en canal y nos cae el primer diluvio del día. La temperatura se desploma más de 10ºC de golpe. Son las 12:00, más o menos.
A partir de este punto, las tormentas y la lluvia se sucederán a intervalos de 30 minutos y no nos abandonarán en toda la tarde. Me encantan las tormentas y son una de mis mayores pasiones, pero no pasarme el día entero a remojo bajo ellas. Llevan mucho aparataje eléctrico, pero no cae a tierra. Durante más de 30 minutos me sorprendo de escuchar un redoble constante: es un trueno que no cesa. Hacía tiempo que no oía algo así. Me encanta. Estoy pletórico de alegría, embelesado y me fascina lo que veo y escucho: el monte mojado, los truenos, la lluvia que lo empapa todo, las nubes que se mueven ligeras, la niebla que sale de los barrancos ...
Confieso que cada vez que arrecia la lluvia, me refugio debajo de algún árbol, hasta que las ramas y hojas se calan y empieza a llover bajo su copa. Al final, tengo que abandonar esta técnica, porque me termino por mojar igualmente, aunque me parece no enfriarme tanto como si camino directamente bajo la lluvia.
Sigo en cola del grupo, como me ha pedido Juan, pero a la altura de las casas de Valseco, cerca de la Rambla de Alcotas, vuelve a caer la lluvia con fuerza. Me escondo durante unos 15 minutos bajo un gran pino, hasta que decido salir para no perder mucho el contacto con el resto de la gente. Como van lentos, es fácil alcanzarlos.
Giro a la derecha en la rambla, en el empalme con el GR-7, y continúo a paso ligero para alcanzar al grupo de cola. No será difícil.
Pronto los atrapo y me pongo a su ritmo. Parece que la lluvia nos da una tregua.
Donde la Rambla de Alcotas empalma con el camino que sube hacia el Mas de Herrero, en término de Calles, nos encontramos con el resto del grupo, que llevan un rato descansando y comiendo. Juan se me acerca y me pregunta si voy el último. Le digo que sí, que he estado vigilando y parece que así es. Pero NO ... nos faltan unas 12 personas y no hay cobertura de teléfono. ¡Maldición!.
Sospechamos lo peor: se han ido GR-7 arriba, hacia Alcotas, o se han perdido. Momento de pánico en el que intentamos ponernos de acuerdo con las medidas a tomar. Lo lógico parece volver atrás, a buscarlos.
Así pues, dejamos al grupo que coma, así como las mochilas y los bastones propios y nos subimos rambla arriba a la carrera.
Juan va más fuerte que yo y le toca parar más de una vez. Pronto se nos vuelve a poner a llover. En el cruce con el camino de Alcotas, nos dividimos tras muchas dudas: Juan subirá hacia Valseco y yo miraré hacia Alcotas.
No necesito trotar mucho para darme cuenta del problema: en la misma rambla se ven huellas de un grupo de más de 5 personas que van en dirección a Alcotas y que no parecen haber vuelto. Lástima no ser indio para obtener más información del rastro.
Cuando volvemos a juntarnos, decidimos volver al pueblo para buscar cobertura telefónica e iniciar la búsqueda desde otro punto.
Volvemos a bajar la rambla a la carrera. Me pesan mucho las botas, que están completamente empapadas y el pantalón se me pega, entorpeciendo mi avance. El terreno es muy pedregoso e irregular. Tengo cada vez más frío y no me noto el sudor.
Cuando llegamos al punto donde habíamos dejado al grupo principal, éste ya no está. Se deben haber ido hacia Chelva por el camino de la Torrecilla.
Así que seguimos trotando, pero ahora por pista. Sigo teniendo mucho frío. Pasamos la Fuente del Lapicero, donde aprovecho para dar un trago rápido. Empiezo a estar cansado.
Cuando alcanzamos al grupo principal, más allá del campo de tiro, hace más de 90 minutos que estamos trotando a lo loco, con varias paradas incluidas. Más de 12 Km de trote. Puf ... creo que he superado mi propio récord en distancia. Y en las peores condiciones: lloviendo y sin las botas adecuadas. Me río de mí mismo. Soy un desastre, me duele la rodilla derecha y noto cargadas las piernas.
Pronto encontramos cobertura telefónica y se aclara la situación. El grupo de los perdidos continuó hasta cerca de Alcotas, hasta la casa de Valentín, el "Mas de las Carrascas". Valentín les ofreció ayuda y acompañó a un conductor y a un grupo de gente hasta Chelva, donde recogieron un coche y subieron a por más caminantes. Sin embargo, Gisela y Juanlu han decidido bajar por Mas de Aliaga y Las Lomas a Chelva. Ese trayecto son unas 3 horas y 40 minutos. Como no es plan de estar esperándolos, que no traen coche, me toca subir a por ellos al Collado de las Granzas. ¿No podíais haber bajado a Chelva con el resto, aunque fuera todos apretados en un coche? (grrrr).
Respira, Mario, respira ... no val la pena irritar-se ... ¿què guanyes?. Oooommmmm.
Así pues, un día muy distinto a lo que me esperaba: lluvia, truenos, frío, charcos, barro, una carrera de 90 minutos por una rambla pedregosa (12 km) y un susto que no se lo deseo a nadie. Al menos, no tuvimos que llamar al 112, ni a la Guardia Civil.
Pero el resultado, en el fondo, ha sido positivo: podría haber sido mucho peor.
Creo que me he doblado el tobillo izquierdo y tengo la rodilla derecha recargada. Ha sido un día demasiado estresante.
La ruta tenía buena pinta: Chelva, Ermita del Remedio, Pico de Chelva, Rambla de Alcotas, Peña Cortada, Calles y vuelta a Chelva. Una combinación del PR-91 y PR-92, con 32 km y +700 m, a la que propuse modificar la vuelta por el PR-92, cambiándola por la variante por el río Chelva, siguiendo la margen izquierda hasta la fábrica de la luz y la ruta del agua hasta el pueblo, que resultaba más bonita e interesante.
