Me hizo gracia cuando fuimos a recoger la piragua, que nos vió el chaval un bote estanco y sorprendido preguntó y le dijimos que era para que no se nos mojara el contenido, que dentro iba la comida y no era plan. Nos dijo que parecíamos profesionales.
La navegación muy chula y desestresante. Excepto que debía remar más del lado derecho, sin querer, porque cada vez que me aceleraba, se giraba la barca hacia la izquierda. Un cachondeo. Nos movimos hacia la cola del embalse, que está casi a tope y subimos hasta el refugio de Tartalona. La comida en el refugio del Barranco Salinas. Todavía nos faltó un trozo hasta Zagra, pero no nos daba tiempo a más.
Yo nunca había hecho piragua en aguas tranquilas y es muy diferente a la de aguas bravas. Más relajada y puedes permanecer seco más rato (jejeje). Volvíamos a las 19:30 a Valencia, cansados pero contentos. Hoy me duele el brazo de tanto remar. Dolorido, pero con una sonrisa de tonto tontísimo. Parezco un crío.
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