domingo, 22 de agosto de 2010

XXXI Gran Fondo Internacional de Siete Aguas 2010

Ayer, sábado 21 de agosto de 2010, participé en el mítico Gran Fondo Internacional de Siete Aguas, en su 31ª edición. Y digo lo de mítico por lo que leo en los foros, ya que sabía de su existencia, pero no del gran aprecio que tiene entre los aficionados a las carreras de fondo.
Me apunté el domingo pasado, 15 de agosto, entre excéptico y dudoso, haciendo caso a un compañero de orientación, que me picó. Antes o después tenía que intentar hacer 15.150 m y este podía ser un buen momento para intentarlo.
El mismo domingo, ya tuve problemas para dormir y soñé con grandes cuestas y una sensación de agobio tremenda. Paranoias innecesarias que me surgen cuando me enfrento a lo desconocido y no cuento con demasiadas referencias.
Con esta carrera me planteé dos objetivos claros: terminarla e intentar hacerlo por debajo de 1:30:00.

Llegado el día, y después de pasar la mañana en Chelva y comer en compañía familiar en Cheste, me voy a Siete Aguas para estar allí a eso de 17:00. Me toca aparcar a casi 1 km del pueblo.
Nada más llegar me encuentro con Jaifla, JJ y Ruso, del equipo de orientación UPV-O. ¡Hola, compañeros!. Menuda coincidencia.
Recogida de dorsal e intento pasar el rato relajándome y pensando en otra cosa que no sea en la carrera. Tengo una fuerte sensación de ansiedad y un nudo en el estómago. Ya sé que no es para tanto, pero intentad poneros en mi situación: hace cosa de un año que empecé a correr y ahora estoy pensando en completar 15 km del tirón, en una de las pruebas más duras por asfalto. Para mí es superar una barrera importante. Y sé que puedo hacerlo.
Para colmo, llevo un dolorcillo en el pie, localizado debajo del tobillo izquierdo. Me temo que me lo doblé o pisé mal a principio de semana y he procurado descansar todos estos días, llevando una tobillera. Me duele el pie sólo con apoyarlo en el suelo, pero no es grave. Es un mal augurio.

A las 19:30 nos dan la salida. Hace mucho calor. Creo que unos 28ºC. Somos más de 1.700 corredores y tardo bastante en cruzar la línea de salida.
En la primera parte del circuito, se da una vuelta al pueblo. Hay un ambiente tremendo. Gente en todas las aceras, animando y gritando con ganas. No estoy nada acostumbrado a esto (jejeje).
Alrededor del kilómetro 2 viene una fuerte subida a la que llaman "El Muro". Es una fuerte rampa (11%) que me obliga a bajar el ritmo, aunque consigo aguantar el tirón. A continuación, breve bajada y otra subida hasta la urbanización, donde hay un control. Le sigue otra fuerte bajada hasta la zona de salida, donde se empieza el segundo bucle de la carrera.
Aquí, alrededor del kilómetro 3,5 me empieza un pequeño dolor en la parte baja del vientre. ¿Flato? ¿A estas alturas?. Por fortuna, desaparece al cabo del rato sin darme cuenta. El pie no parece protestar demasiado. Se puede soportar bien.
Salimos por la carretera hacia Requena, a buscar la A-3. Luego volveremos por la misma ruta.
El sol, muy bajo en el horizonte, me molesta mucho. Intento mantener un ritmillo cómodo, pero no lo consigo con tanto sube y baja. Como referencia, voy siguiendo a un corredor disfrazado de Groucho Marx, que la organización ha puesto como "práctico" para completar la prueba en 1:30. Se le puede reconocer a distancia por los dos grandes globos que lleva enganchados a la espalda. Me parece una idea genial (jajaja).
En el siguiente avituallamiento me toca parar a beber. A ver si bajo algo las pulsaciones. El agua está caliente, pero apetece refrescarse un poco.
Nos cruzamos con la gente que va en cabeza de carrera, que vienen de frente. Esta gente va a menos de 3:45 min/km y muchos han terminado la carrera por debajo de los 60 minutos. Son lo mejor de lo mejor. La élite del atletismo. Da gusto verlos correr. Unas máquinas.
Tras varios kilómetros en los que las sensaciones han ido desde un "¿qué demonios hago yo aquí?" (km 5) a un "estoy que me salgo" (km 12), volvemos a ver el pueblo.
Llevo un par de kilómetro detrás de un chaval que mantiene un ritmo muy semejante al mío, aunque flojea cada vez más. En un momento dado, me invita a que le adelante y me anima a apretar un poco. Le digo que voy bien, que ni me lo creo. Estoy que me salgo y que sólo quedan dos kilómetros y medio para terminar. Estoy muy contento. Y lo digo bien alto y muy animado. La gente que corre cerca de nosotros se gira a mirarme con curiosidad. Nos reimos todos los presentes y algunos corredores me advierten de lo que queda por delante.
Entramos nuevamente en el pueblo, en la avenida que sube a la urbanización, que tiene una fuerte pendiente. Empiezo bien, pero pronto acuso el cansancio. Me toca subir un trozo andando. Voy más rápido que corriendo y, además, recupero. En la bajada adelanto a bastante gente, aunque no termino de coger velocidad. Otra subida fuerte antes del último avituallamiento, que encaro con rabia, pues no me la esperaba, y enfilamos una calle hacia la recta final.
A poco más de 500 metros de la meta la aglomeración de espectadores es tremenda. Muchísima gente en la acera animando a los corredores. Voy con la vista fija al frente, sin ver, y apenas les escucho, pero sí noto el ambiente. Miro el cronómetro y veo que ya no llegaré a menos de 1:30, como quería, pero que será por muy poco. Estoy a punto de conseguirlo.
De pronto, se me erizan los pelos de los brazos y una sensación muy extraña, como un calambre general, acompañado por una sensación de frío, me recorre todo el cuerpo. Un nudo en la garganta y unas ganas tremendas de llorar, aunque realmente no puedo. Y todavía no sé por qué. Siento una mezcla de tristeza, alegría, orgullo, satisfacción ... es un cocktail que no he conseguido todavía identificar. No recuerdo haber sentido algo así con anterioridad.
A 100 metros de meta me salta una lágrima y cruzo la meta con la vista perdida y sin apenas escuchar al speaker, que lo hace francamente bien. Joxe, me comentan después que se llama. Una máquina.
No sé describiros las sensaciones en meta, por más vueltas que le doy. Sólo sé que me saltaron algunas lágrimas más cuando me quitaba el chip. Estaba contento por haber conseguido acabar, pero a la vez sentía un profundo vacío. Extraño, ¿verdad?.