Vuelvo a Chelva. Cuántas imágenes, personas y cosas me pasan por la cabeza cada vez que oigo nombrar este pueblo. Mi segunda patria.
Salimos a eso de las 10:15 de la plaza de toros de Chelva. Somos unas 50 personas. Más gente que nunca. A muchos ya los conozco y son más los que me conocen a mí (como siempre): Juan, Alex, Enrique, Gisela, Tere, Elena, Sandra, etc. Buena compañía, aunque se echa de menos a Mara, de la que hace tiempo no sé nada.
Hace buen día. Luce el sol, sólo se ven un par de nubes en el horizonte y hace algo de calorcillo. Muchos decidimos, aún a sabiendas de lo que podía pasar, dejarnos chubasquero y otras cosas en el coche.
La marcha empieza bien. Me pongo en cabeza con Juan y otros habituales y decido tirar un poco. Voy lento, pero dando buenos trancos. En poco tiempo llegamos a la ermita del Remedio. No he podido ni sudar. Esta subidita cada día me parece más sencilla y he perdido la cuenta de las veces que la he hecho.
En la misma ermita me encuentro con Jesús Vivó que ha subido con la bicicleta. Hacía tiempo que no nos veíamos.
Tenemos que esperar más de 20 minutos para que todo el grupo de gente que vamos se reúna en la misma ermita. Pero ... ¿esto qué es? ¿Una procesión?. Somos demasiada gente y muy variopinta. A esta marcha, acabaremos de noche y no llevamos frontal (jejeje).
Juan decide entonces emprender de nuevo la marcha con el grupo principal y me deja una emisora para vigilar a la gente que va más "descolgada". Me toca hacer de niñera. La verdad es que la "culpa" es mía: siempre voy pendiente de los descolgados y al final, me toca acompañarlos. Parece como si disfrutara haciendo de "furgón de cola".
La subida hasta el Pico de Chelva se me hace eterna gracias a un par de personas que parecen arrastrar su alma mientras intentan recuperar el aliento a cada paso que dan. Reconozco que me desespero una y otra vez. ¿Seguro que van a completar los 32 km?. ¿Seguro?.
De broma ya había comentado que las tres veces que he hecho el PR-91 he acabado en la cima del Pico de Chelva (o del Remedio) bajo una tromba de agua y que tenía malos presagios. Al llegar a la cima, miro hacia Javalambre y ahí están, como si estuvieran esperando a que me asomara. Nubes y más nubes de tormenta, cubriendo todo el horizonte. No podía esperar otra cosa, vistos los antecedentes.
Almorzamos un poco y aprovecho para saludar al Moñi, que está en la caseta de vigilancia.
Pronto iniciamos la marcha hacia la Rambla de Alcotas por el camino de Baestas y Valseco. Poco antes de las casas de Baestas, el cielo se abre en canal y nos cae el primer diluvio del día. La temperatura se desploma más de 10ºC de golpe. Son las 12:00, más o menos.
A partir de este punto, las tormentas y la lluvia se sucederán a intervalos de 30 minutos y no nos abandonarán en toda la tarde. Me encantan las tormentas y son una de mis mayores pasiones, pero no pasarme el día entero a remojo bajo ellas. Llevan mucho aparataje eléctrico, pero no cae a tierra. Durante más de 30 minutos me sorprendo de escuchar un redoble constante: es un trueno que no cesa. Hacía tiempo que no oía algo así. Me encanta. Estoy pletórico de alegría, embelesado y me fascina lo que veo y escucho: el monte mojado, los truenos, la lluvia que lo empapa todo, las nubes que se mueven ligeras, la niebla que sale de los barrancos ...
Confieso que cada vez que arrecia la lluvia, me refugio debajo de algún árbol, hasta que las ramas y hojas se calan y empieza a llover bajo su copa. Al final, tengo que abandonar esta técnica, porque me termino por mojar igualmente, aunque me parece no enfriarme tanto como si camino directamente bajo la lluvia.
Giro a la derecha en la rambla, en el empalme con el GR-7, y continúo a paso ligero para alcanzar al grupo de cola. No será difícil.
Pronto los atrapo y me pongo a su ritmo. Parece que la lluvia nos da una tregua.
Donde la Rambla de Alcotas empalma con el camino que sube hacia el Mas de Herrero, en término de Calles, nos encontramos con el resto del grupo, que llevan un rato descansando y comiendo. Juan se me acerca y me pregunta si voy el último. Le digo que sí, que he estado vigilando y parece que así es. Pero NO ... nos faltan unas 12 personas y no hay cobertura de teléfono. ¡Maldición!.
Sospechamos lo peor: se han ido GR-7 arriba, hacia Alcotas, o se han perdido. Momento de pánico en el que intentamos ponernos de acuerdo con las medidas a tomar. Lo lógico parece volver atrás, a buscarlos.
Así pues, dejamos al grupo que coma, así como las mochilas y los bastones propios y nos subimos rambla arriba a la carrera.
Juan va más fuerte que yo y le toca parar más de una vez. Pronto se nos vuelve a poner a llover. En el cruce con el camino de Alcotas, nos dividimos tras muchas dudas: Juan subirá hacia Valseco y yo miraré hacia Alcotas.
No necesito trotar mucho para darme cuenta del problema: en la misma rambla se ven huellas de un grupo de más de 5 personas que van en dirección a Alcotas y que no parecen haber vuelto. Lástima no ser indio para obtener más información del rastro.
Cuando volvemos a juntarnos, decidimos volver al pueblo para buscar cobertura telefónica e iniciar la búsqueda desde otro punto.
Volvemos a bajar la rambla a la carrera. Me pesan mucho las botas, que están completamente empapadas y el pantalón se me pega, entorpeciendo mi avance. El terreno es muy pedregoso e irregular. Tengo cada vez más frío y no me noto el sudor.
Cuando llegamos al punto donde habíamos dejado al grupo principal, éste ya no está. Se deben haber ido hacia Chelva por el camino de la Torrecilla.
