domingo, 21 de febrero de 2010

Caminando entre Puçol y Gátova por el GR-10

Por fin. Respiro tranquilo porque al fin lo he conseguido. Otra espinita menos. Otra vez la penúltima. Tras más de un mes de intentos, ayer completé el recorrido entre Puçol y Gátova por el GR-10 a pie, con un total de 43 km y +2.200 m.

Este invierno estuve ayudando a Paco Zen a repintar el GR-10, para darle así vida a la ya famosa prueba del GR-10 Xtrem que el club CxM quería organizar en plan ultra-trail (93 km y +3.800 m).
Mi aportación fue pequeña en comparación con todo lo que hubo que hacer, pero creo que suficiente, ya que tampoco había ninguna obligación, y la parte que puse fue por puro placer hedónico (preparar planos, repintar, acompañar a Paco y pasar una mañana en un avituallamiento con Vicent M y Julio, etc.). Suficiente recompensa, al fin y al cabo, con saber del trabajo bien hecho, a pesar de todos los pesares, que obviaré por ser innecesario mencionarlos.

Completados los trabajos de señalización, le comenté a Paco mi intención de hacer el trayecto desde Puçol a Gátova, ya que la totalidad me parecía una barbaridad para mi pobre personita, más sabiendo de antecedentes y del desnivel acumulado que tenía. 93 km ... ¡qué disparate!. La montaña me gusta disfrutarla, la verdad, no padecerla. Así que cada cual con sus limitaciones y todos felices (jejeje).
La fecha elegida para este primer intento la marqué con ganas en el calendario: 14 de enero, jueves, víspera de la carrera oficial, que sería el día 16. Estaba de vacaciones y pensaba hacerla solo. Cuando tenía todo ya preparado, la meteorología, implacable aquellos días, me aconsejó dejarlo. Con vientos de más de 100 km/h, no era plan de ver cómo podía caerme algún pino en la cabeza. De hecho, cayeron bastantes aquellos días por la Calderona. No parecía un buen plan.
El 16 me fuí al avituallamiento de Segart y así quedó el tema, con las ganas y sin poder hacerla.

Hasta ayer, que tenía un fin de semana libre y con buenas previsiones meteorológicas. Y lo mejor: no iría solo, Julio se apuntaba a esta mini-aventura.
El plan era bien sencillo: quedamos a las 7:05 en la Estación del Norte de Valencia, a las 7:20 cogíamos el tren a Puçol (2,10 €) y desde allí nos poníamos en marcha. Un rato más tarde, acabaríamos en Gátova, donde un compañero nos vendría a recoger (gracias, Emilio) y nos dejaría en Bétera o Llíria, para coger el metro de vuelta a casa (2,60 €). De lujo.
El problema es que en Gátova hay poco servicio público de transporte y el taxi es carísimo, así que había pocas alternativas: tenía que venir a recogernos alguien.

