Y el resultado ha sido más que satisfactorio: día perfecto, con una ligera brisa de levante, sol, cielo azul, algo de calor a mediodía y muy buen ambiente.
Hemos salido desde Valencia a eso de las 9:30 y hemos empezado a caminar a las 11:33. Al principio parecía que el día nos acompañaría con nubes bajas, pero como bien ha comentado una compañera, Benidorm tiene un microclima, que impide que las nubes se detengan mucho tiempo y dan paso rápidamente al sol.
La marcha no tiene ninguna dificultad y el sendero es bastante cómodo. Hay un par de tramos sobre rocas, donde hay que trotar o incluso trepar, pero sin complicaciones.
Somos 16 personas, de las que 3 tienen que retirarse por prudencia, que les parece una ruta demasiado cañera (¿eing?). Hace calor a mediodía y el sol, aunque aliviado por una fresca brisa de levante, no deja de quemar las pieles más sensibles. (Eso quiere decir que me he quemado, evidentemente) (jejeje).
Hemos llegado hasta las antenas del repetidor que hay encima de de l'Albir (Alfàs del Pí), sin llegar al faro de la Punta Bombarda. Me hubiera encantado llegar a la playa de l'Albir y volver, pero no era lo previsto.
Hemos comido volviendo al punto de partida, entre unas piedras y al solete, con una impresionante vista de los acantilados a nuestros pies, sobre un mar calmado, transparente y de un intenso azul turquesa. A nuestra espalda, las majestuosas moles rocosas del Puig Campana y de la Serra de Bérnia. Por un momento, no parecía que la gran masa de cemento de Benidorm estuviera tan cerca.
A eso de 18:30 estábamos de vuelta en los coches, después de unas 5 horas de marcha, aunque caminando han salido 3 horas y 45 minutos y el resto han sido paradas.
Me han salido unos 12 Km y +1.058 m de desnivel. Un bonito y agradable paseo.
Me noto ligero en las subidas, a pesar que todavía tengo las piernas algo pesadas desde lo del GR-20 de Córcega de hace apenas una semana. Parecen piedras. De físico y del resto, estoy perfecto.
Después de buscar un supermercado donde reponer líquidos y merendar un poco, nos hemos acercado a una de las calas que hay cerca de la Punta de les Caletes, en el extremo sur de la Serra Gelada, para darnos un merecido baño. Un poco de agua fresca y transparente como feliz final a una jornada casi perfecta.
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