Así que seguimos trotando, pero ahora por pista. Sigo teniendo mucho frío. Pasamos la Fuente del Lapicero, donde aprovecho para dar un trago rápido. Empiezo a estar cansado.
Cuando alcanzamos al grupo principal, más allá del campo de tiro, hace más de 90 minutos que estamos trotando a lo loco, con varias paradas incluidas. Más de 12 Km de trote. Puf ... creo que he superado mi propio récord en distancia. Y en las peores condiciones: lloviendo y sin las botas adecuadas. Me río de mí mismo. Soy un desastre, me duele la rodilla derecha y noto cargadas las piernas.
Pronto encontramos cobertura telefónica y se aclara la situación. El grupo de los perdidos continuó hasta cerca de Alcotas, hasta la casa de Valentín, el "Mas de las Carrascas". Valentín les ofreció ayuda y acompañó a un conductor y a un grupo de gente hasta Chelva, donde recogieron un coche y subieron a por más caminantes. Sin embargo, Gisela y Juanlu han decidido bajar por Mas de Aliaga y Las Lomas a Chelva. Ese trayecto son unas 3 horas y 40 minutos. Como no es plan de estar esperándolos, que no traen coche, me toca subir a por ellos al Collado de las Granzas. ¿No podíais haber bajado a Chelva con el resto, aunque fuera todos apretados en un coche? (grrrr).
Respira, Mario, respira ... no val la pena irritar-se ... ¿què guanyes?. Oooommmmm.
Así pues, un día muy distinto a lo que me esperaba: lluvia, truenos, frío, charcos, barro, una carrera de 90 minutos por una rambla pedregosa (12 km) y un susto que no se lo deseo a nadie. Al menos, no tuvimos que llamar al 112, ni a la Guardia Civil.
Pero el resultado, en el fondo, ha sido positivo: podría haber sido mucho peor.
Creo que me he doblado el tobillo izquierdo y tengo la rodilla derecha recargada. Ha sido un día demasiado estresante.
domingo, 14 de marzo de 2010
Caminando entre Sacañet y Canales por el GR-10
Este fin de semana tenía previsto descansar, haciendo vida social. Ni orientación, ni escapadas. Y eso que tenía tres carreras a elegir, una de la liga autonómica, una salida por la Sierra de Bérnia y una propuesta de salida en la bicicleta. ¡Cuántas tentaciones, con el mono que tengo de bici!. Pero he intentado ser prudente y reposar un poco, que no me interesa una lesión a última hora por hacer el tonto y prefería descansar, pensando en lo que me espera la semana que viene, que valdrá la pena.
A última hora, el Centro Excursionista de Chelva propuso una excursión por el Alto de la Bellida (1.336 m) y sus ventiqueros para ayer, sábado 13. Aunque creo que, realmente, era una excusa para quedarse a comer por Alcublas (jejeje).
Yo ya estuve por allí a finales de noviembre y no me apetecía demasiado volver tan pronto, pero la posibilidad de hacer el trozo del sendero GR-10 que sube desde Sacañet hasta Canales, me parecía una alternativa interesante, ya que no lo conocía. A esto se añadía el poder ver a la gente de Chelva, que hace mucho que no me juntaba con ellos. Era una buena opción, relajada y tranquilita. Un paseo por la sierra en buena compañía. Muy apetecible.
Hemos quedado en la Plaza de la Iglesia de Alcublas a las 9:30 para almorzar. Creo que salimos a eso de las 10:30 o incluso más tarde. Llevamos más de media hora de retraso sobre el horario previsto.
Juan Antonio me sugirió que preparara la ruta y así lo hice. Voy con mis planitos, aunque me sé el camino de memoria.
El grupo está formado por: Amparo, Inma, Amparo, Ricardo, Rafa, Juan Antonio, Vicent, Carlos, Pepe y Mario.
Salimos del pueblo hacia la Cueva Sabuquera, que parece que el grupo no la conoce. Parada rápida para ver el entorno y sacar fotos. La mañana es fría y todavía hay hielo en los charcos. El sol ha salido sin nubes, aunque no calienta.
Tras una breve visita, nos dirigimos a Sacañet. Dejamos los coches en la fuente que hay en el centro del pueblo, frente al jardín.
La ruta no tiene ningún misterio, ya que simplemente es seguir las marcas blancas y rojas, que se meten barranco arriba, hacia la sierra.
Aquí todos van armados de cámaras réflex digitales menos Vicent, Juan Antonio y yo, que llevamos compactas "normalitas". Habrá que modernizarse. Cada vez que paramos se oyen comentarios jocosos y risas, para pasar, a continuación, a un silencio acompañado de los zumbidos y los clic de las cámaras. Si se oyen comentarios durante estos momentos de éxtasis fotográfico, es para indicar a alguien que se mueva, que se ponga aquí o allá o para pedir que saquen tal foto. Estos momentos siempre vienen acompañados de más risas.
A veces estas paradas se hacen eternas. Más que una excursión, parece un safari fotográfico (jejeje).
Yo me divierto viendo cómo se concentran, juegan con los botoncitos de sus cámaras y adoptan posturas inverosímiles para conseguir el mejor ángulo. Rafa es el que mejor se lo pasa, buscando buenas tomas y juegos con las luces. Para algo es el que más sabe de fotografía. Estoy deseando ver el resultado del reportaje que habrá hecho. Se le veía disfrutar con la cámara.
Alrededor de la cota 1.200 m empiezan a aparecer las primeras manchas de nieve. Están bajo los árboles y el matorral, siempre hacia el lado norte. Cerca de los 1.300 el suelo todavía está cubierto de nieve en las umbrías. En las solanas, en los ventisqueros. La imagen es preciosa y me llena de alegría. Voy haciendo el tonto y dando saltitos por todos lados, contento de lo que veo. Parezco un perrillo de caza, yendo y viniendo. Es un espectáculo precioso.
