sábado, 14 de agosto de 2010

Ascensión al Macizo del Vignemale 14 al 16 julio 2010

El pasado 14 de julio quedé en Ainsa con César para subir al Vignemale, en la parte francesa del Pirineo Central. Estuvimos estudiando varias alternativas para una escapada de 3 ó 4 días, y esta nos pareció una de las más interesantes.
A mí me encantaba la idea, ya que llevaba un par de intentos infructuosos por diversas circunstancias y mi relación con este pico empezaba a ser un poco frustrante. No entraré en detalles, pero cuando no por una cosa, ha sido por otra, pero siempre me quedaba con las ganas de subirlo.
Pero al final he hecho cumbre. Y lo más importante: he podido compartir la experiencia con Mikel, con el que siempre he tenido algo de pique con esta montaña. Esta iba por tí, ya lo sabes.

Así que, después de la vuelta a Monte Perdido y tras un día y medio de descanso en el refugio de Pineta, acompañé a la familia de madrileños con los que hice amistad los días de antes (Agustín, Brigit y su hija Tamara) hasta Ainsa para que pudieran volver a Madrid en autobús. La despedida me resultó muy emotiva.

Cuando llegó César, almorzamos y preparamos las mochilas con el material necesario. No queríamos dejar el coche a la vista y en un pueblo tan grande, ya que teníamos mucho material y cosas de valor en el maletero.
Así que aparcamos mi coche en la plaza del pueblecito de Labuerda, llenando el maletero con todo el material sobrante y nos fuimos en el coche de César por el túnel de Bielsa hacia Gavarnie (Francia).
La ruta me agotó: 150 km de curvas, pendientes interminables y con un firme en unas condiciones lamentables. Como curiosidad y buscando el lado positivo, pude ver Saint Lary-Soulan y La Mongie, que no los conocía, y pasamos los míticos puertos de montaña del Tour de France, los de Col d'Aspin y Col du Tourmalet.
Muchas nubes bajas, densa niebla en más de un tramo, vacas y ciclistas compartiendo la calzada con los coches, que tenían que circular a una velocidad muy moderada y fuerte olor a pastillas del freno del coche de César (jajaja).
Me hace gracia cuando llegamos a Gavarnie, porque hace apenas un par de días que estuve por aquí y nos costó unas pocas horas pasar de Pineta a Francia andando. Casi menos que con el coche o, al menos, no me pareció tan cansado (jajaja).

Miércoles 14 de julio 2010
Cabanne d'Ossoue (Espuguettes Blanques) - Refuge Bayssellance.

Distancia (plano) 6,75 Km, desnivel +761 m y -60 m.

Al llegar a Gavarnie, buscamos una carretera asfaltada D-128, que sube por el valle de Ossoue, siguiendo un torrente de montaña, desde la misma entrada al pueblo, junto a la oficina de información turística. Son casi 9 Km, de los que los últimos 2 Km no están asfaltados y en algún tramo hay que subir con cuidado, que el firme está muy erosionado.
Aparcamos el coche junto a la Cabanne, en una terraza que queda al sur y empezamos a caminar a eso de las 19:00, buscando la presa d'Ossoue por su margen izquierda (mirando valle arriba, la parte derecha).
El sendero para ascender está claro y no presenta ninguna duda. Además de ser parte de la HRP (Haute Route Pyrénéenne - Alta Ruta Pirenaica, que recorre la parte francesa de los Pirineos), está señalado como sendero GR.
Ponemos un ritmo tranquilo, pero constante, y a eso de las 21:15 llegamos al refugio de Bayssellance. Nos hemos entretenido en un par de grandes neveros y junto a las grutas de Bellevue, que se encuentran poco antes del sendero que se desvía hacia el Vignemale.
Estas grutas las mandó excavar en la roca el excéntrico conde Henry Russell y alguna tiene incluso puerta de acero. Resultan algo claustrofóbicas, pero están secas y pueden resultar un refugio estupendo si hay temporal.