A las 7:47 salimos de la estación de Renfe de Puçol. La mañana es fresca y húmeda, con un par de grados sobre cero y rocío en las plantas. Ha estado lloviendo toda la semana (y todo el invierno) y campos y caminos están anegados de agua. El barro nos acompañará todo el camino.
Mi intención inicial era trotar un poco donde se pudiera. Ahora que tengo fondo, puedo ver qué soy capaz de hacer con calma e ir cambiando de ritmo, pero Julio venía con botas de montaña, que no quería que se le mojasen los pies, así que me tuve que olvidar del tema. Aún así, conseguí picarle en alguna bajada facilita (jejeje).
La subida hacia el Picayo de Sagunt por el Barranc del Convent es facilita, casi un aperitivo. Como no podía ser de otra manera, me asaltan las imágenes según subimos. Me viene una marcha nocturna por esta senda, una subida en bicicleta al Picayo ... nostalgias de viejo, supongo.
Todo el tramo de las Penyes de Guaita es nuevo para mí. Nunca había pasado por aquí a pie. Descubro incluso un pequeño paso con una cadena. La mañana sigue fresca y el sol apenas empieza a calentar. La senda discurre entre matorrales y algún pino disperso. Es amplia y llanea un poco. Es muy agradable. Los pies los llevamos algo mojados del rocío y el ritmo de marcha es bueno.
Bajando hacia el Coll de la Calderona, en término de Gilet, consigo picar a Julio para que trote un poco. En esta zona nos encontramos con la colla ciclista BTT de Moncada, que van todos uniformados igual y en grupo compacto. Qué forma de chillar y reirse en voz alta. Se les oye a mucha distancia. Se lo deben estar pasando bien. Eso me recuerda que hace algún tiempo que no cojo la bici y que habrá que remediarlo (jejeje).
El sendero vuelve a cambiar de valle, subiendo por una ladera al norte del Pic de l'Àguila y desciende hasta el valle donde encontraremos la población de Segart. Esta segunda subida cuesta un poco más que la primera y empiezo a echar de menos un desayuno más abundante.
Paramos un poco en Segart para poner y quitar ropa, para reponer algo de agua y comer un poco de fruta. La temperatura no acompaña, que sigue haciendo frío y cada vez que subimos a las partes más altas, un airecillo helado nos recuerda que todavía es invierno.
La siguiente cita es la canal del Garbí. Es la segunda vez que la visito en lo que llevamos de año y la verdad es que me está encantando. Ahora está llena de agua, que salta y juguetea caprichosamente en todos los rincones, entre las plantas y las piedras, manteniendo un rumor constante. Delicioso.
A mitad de subida por la canal desaparece Julio por delante. Eso es señal que estoy perdiendo ritmo. Cuando me quiero dar cuenta de lo que está pasando, estoy acelerado de pulsaciones, me molesta la luz y me está fallando el equilibrio. A esto se le une un cierto vaivén inercial de la cabeza, semejante a una pequeña borrachera, que rápidamente asocio a un mareo y a una incipiente hipoglucemia. Me pongo en guardia y procuro acabar la canal con mucha prudencia. Al llegar arriba, me siento y sugiero un almuerzo urgente. Está claro que ayer no cené lo suficiente y lo estoy pagando. He sido poco previsor. Maldición.
Al cabo de unos 10 minutos, se me han pasado todos los males y nos ponemos de nuevo en marcha. Efectivamente, era una bajada de azúcar.
Bajamos hacia la font de Barraix y de allí a la font del Marianet, dando la vuelta por el norte a Serra. No entraremos en la población.
La subida a la font del Poll se me hace algo pesada. Llevamos un rato por pista y, salvo un trozo que salva la font de la Prunera por senda, el panorama no cambia hasta arriba. Metros y metros de pista con pendiente constante. Supongo que para quien vaya corriendo, son unas condiciones estupendas, pero para los que caminamos, no tiene ningún aliciente. No es bonito este tramo.
Llegamos a font del Poll. Ya nos queda menos. Los dos estamos cansados, pero contentos. A mí se me ha pasado el mareo y a Julio le escuecen un poco las plantas de los pies por culpa de las botas, que dice que son casi nuevas. Pero ¿cómo se te ocurre, animalico?.
Nos sentamos en el poyo de la fuente y comemos un poco. Julio propone un pequeño descanso y nos quedamos allí, al solete y resguardados de la brisa durante unos 25 minutos. Es el único receso que nos concederemos, salvo las paradas para beber o cambiar la ropa. Me meto en un rinconcito, junto a la fuente, y me quedo amodorrado al sol. ¡Qué momento de placer!.