Mientras empezamos a ver los ventisqueros y pozos de nieve del entorno de la Bellida y mis compañeros disparan sus cámaras, me subo al vértice geodésico, separándome del grupo. Un rato de soledad entre la nieve. La visibilidad no es muy buena, pero suficiente para ver manchas blancas en las cumbres circundantes. El sol brilla y no hace aire. El día es perfecto. Me he traído las zapatillas de correr, para tener descansados los pies todo el día, y aprovecho para pisar la nieve, que me cubre los tobillos, mojándome los pies.
Cuando llegamos al Ventisquero de Los Frailes, ya cerca de Canales, Juan Antonio nos recuerda que son las 14:00 y que tienen que volver, que habían quedado a comer en Alcublas a las 15:00. Mira a Vicent mientras lo comenta. Nos miramos los tres. Me encojo de hombros: "yo estoy de paseo y vosotros de safari fotográfico. Para hacer 6 kilómetros hemos tardado casi 3 horas. No me pidáis explicaciones (jajaja)".
Me ofrezco para bajar a por el coche a Sacañet. Puedo ir más rápido que el resto y además, vengo preparado: aprovecharé las zapatillas. Vicent me da las llaves y se queda con mi chaqueta.
Me bajo a Sacañet corriendo. Al principio, subiendo la Bellida, me entra algo de agobio. Estoy subiendo a demasiada velocidad. Rápidamente me acuerdo de Paco Zen cuando me dijo "sube con pasos cortos y empieza despacio" y así lo hago. Poco a poco voy cogiendo ritmo, y me lanzo a la carrera a todo lo que puedo bajar. Hay algún tramo de rocas, pero el resto es una senda de tierra y camino, muy cómodos de correr. En menos de 30 minutos (¿24?) estoy abriendo el coche. ¡¡He bajado a menos de 5 min/km!!. Podía haber ido incluso más rápido, pero me daba miedo dar un traspié. Y lo mejor: no estoy ni cansado. ¡¡Ni me lo creo!! (jajaja).
Al final, he conseguido sudar un poco.
Menos mal que quería descansar este sábado (jajaja).
Un día magnífico.
A última hora, el Centro Excursionista de Chelva propuso una excursión por el Alto de la Bellida (1.336 m) y sus ventiqueros para ayer, sábado 13. Aunque creo que, realmente, era una excusa para quedarse a comer por Alcublas (jejeje).
Yo ya estuve por allí a finales de noviembre y no me apetecía demasiado volver tan pronto, pero la posibilidad de hacer el trozo del sendero GR-10 que sube desde Sacañet hasta Canales, me parecía una alternativa interesante, ya que no lo conocía. A esto se añadía el poder ver a la gente de Chelva, que hace mucho que no me juntaba con ellos. Era una buena opción, relajada y tranquilita. Un paseo por la sierra en buena compañía. Muy apetecible.
Hemos quedado en la Plaza de la Iglesia de Alcublas a las 9:30 para almorzar. Creo que salimos a eso de las 10:30 o incluso más tarde. Llevamos más de media hora de retraso sobre el horario previsto.
Juan Antonio me sugirió que preparara la ruta y así lo hice. Voy con mis planitos, aunque me sé el camino de memoria.
El grupo está formado por: Amparo, Inma, Amparo, Ricardo, Rafa, Juan Antonio, Vicent, Carlos, Pepe y Mario.
Salimos del pueblo hacia la Cueva Sabuquera, que parece que el grupo no la conoce. Parada rápida para ver el entorno y sacar fotos. La mañana es fría y todavía hay hielo en los charcos. El sol ha salido sin nubes, aunque no calienta.
Tras una breve visita, nos dirigimos a Sacañet. Dejamos los coches en la fuente que hay en el centro del pueblo, frente al jardín.
La ruta no tiene ningún misterio, ya que simplemente es seguir las marcas blancas y rojas, que se meten barranco arriba, hacia la sierra.
Aquí todos van armados de cámaras réflex digitales menos Vicent, Juan Antonio y yo, que llevamos compactas "normalitas". Habrá que modernizarse. Cada vez que paramos se oyen comentarios jocosos y risas, para pasar, a continuación, a un silencio acompañado de los zumbidos y los clic de las cámaras. Si se oyen comentarios durante estos momentos de éxtasis fotográfico, es para indicar a alguien que se mueva, que se ponga aquí o allá o para pedir que saquen tal foto. Estos momentos siempre vienen acompañados de más risas.
A veces estas paradas se hacen eternas. Más que una excursión, parece un safari fotográfico (jejeje).
Yo me divierto viendo cómo se concentran, juegan con los botoncitos de sus cámaras y adoptan posturas inverosímiles para conseguir el mejor ángulo. Rafa es el que mejor se lo pasa, buscando buenas tomas y juegos con las luces. Para algo es el que más sabe de fotografía. Estoy deseando ver el resultado del reportaje que habrá hecho. Se le veía disfrutar con la cámara.
Alrededor de la cota 1.200 m empiezan a aparecer las primeras manchas de nieve. Están bajo los árboles y el matorral, siempre hacia el lado norte. Cerca de los 1.300 el suelo todavía está cubierto de nieve en las umbrías. En las solanas, en los ventisqueros. La imagen es preciosa y me llena de alegría. Voy haciendo el tonto y dando saltitos por todos lados, contento de lo que veo. Parezco un perrillo de caza, yendo y viniendo. Es un espectáculo precioso.
Mientras empezamos a ver los ventisqueros y pozos de nieve del entorno de la Bellida y mis compañeros disparan sus cámaras, me subo al vértice geodésico, separándome del grupo. Un rato de soledad entre la nieve. La visibilidad no es muy buena, pero suficiente para ver manchas blancas en las cumbres circundantes. El sol brilla y no hace aire. El día es perfecto. Me he traído las zapatillas de correr, para tener descansados los pies todo el día, y aprovecho para pisar la nieve, que me cubre los tobillos, mojándome los pies.