Jueves 15 de julio 2010.
Refuge Bayssellance - Macizo de Vignemale - Refuge Baysellance.
Distancia (plano) 10 Km, desnivel +940 m y -875 m.
A las 7:15 nos levantamos en el refugio de Bayssellance y a eso de las 7:45 iniciamos el ascenso al Macizo del Vignemale. Para subirlo, hay que descender primero hacia las grutas de Bellevue y a mitad de camino, desviarse por un sendero que llanea a nuestra derecha. Es muy fácil encontrarlo.
Pronto el sendero se cubre completamente de nieve y nos tenemos que poner los crampones para poder ascender. La subida es constante y el día ha salido muy bueno. El cielo tiene un azul profundo y no hay ninguna nube a la vista. Es perfecto.
Subimos por el Glaciar de Ossoue hasta un collado entre el Pique Longue o Vignemale y el Pitón Carré. En este punto desemboca el Corredor de Gaube (Couloir de Gaube). La vista y el patio que se observan son impresionantes.
Tras un leve descanso, nos dirigimos a la base del Vignemale. Hay varias rutas de ascenso, pero la que más a la izquierda queda del pico, mirando desde el glaciar, es la más sencilla. Encontramos algunas personas que se preparar para subir. Almorzamos, nos quitamos los crampones y entre las piedras dejamos la mochila con las cosas. Como se ha levantado algo de viento, me toca ponerme el chubasquero para no pasar frío.
La subida exige trepar ayudándonos de las manos. No es complicada, pero la sensación de caída a nuestras espaldas es constante. Mejor no mirar atrás, al vacío.
En poco más de 20 minutos hacemos cumbre en el Pique Longue o Vignemale (3.298 m). Momento para no olvidar. Fotos en la cima y César que pone la foto de la familia en el vértice geodésico para que puedan ver el paisaje desde allí. Bonito detalle (jejeje).
Como no tenemos ninguna prisa, nos recreamos en el momento y el lugar. Queremos saborear hasta el último detalle. Sacamos muchas fotos de la cima y del paisaje circundante. Es impresionante.
Os inserto un vídeo panorámico desde la cumbre.

Tras un buen rato en la cumbre, decidimos bajar. Voy lento, buscando los mejores apoyos e intentando destrepar de espaldas, cara a las piedras, cuando pierdo la confianza y veo demasiado desnivel para bajar de frente, de cara. En un par de pasos me lo veo mal. Me dicen que esto es un nivel II o PD poco difícil. Yo no lo tengo tan claro (puf).
De vuelta al glaciar, recuperamos material y nos dirigimos a las grutas del conde Russell, que se encuentran en la base del pico, justo debajo del pico Clot de la Hount (3.289 m) y antes de llegar al Col de Cerbillona. Se accede bien a ellas desde el mismo glaciar y aunque no entramos, se parecen mucho a las grutas de Bellevue.
Continuamos al Col de Cerbillona para disfrutar de las magníficas vistas de la cabecera del Valle de Tena y de picos ya conocidos como los Infiernos, Piedrafita, Gran Facha, Midi d'Ossau, Balaitús, etc. Bonito paisaje. A nuestros pies, España, y a nuestra espalda, glaciar abajo, Francia.
El siguiente objetivo es el Pico de Cerbillona (3.247 m), que está a unos metros del collado, hacia el sur. Es una ascensión muy sencillita y que, como el Vignemale, tampoco presenta nieve.
Viendo que esto va bien, nos decidimos por bajar el Col de Lady Lyster (3.200 m), para volver a ascender al Pico Central (3.235 m).
Así da gusto hacer cimas de más de 3.000 metros (jejeje).
Las vistas al Valle de Bujaruelo desde el Pico Central son espectaculares. Es una auténtica tentación subir desde aquí o desde Panticosa por el Puerto de los Mulos. Quizá en otra ocasión lo intentemos.
Nos entretenemos observando la subida del Corredor de la Moscowa, que no parece nada fácil desde aquí arriba, aunque con material de escalada tampoco parece tener grandes dificultades.
Las vistas al norte, al Glaciar d'Ossoue es muy chula. Os inserto la panorámica.


A César le apetece subir el Montferrat (3.219 m), que queda hacia el este, siguiendo la cresta, pero a mí no me hace gracia la idea. Por lo que se puede ver, la cresta tiene un paso bastante aéreo y llevamos un rato observando a un grupo de 3 personas peleando con los bloques de piedra. La pared sur de este pico es lisa, impresionante. Le insisto que se acerque, pero al final desiste.

Descendemos al glaciar desde la cumbre del Pico Central después de comer un poco. Lo cruzamos y frente al Pitón Carré (3.197 m), decido sentarme sobre la nieve a esperar a que César lo suba y vuelva a bajar. Este lo perdono, que no tengo ganas de más. Disfruto del sol y del inmenso manto de nieve que cubre el glaciar. No necesito subir más montañas en este momento. Siento que lo tengo todo.
En 30 minutos regresa César de la cumbre y empezamos a bajar al refugio.
Bajada tranquilita y a eso de las 16:45 llegamos a Bayssellance.
El resto de la tarde lo ocupamos leyendo, hablando con la gente y, en mi caso, dormitando en la zona común. Estaba rendido (jejeje).