Pronto nos volvemos a poner en marcha. No queda nada para llegar. Lo peor es que lo que nos queda es una pista forestal que rodea todo el barranco de la Pedralvilla, bajo el Montemayor, hasta Tristany.
Aquí no paramos y nos desviamos hacia el Collado de Villacampa, bajo el Gorgo, por un sendero local (marcas verdes y blancas). Este trozo ya lo conozco bien, que estuve marcándolo en diciembre.
Hace un rato que noto molestias en el pie izquierdo y no sé identificar con precisión el problema. Parece un principio de contractura o tendinitis. En ocasiones resulta algo doloroso y molesto. Del resto voy muy bien, apenas noto las piernas.
Poco antes de llegar a ver Gátova, junto al Molino de la Loma, el itinerario se desvía hacia la derecha, huyendo del pueblo, que podemos ver abajo. Ahora tenemos que darle un rodeo por el este, por un sendero PR. Como esto ya me lo sabía, no me pilla de sorpresa, pero Julio llega a insinuar la posibilidad de acortar, bajando al pueblo. Le digo que no ponga mi pie por excusa y que algo tan nimio no me va a parar (como siempre: "el Pupas" tiene más moral que el alcoyano). Así que nos vamos hacia el molino que queda encima del pueblo, al este, para bajar a Gátova por el GR-10, que entra por el norte.

La llegada me resulta apoteósica. Estoy contento y satisfecho. Hemos completado el recorrido en 8 horas y 35 minutos, más o menos, descansos incluidos. Estamos fuertes. En los últimos kilómetros me han dado varias rampas en el pie y lo tengo dolorido. Si camino en llano es cuando más molesta. Cuando se enfríe será peor.
Cuando por fin paro, tras una primera sensación de alegría, me invade una profunda tristeza y un grueso nudo se me pone en la garganta. ¡Por cuántas tonterías tengo que pasar!. A estas alturas ... ¿dónde vas, Mario?.
En el bar esperamos a Emilio a que venga a por nosotros, mientras nos tomamos alguna bebida refrescante.
Tal y como suponía, a las 17:00 me llama Paco Zen para preguntar por nosotros. ¡¡Lo sabía!!. Habla poco, pero siempre está pendiente del personal. Se interesa por saber por cómo y dónde estamos. Se sorprende gratamente cuando le digo que ya hemos llegado al pueblo y quiere saber si tenemos cómo bajar. Le agradezco el gesto, pero afortunadamente, tenemos quién nos lleve. Sabía que sería capaz de presentarse allí, pero no es plan. Gracias, Paco.
Emilio nos deja en Bétera, donde cogeremos el metro para volver a nuestras respectivas residencias.

Hoy domingo 21, cuando escribo esta crónica, tengo tres bultitos en el pie izquierdo. Parecen contracturas o derrames y duelen al presionarlos. Creo que se deben a un calzado inadecuado. Debía haberme puesto las zapatillas y dejarme de botas. Ahora toca reposo y un calmante local. El resultado ha valido la pena, en cualquier caso.
La ruta me ha gustado, aunque si he de ser sincero, tiene demasiadas pistas. No es una ruta bonita para el que camina, salvo el principio, hasta el Garbí, más o menos. El resto son pistas más o menos grandes, buenas para correr, pero ... no me dicen nada.

Y lo mejor es que me he visto en condiciones para hacer mucha más distancia. Los 43 km me han sabido buenos y no he tenido más problema que el derrame del pie. Igual es un pequeño esguince. Ni idea. Eso quiere decir que podría haber hecho más distancia sin problema.
Estoy contento con esta marcha. Sabía que llegaría hasta aquí sin problemas. Creo que me conozco lo suficiente para saber mis propias limitaciones y hasta dónde puedo llegar, y eso es bueno, aunque ... quizá ... un año ... 93 km ... con buen calzado ... todo es posible (jejeje).

3 comentarios:

  1. Enhorabona als premiats i recaets pel peu esquerre :p

    Salut, Myrtus

    ResponderEliminar
  2. Gràcies, bonica, però ja saps que ací no hi ha premi. Possiblement, si hi haguera, no l'hauria feta (jajaja).
    Avui estic amb massatges locals (auto-massatges) amb olis esvarosos i antiinflamatoris. He dut tot el dia una bena de teixit elàstic. El pitjor és que no puc córrer i estic que em puge per les parets, però almenys pareix que açò durarà poquet.
    I pensar que el dijous tinc una carrereta!!!

    Recaets ... això és molt riberenc, no? (jejeje)

    ResponderEliminar
  3. Cada maestrillo tiene su librillo...jejeje Queridísimo Dr.....

    ResponderEliminar