Cuando llegamos al Ventisquero de Los Frailes, ya cerca de Canales, Juan Antonio nos recuerda que son las 14:00 y que tienen que volver, que habían quedado a comer en Alcublas a las 15:00. Mira a Vicent mientras lo comenta. Nos miramos los tres. Me encojo de hombros: "yo estoy de paseo y vosotros de safari fotográfico. Para hacer 6 kilómetros hemos tardado casi 3 horas. No me pidáis explicaciones (jajaja)".
Me ofrezco para bajar a por el coche a Sacañet. Puedo ir más rápido que el resto y además, vengo preparado: aprovecharé las zapatillas. Vicent me da las llaves y se queda con mi chaqueta.
Me bajo a Sacañet corriendo. Al principio, subiendo la Bellida, me entra algo de agobio. Estoy subiendo a demasiada velocidad. Rápidamente me acuerdo de Paco Zen cuando me dijo "sube con pasos cortos y empieza despacio" y así lo hago. Poco a poco voy cogiendo ritmo, y me lanzo a la carrera a todo lo que puedo bajar. Hay algún tramo de rocas, pero el resto es una senda de tierra y camino, muy cómodos de correr. En menos de 30 minutos (¿24?) estoy abriendo el coche. ¡¡He bajado a menos de 5 min/km!!. Podía haber ido incluso más rápido, pero me daba miedo dar un traspié. Y lo mejor: no estoy ni cansado. ¡¡Ni me lo creo!! (jajaja).
Al final, he conseguido sudar un poco.
Menos mal que quería descansar este sábado (jajaja).
Un día magnífico.
miércoles, 3 de marzo de 2010
La importancia de las cosas más tontas.
Esta misma tarde, mientras hablaba con una compañera en la escuela oficial de idiomas, un chaval se me ha acercado dubitativo. Como conocía a mi compañera, le ha comentado alguna cosa y al final se ha atrevido a preguntarme. Se le veía nervioso y azorado.
- Eres Mario?
- Errrr ... sí
- Yo te conozco. Bueno ... es fácil que no te acuerdes de mí ... no sé ... era un chiquillo cuando coincidí contigo.
- No caigo, lo siento.
- Pero tú estabas de forestal en Chelva, ¿no?.
- Bueno ... más o menos sí. Hace tiempo de aquello. (Reconozco que me he emocionado un poco en ese momento. Ese nudillo en la garganta ...)
- Pues es que estuvimos un día jugando al frontón. Tú estuviste bastante tiempo trabajando por Chelva, ¿no?
- Pues ... sí ... bastante tiempo. (El nudo se va apretando al final de la garganta).
- Yo me acuerdo que jugué al frontón contigo. Además, recuerdo muy marcado aquel día, porque nos sorprendió verte jugando por allí, porque allí todos te conocíamos, aunque éramos chiquillos. Porque nos dejaste jugar contigo. Pero lo que más me acuerdo es que vimos un murciélago que estaba muerto en el suelo y nos diste unas explicaciones sobre aquel animal.
- ¿En serio? (No salgo de mi asombro. Creo que me pongo rojo) ... alguna tontería os diría.
- Pues fue muy interesante. No me olvido de aquel día ...
El resto de la conversación no tiene importancia. El chaval (Javi), me miraba con cara de fascinación, como quien ve a un ídolo o a alguien a quien admira o ha admirado por algún motivo que no alcanzo a comprender. Medía sus palabras. Sus ojillos me escrutaban inquietos y nerviosos. Se le notaba contento de hablar conmigo y rememorar aquel pasaje. Orgulloso de compartir aquella situación conmigo. De tener algo en común.
Me he sentido incómodo. No me gusta que me adoren y mucho menos que me pongan en un lugar donde ni estoy ni merezco estar. San Mario (jajaja).
Cuando he conseguido que pasara el nudo de la garganta hacia abajo, hemos hablado del pueblo y de su familia, y se me ha llenado la cabeza de recuerdos chelvanos. Aquello sería alrededor del 1997. Ha llovido mucho desde entonces. Puf.
Es curioso, pero a veces no nos damos cuenta de la importancia que nuestra existencia tiene para algunas personas y cómo llegamos a influir en la vida de los demás con nuestra sola presencia. A veces sin querer.
Esta persona recordaba aquel pasaje en el que jugó con Mario "el forestal" como algo único. Una experiencia vital que le dejó marcado y de la que se acordaba con todos los detalles. Hasta incluso de lo que les dije. Una nimiedad para mí, pero algo relevante para esta persona.
Es curioso ver como, en algún momento, mi propia existencia ha tenido sentido para alguien y de qué forma lo recuerdan. Y me ha hecho pensar.
Realmente, he influido en la vida de más personas de las que yo pueda imaginar y cada cual ha sacado su experiencia de esa relación. ¡Qué dimensión de responsabilidad toma este razonamiento!.
Esto me ha hecho recordar que hace unos meses mi vida no tenía valor ni sentido alguno para mí. Ya no importa cuántos meses. Afortunadamente, en este preciso momento, ya no concibo aquel desprecio hacia mí mismo, a mi propia existencia, que me llevó poco a poco hacia los senderos de la demencia hasta que conseguí ponerle freno. Menos mal.
He madurado muchas cosas desde entonces y he metido en mi bolsillo nuevas experiencias que me hacen ver las cosas de una forma más "práctica". Más egoísta. Enrocado en mi fortaleza y a la defensiva. Costará volver a tocarme la fibra sensible.
Pero esta tarde, he visto cómo hay quien recuerda vivamente una acción, una situación, sin importancia para mí y de hace muchos años. Incluso con ilusión.
Es sorprendente cómo podemos llegar a ser importantes para alguien sin querer, sin darnos cuenta. Sin ser importante para nosotros.
Es un poco como la película de "qué bello es vivir", pero desde mi humilde experiencia y salvando las distancias, claro.
Es sorprendente e inquietante.