Viernes 16 de julio 2010.
Refuge Bayssellance - Petit Vignemale - Cabanne d'Ossoue.
Distancia (plano) 10,5 Km, desnivel +490 m y -1.156 m.
Nos levantamos relativamente tarde y a eso de las 9:15 empezamos a subir hacia el Petit Vignemale. Para ello, hay que rodear el refugio de Bayssellance hacia el oeste, siguiendo la HRP e iniciar una pequeña ascensión hasta el collado de la Hourquette d'Ossoue (2.734 m), desde la que podemos ver el valle de Gaube. En el camino encontramos un par de grandes neveros, que cruzamos sin ponernos los crampones. Llevamos el material justo e imprescindible, así que podemos subir ligeros.
En el mismo collado, giramos a la izquierda, empezando a ascender el Petit Vignemale por su cresta. Tenemos dos opciones: si lo hacemos pegados a la derecha, hacia el cortado, tendremos un gran precipicio a nuestra derecha, con mucho patio y bastante aéreo, pero si nos metemos un poco más a la izquierda, nos ofrece una gran sensación de seguridad al ascenso. No son necesario los crampones, salvo los últimos metros.
En unos 45 minutos nos encontramos en la antecima. Unos saltitos entre las rocas y hacemos cumbre en la misma cima del Petit Vignemale (3.032 m). Ha sido una subidita fuerte con algo más de 380 metros de desnivel, pero corta.
Entonces entiendo cómo le pueden llamar "petit" a un pico que pasa de los 3.000 metros: continuando por la cresta hacia el oeste se ven los impresionantes picos de la Punta Chausenque (3.204 m) y el Pic Longue (3.298 m) que le hacen sombra a este "pequeño". Las paredes que suben desde el valle de Gaube hasta estas cumbres ponen los pelos de punta. Son casi verticales.


Tras las correspondientes fotos y almuerzo en la cumbre, iniciamos el descenso al refugio, al que llegamos sobre las 11:30. Aprovecho para descender por el nevero, que me resulta más cómodo y sencillo. Tiene bastante pendiente y mucha nieve.
Al llegar al refugio me doy cuenta que me he dejado uno de mis bastones en la cumbre del Petit Vignemale. A punto estoy de subir, pero ... lo daré por perdido. Era un regalo y ahora sólo un recuerdo (snif).
Al llegar al refugio recogemos las cosas que tenemos guardadas y nos preparamos para bajar. Allí coincido con Rachel.

Volvemos a bajar hacia la Cabanne d'Ossoue por la ruta de subida al refugio. La verdad es que todo este macizo se puede hacer en un par de días o incluso en menos, pero tengo la sensación de haber aprovechado muy bien el tiempo.
A las 14:20 o así comemos en la presa, junto al agua, en un tranquilo y soleado rincón y a las 16:00, más o menos, nos volvemos a Gavarnie. Allí buscamos la ruta de vuelta a Labuerda por Argelès-Gazost, Les Eaux-Chaudes, El Formigal, Biescas, Broto, Boltaña y Ainsa.
Pasamos por los puertos de montaña del Tour de France de Col de Soulor y Col d'Aubisque, así como El Portalet y Cotefablo. Menuda colección de curvas.
La vuelta, que pensábamos que podría ser más corta, resulta incluso más pesada que la primera y nos supone unas 4 horas y pico de coche y más de 200 km. Acabo hasta los mismísmos h**v*s del coche.

Esa misma noche nos vamos a dormir al refugio de Pineta, donde observamos a un grupito de 4 corredores "nerviosetes", preparándose para hacer la Monte Perdido Extrem.
Cenamos y nos acostamos.
Al día siguiente nos vamos a Guara para hacer algo de barranquismo.

Ha sido una buena excursión.
Vignemale es un buen grupo de picos para un fin de semana largo.
La frase de "muletilla" que se quedará en la memoria será la de "Xé, què xolí!", versión apitjada del "c'est jolie!" (¡qué bonito!). No sé a quién de los dos se nos ocurrió, si a César o a mí, pero la hacíamos imitando al humorista y monologuista alcoyano Ximo Castillo, dando mucho juego durante toda la travesía y ascensión, añadiendo de nuestra cosecha este toque más "autóctono" de la típica expresión francesa. Los franceses cuando la oían, nos asentían con la cabeza. ¿Tan mal acento tendremos cuando hablamos "normal"? (jajaja).

Fotos y track para todos a continuación. Disfrutadlos.

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