martes, 15 de marzo de 2011

El límite hacia la locura

Ya reflexionó James Jones en su magnífico libro "La delgada línea roja" (1962), que sólo una delgada línea roja separa la locura de la cordura y que cada cuál libra su propia guerra personal en una experiencia emocional única producida por el horror general.
El escenario era Guadalcanal, durante las operaciones bélicas de 1942, pero muchas veces me da la sensación de bailar en el filo de esa línea en la vida diaria. En una guerra diaria.

96 horas han pasado desde que he decidido firmarme una pequeña tregua. Va a ser la primera en mucho tiempo. Están siendo horas tensas, después de esperar veladas amenazas y comentarios con visos de oportunismo a deshoras.
Pero nada de eso ha llegado. Han sido horas angustiosas, porque toda espera lo es, pero no ha sido tan grave como esperaba. Aunque tengo claro que esto es sólo el principio. Sé que todavía han de llegar momentos de ansiedad y agobio. Tal vez presiones, acoso o ... ¡vaya usted a saber!. Espero ser capaz de aguantar. Por mi bien.

Ha sido una preparación larga y sistemática. Un trabajo de hormiguita que no cesa. Constante y tenaz hasta rozar la extenuación con la punta de los dedos.
Es hora de recoger un primer premio a tanto esfuerzo, aunque sé que no lo aceptaréis. Lo siento.

Demasiadas veces he saboreado la locura y he llegado a acostumbrarme a verla merodear cerca. Siento que me observa, esperándome paciente. Es posible que sea mi destino. Es una línea fácil de cruzar. Ya lo he visto y sé que sólo hay que dejarse llevar.
Espero poder aguantar. Por mi propio bien. ¿O tal vez por el vuestro?

Quizá nada de esto sea verdad y lo mío sea una simple manía persecutoria. O tal vez, siguiendo una extraña tradición, me esté volviendo paranoico. Porque ... ¿se nace o se hace?
Creo que vuelvo a bailar en su filo, y no reconozco la música que suena ...

4 comentarios:

  1. Pues no te cojo, seguramente te tendré que volver a leer, pero me intriga Espadán y ahí que voy, me obligo a releerte, ¡Ufffff densa estoy hoy!!

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  2. No intentes entenderlo.
    Anoche estaba un tanto huraño y pensativo y necesitaba reventar por algún sitio. Pero es difícil descifrarlo si no sabes de qué va (jejeje).
    Y no ... no tiene nada que ver con Espadán, eso es agua pasada (jejeje)
    Gracias por intentarlo ;).

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  3. Como saltimbanqui por la cuerda floja de las relaciones personales...

    Me recuerda un poco a Jojo.Historia de un saltinbamqui (Michael Ende)

    ¡Jojo! ¡No sigas adelante!
    ¡Da otro rumbo a la historia!
    ¿Acaso abandonas a los hijos de tu fantasía?
    ¡Esta broma, sí que llega demasiado lejos!
    (Llora.)"

    "En este mundo ya no hay lugar para nosotros", dirán los saltimbanquis. Y su situación ofrece una mirada crítica hacia los valores que impone un modo utilitario y consumista de ver las cosas.

    Antítesis de la dura realidad vivida por los artistas, lugar de la utopía, serán "los reinos del Mañana", país creado por el sueño del payaso-príncipe Jojo-Joan. Lugares incontaminados, perfectos, donde los hombres se someten a la única ley interior de su conciencia, los bienes terrenales se comparten y "cada cual es, a su manera, artista". Allí los hombres, "el juego por placer consideran sagrado, expresión de su libertad".

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  4. Gracias Pilar,

    Creo que lo has entendido y me alegra.
    Tu comentario me ha encantado. Nunca dejas de sorprenderme y Michael Ende es un maestro al que debería volver a leer.

    Reconozco que todo esto y alguna cosa más me están lastrando estos días. Lo noto en que voy con la mirada perdida, la cabeza gacha, ansioso sin necesidad y con la lágrima fácil.
    Quizá sea la primavera, la vejez o ambas cosas.
    Se me acumula peso sin necesidad y camino con los hombros caídos, sin alegría.
    Creo que va siendo hora de sacudirse algunas cosas y renovarse de nuevo.

    Estos próximos días serán un alivio. Así lo espero.
    Ya nos contaremos (jejeje).

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