Es como despertar de un sueño, mirar atrás y decir ... caray ... ¿todo eso he sido yo para tanta gente? ¿Yo? ¿El prescindible?
Puf ... qué carga moral.
...
Puf ... miércoles noche ... ¿qué tal el Kinépolis? ¿demasiada cerveza en el cuerpo, Mario? (jajaja).
- Eres Mario?
- Errrr ... sí
- Yo te conozco. Bueno ... es fácil que no te acuerdes de mí ... no sé ... era un chiquillo cuando coincidí contigo.
- No caigo, lo siento.
- Pero tú estabas de forestal en Chelva, ¿no?.
- Bueno ... más o menos sí. Hace tiempo de aquello. (Reconozco que me he emocionado un poco en ese momento. Ese nudillo en la garganta ...)
- Pues es que estuvimos un día jugando al frontón. Tú estuviste bastante tiempo trabajando por Chelva, ¿no?
- Pues ... sí ... bastante tiempo. (El nudo se va apretando al final de la garganta).
- Yo me acuerdo que jugué al frontón contigo. Además, recuerdo muy marcado aquel día, porque nos sorprendió verte jugando por allí, porque allí todos te conocíamos, aunque éramos chiquillos. Porque nos dejaste jugar contigo. Pero lo que más me acuerdo es que vimos un murciélago que estaba muerto en el suelo y nos diste unas explicaciones sobre aquel animal.
- ¿En serio? (No salgo de mi asombro. Creo que me pongo rojo) ... alguna tontería os diría.
- Pues fue muy interesante. No me olvido de aquel día ...
El resto de la conversación no tiene importancia. El chaval (Javi), me miraba con cara de fascinación, como quien ve a un ídolo o a alguien a quien admira o ha admirado por algún motivo que no alcanzo a comprender. Medía sus palabras. Sus ojillos me escrutaban inquietos y nerviosos. Se le notaba contento de hablar conmigo y rememorar aquel pasaje. Orgulloso de compartir aquella situación conmigo. De tener algo en común.
Me he sentido incómodo. No me gusta que me adoren y mucho menos que me pongan en un lugar donde ni estoy ni merezco estar. San Mario (jajaja).
Cuando he conseguido que pasara el nudo de la garganta hacia abajo, hemos hablado del pueblo y de su familia, y se me ha llenado la cabeza de recuerdos chelvanos. Aquello sería alrededor del 1997. Ha llovido mucho desde entonces. Puf.
Es curioso, pero a veces no nos damos cuenta de la importancia que nuestra existencia tiene para algunas personas y cómo llegamos a influir en la vida de los demás con nuestra sola presencia. A veces sin querer.
Esta persona recordaba aquel pasaje en el que jugó con Mario "el forestal" como algo único. Una experiencia vital que le dejó marcado y de la que se acordaba con todos los detalles. Hasta incluso de lo que les dije. Una nimiedad para mí, pero algo relevante para esta persona.
Es curioso ver como, en algún momento, mi propia existencia ha tenido sentido para alguien y de qué forma lo recuerdan. Y me ha hecho pensar.
Realmente, he influido en la vida de más personas de las que yo pueda imaginar y cada cual ha sacado su experiencia de esa relación. ¡Qué dimensión de responsabilidad toma este razonamiento!.
Esto me ha hecho recordar que hace unos meses mi vida no tenía valor ni sentido alguno para mí. Ya no importa cuántos meses. Afortunadamente, en este preciso momento, ya no concibo aquel desprecio hacia mí mismo, a mi propia existencia, que me llevó poco a poco hacia los senderos de la demencia hasta que conseguí ponerle freno. Menos mal.
He madurado muchas cosas desde entonces y he metido en mi bolsillo nuevas experiencias que me hacen ver las cosas de una forma más "práctica". Más egoísta. Enrocado en mi fortaleza y a la defensiva. Costará volver a tocarme la fibra sensible.
Pero esta tarde, he visto cómo hay quien recuerda vivamente una acción, una situación, sin importancia para mí y de hace muchos años. Incluso con ilusión.
Es sorprendente cómo podemos llegar a ser importantes para alguien sin querer, sin darnos cuenta. Sin ser importante para nosotros.
Es un poco como la película de "qué bello es vivir", pero desde mi humilde experiencia y salvando las distancias, claro.
Es sorprendente e inquietante.
Es como despertar de un sueño, mirar atrás y decir ... caray ... ¿todo eso he sido yo para tanta gente? ¿Yo? ¿El prescindible?
Puf ... qué carga moral.
...
Puf ... miércoles noche ... ¿qué tal el Kinépolis? ¿demasiada cerveza en el cuerpo, Mario? (jajaja).
domingo, 17 de enero de 2010
San Antón 2010
Anoche estuve por Chelva, para enseñar a un grupo de amigos las hogueras de San Antón y el Cuentantón.
Tras una mañana completita en Segart y el Garbí, me subí en coche a Chelva, a eso de las 17:30, y nos juntamos allí Ángela, Laura, Raquel, Bea, Cris, Alejandro, Carlos, Miguel, Massi y Mario, junto a la gente de siempre, que son del terreno: Mikel, Mari, Vicent, Mª Jesús, Santos, Loli, Jose, Eduard, Juan, etc.
Los amigos y amigas de Valencia no conocían estas fiestas y creo que les encantaron.
Disfrutamos de la rondalla de cuenta cuentos, esta vez acompañada de dolçaina i tabalet, que discurrió por el barrio de Benacacira, hasta las Ollerias. En cada hoguera nos contaban algún cuento o historia, algunas francamente entrañables, o nos enseñaban algún truco de magia u ocurrencia. Más de 150 personas acompañaban al grupo en un ambiente festivo y de silencio absoluto cuando empezaban a narrarnos sus historias.
Como siempre, me encantó. Sigo disfrutando con los cuentos y sobre todo, con la gente que los cuenta.
Después, cena alrededor de la hoguera de Mikel, con la gente habitual y los amigos. Velada entretenida y amable, con olor a humo, de buen vino y muchas risas.
El empujón lo dejamos tranquilo, que ya no hay ganas de meterse en fregados, como hace años.
A veces echo mucho de menos Chelva y en momentos así siempre me entra la tentación de volver. Son muchos recuerdos buenos los que guardo de este pueblo y sus gentes. Porque de los malos, el tiempo se ha ido encargando de borrarlos.
A veces me gusta imaginar que vuelvo y que las cosas no han cambiado, sino para mejor. Que siguen estando por aquí muchos de los que antes estaban y que ahora sé que no volverán. Se echa de menos los viejos tiempos y sus vivencias.
Se me va la imaginación soñando que ahora todo sería diferente. Que el trabajo sería diferente. Porque realmente ¿qué necesidad tengo de vivir donde vivo ahora?. Hace tiempo que ninguna. Creo que desde hace años.
Todo sea que un día se me cruce el cable ... y ya está. El tiempo dirá. Mientras, prefiero soñar.
Tras una mañana completita en Segart y el Garbí, me subí en coche a Chelva, a eso de las 17:30, y nos juntamos allí Ángela, Laura, Raquel, Bea, Cris, Alejandro, Carlos, Miguel, Massi y Mario, junto a la gente de siempre, que son del terreno: Mikel, Mari, Vicent, Mª Jesús, Santos, Loli, Jose, Eduard, Juan, etc.
Los amigos y amigas de Valencia no conocían estas fiestas y creo que les encantaron.
Disfrutamos de la rondalla de cuenta cuentos, esta vez acompañada de dolçaina i tabalet, que discurrió por el barrio de Benacacira, hasta las Ollerias. En cada hoguera nos contaban algún cuento o historia, algunas francamente entrañables, o nos enseñaban algún truco de magia u ocurrencia. Más de 150 personas acompañaban al grupo en un ambiente festivo y de silencio absoluto cuando empezaban a narrarnos sus historias.
Como siempre, me encantó. Sigo disfrutando con los cuentos y sobre todo, con la gente que los cuenta.
Después, cena alrededor de la hoguera de Mikel, con la gente habitual y los amigos. Velada entretenida y amable, con olor a humo, de buen vino y muchas risas.
El empujón lo dejamos tranquilo, que ya no hay ganas de meterse en fregados, como hace años.
A veces echo mucho de menos Chelva y en momentos así siempre me entra la tentación de volver. Son muchos recuerdos buenos los que guardo de este pueblo y sus gentes. Porque de los malos, el tiempo se ha ido encargando de borrarlos.
A veces me gusta imaginar que vuelvo y que las cosas no han cambiado, sino para mejor. Que siguen estando por aquí muchos de los que antes estaban y que ahora sé que no volverán. Se echa de menos los viejos tiempos y sus vivencias.
Se me va la imaginación soñando que ahora todo sería diferente. Que el trabajo sería diferente. Porque realmente ¿qué necesidad tengo de vivir donde vivo ahora?. Hace tiempo que ninguna. Creo que desde hace años.
Todo sea que un día se me cruce el cable ... y ya está. El tiempo dirá. Mientras, prefiero soñar.
domingo, 10 de enero de 2010
Caminando entre Chulilla y Sot de Chera. Las Toscas.
Paso a elaborar la crónica de la excursión del día 10 de enero unos cuantos días más tarde. En concreto, 5 días, aunque en la fecha ponga otra cosa.
La voy a hacer atendiendo al clamor popular, ya que tanto me han insistido algunos asiduos lectores (¿sería correcto "lectoras"?), pero no por gusto. Por ese motivo, esta vez será breve, que no está el horno para muchos bollos. No hay ánimo. Lo siento con toda el alma.
Después de la salida del sábado 9 por la Siberia valenciana, como ha quedado bautizada ya la población de Barracas en invierno para la posteridad, este domingo día 10 tocaba salida por Los Serranos con el Centro Excursionista de Chelva.
El grupo estaba formado por 11 personas (en orden alfabético): Amparo, Ana, Carmelo, José Mozos, Juan Antonio, Laura, Lola, Marisol, Vicente C, Vicente Reyes y Mario. Había gente que hacía tiempo que no veía y ya tenía ganas.
La mañana salió fría y los charcos tenían más de un dedo de hielo, que nos entreteníamos en romper con los bastones. A ver quién la hacía más gorda.
Aunque caminamos toda la mañana por debajo de los 300 metros de altitud, toda la sierra frente nosotros todavía conservaba una buena capa de nieve caída en los días anteriores. Un marco de fondo excepcional.
El gran Vicent Reyes, conocido desde la excursión de mayo del 2009 a Albarracín como "Vincent, el autóctono", siguiendo las imitaciones y comentarios improvisados al más puro estilo de Jesús Calleja, nos preparó esta vez una excursión entre Sot de Chera y Chulilla.
Antes de empezar a caminar, nos quiso enseñar la antigua presa del canal sobre el Turia, arrancada de cuajo en unas de sus compuertas por la riada de 1957, la que llegó hasta Valencia, y la antigua piscifactoría que hay allí. Ahora no recuerdo el nombre (sorry).
La excursión propuesta consistía en seguir una senda que discurre entre el Balneario de Chulilla y la población de Sot de Chera, junto al río Sot o Reatillo.
Tras unos centenares de metros de senda señalizada con sus marcas blancas y amarillas desde el Balneario como PR-CV 290, y a la altura de la desembocadura del río Sot en el río Turia, hay que girar a la derecha, abandonando el sendero y siguiendo río arriba por un antiguo canal de alimentación de un salto hidroeléctrico, ahora sin agua, hasta el paraje de Las Toscas, donde ya se pasa a pista forestal. Este camino ya no dispone de señalización y hay algún tramo no apto para gente con mucho vértigo.
Las Toscas es un paraje con una bonita cascada natural, que se precipita al río Sot desde unos 15 metros de altura. El agua nace en una peña de toba calcárea, bajo un hundimiento, y forma una cueva bajo la misma cascada, a la que se puede acceder desde dentro del río. Es una buena zona de baño.
Tras pasar la Hoya de Cherales, seguimos una pista forestal, que atraviesa varias veces el río Sot, ya que nuestro guía no estaba seguro que el sendero junto al río estuviera limpio de vegetación.
La marcha fue sencilla y no presentó ninguna dificultad. En total nos salieron unos 9,5 km y +215 m de desnivel acumulado. Un paseo.
Por el camino atendemos con interés las anécdotas y ocurrencias del amigo "Vincent", que rememora su juventud, cuando empezó a trabajar por la zona, y cómo se entretuvo durante más de dos años en transportar los mojones de hormigón para el monte a lomos de mula, siguiendo sendas y trochas por la sierra. Nos enseña orgulloso sus puentes construidos con ingenio y con los medios que entonces tenía y se le ve añorar aquel tiempo ya pasado. A mí al menos me enternece verle tan emotivo y tan feliz. Sigue siendo una persona excepcional y estas historias que cuenta no tienen precio. Tendré que empezar a apuntarlas, que algunas con el tiempo pasan a ser auténticas leyendas. Como la de la paella (jejeje).
Junto al pueblo nos entretenemos en ver el "anticlinal", un hito geológico muy interesante y singular, conocido por la perfección de sus plegamientos .
Para rematar, y como no podía ser menos con este magnífico anfitrión "autóctono", comida en un restaurante de postín, que estuvo bastante bien, aunque hay que reconocer que la chimenea calentaba poco y que la mayoría pasamos algo de frío.
Pues eso es todo. Una mañana fría, buena compañía y ganas de caminar. Otra excursión sencillita para recordar.
Más fotos aquí.
La voy a hacer atendiendo al clamor popular, ya que tanto me han insistido algunos asiduos lectores (¿sería correcto "lectoras"?), pero no por gusto. Por ese motivo, esta vez será breve, que no está el horno para muchos bollos. No hay ánimo. Lo siento con toda el alma.
Después de la salida del sábado 9 por la Siberia valenciana, como ha quedado bautizada ya la población de Barracas en invierno para la posteridad, este domingo día 10 tocaba salida por Los Serranos con el Centro Excursionista de Chelva.
El grupo estaba formado por 11 personas (en orden alfabético): Amparo, Ana, Carmelo, José Mozos, Juan Antonio, Laura, Lola, Marisol, Vicente C, Vicente Reyes y Mario. Había gente que hacía tiempo que no veía y ya tenía ganas.
La mañana salió fría y los charcos tenían más de un dedo de hielo, que nos entreteníamos en romper con los bastones. A ver quién la hacía más gorda.
Aunque caminamos toda la mañana por debajo de los 300 metros de altitud, toda la sierra frente nosotros todavía conservaba una buena capa de nieve caída en los días anteriores. Un marco de fondo excepcional.
El gran Vicent Reyes, conocido desde la excursión de mayo del 2009 a Albarracín como "Vincent, el autóctono", siguiendo las imitaciones y comentarios improvisados al más puro estilo de Jesús Calleja, nos preparó esta vez una excursión entre Sot de Chera y Chulilla.
Antes de empezar a caminar, nos quiso enseñar la antigua presa del canal sobre el Turia, arrancada de cuajo en unas de sus compuertas por la riada de 1957, la que llegó hasta Valencia, y la antigua piscifactoría que hay allí. Ahora no recuerdo el nombre (sorry).
La excursión propuesta consistía en seguir una senda que discurre entre el Balneario de Chulilla y la población de Sot de Chera, junto al río Sot o Reatillo.
Tras unos centenares de metros de senda señalizada con sus marcas blancas y amarillas desde el Balneario como PR-CV 290, y a la altura de la desembocadura del río Sot en el río Turia, hay que girar a la derecha, abandonando el sendero y siguiendo río arriba por un antiguo canal de alimentación de un salto hidroeléctrico, ahora sin agua, hasta el paraje de Las Toscas, donde ya se pasa a pista forestal. Este camino ya no dispone de señalización y hay algún tramo no apto para gente con mucho vértigo.
Las Toscas es un paraje con una bonita cascada natural, que se precipita al río Sot desde unos 15 metros de altura. El agua nace en una peña de toba calcárea, bajo un hundimiento, y forma una cueva bajo la misma cascada, a la que se puede acceder desde dentro del río. Es una buena zona de baño.
Tras pasar la Hoya de Cherales, seguimos una pista forestal, que atraviesa varias veces el río Sot, ya que nuestro guía no estaba seguro que el sendero junto al río estuviera limpio de vegetación.
La marcha fue sencilla y no presentó ninguna dificultad. En total nos salieron unos 9,5 km y +215 m de desnivel acumulado. Un paseo.
Por el camino atendemos con interés las anécdotas y ocurrencias del amigo "Vincent", que rememora su juventud, cuando empezó a trabajar por la zona, y cómo se entretuvo durante más de dos años en transportar los mojones de hormigón para el monte a lomos de mula, siguiendo sendas y trochas por la sierra. Nos enseña orgulloso sus puentes construidos con ingenio y con los medios que entonces tenía y se le ve añorar aquel tiempo ya pasado. A mí al menos me enternece verle tan emotivo y tan feliz. Sigue siendo una persona excepcional y estas historias que cuenta no tienen precio. Tendré que empezar a apuntarlas, que algunas con el tiempo pasan a ser auténticas leyendas. Como la de la paella (jejeje).
Junto al pueblo nos entretenemos en ver el "anticlinal", un hito geológico muy interesante y singular, conocido por la perfección de sus plegamientos .
Para rematar, y como no podía ser menos con este magnífico anfitrión "autóctono", comida en un restaurante de postín, que estuvo bastante bien, aunque hay que reconocer que la chimenea calentaba poco y que la mayoría pasamos algo de frío.
Pues eso es todo. Una mañana fría, buena compañía y ganas de caminar. Otra excursión sencillita para recordar.
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