Al final, me ha salido un tiempo en mi cronómetro de 1:32:23, y he quedado el 1.321 de 1.725. No me debo quejar, para ser un novato. He rodado a 6:09 min/km, muy lejos de mi media habitual, pero estoy contento del resultado, aunque no haya conseguido bajar de 1:30.
Pero lo mejor es que he completado la distancia de 15,15 Km sin mayores problemas e incluso con ganas de más. Es la mayor distancia que he hecho hasta la fecha corriendo y las sensaciones han sido muy buenas.
Los resultados, clasificaciones, etc., los tenéis aquí.
He terminado sin dolor en el pie, pero con el gemelo izquierdo bastante cargado. Notaba (y noto) una pequeña contractura interna. Por lo demás, genial.
Si tuviera que poner un pero diría que sólo hay asfalto durante todo el recorrido. Echaba de menos algo de tierra, pero es lo que hay.

Felicitar desde estas líneas a la organización por la excelente prueba. La preparación y el trabajo que desarrollan es tremendo.
El ambiente es excelente y recomiendo a todo el mundo esta carrera. Incluso como espectador.
Avituallamiento final de isotónicas, agua, sandía y melón. Había también masajes, pero no me acerco. No tengo ganas de hacer cola.
La bolsa del corredor es estupenda y, además de la clásica camiseta, me encuentro con una botella de vino, una gorra y varios productos de frutos secos Churruca (ñam).


En una página web (corriendovoy.com) he encontrado un vídeo de la llegada a meta. Aparezco en el minuto 0:35, vestido con camiseta azul y gorra amarilla (jejeje).

jueves, 19 de agosto de 2010

Reloj a cero

Disculpadme de antemano, pero estoy ansioso y siento la necesidad imperiosa de escribir.
Sentado frente a la pantalla, deslizo mis dedos despreocupadamente entre las teclas, componiendo letras para formar palabras, sabiendo que antes o después sentiré cierto remordimiento por lo escrito. Soy así de impulsivo.

Hoy la vista y la memoria se han aliado para jugarme una mala pasada.
Por un momento, buscando inocentemente una foto en alguna carpeta, me ha aparecido un retrato que me ha puesto los pelos de punta. Un escalofrío me ha recorrido la espalda, dejándome sin aliento y haciéndome cerrar con pesadumbre los ojos. Debería tener más cuidado con lo que busco en mi propio ordenador. Y más sabiendo lo que podría encontrarme.
De pronto, he visto cómo se abría un trozo del pasado y volvía a mi memoria no una, sino miles de imágenes de golpe, atropelladamente.
Es como cuando uno encuentra en el armario, buscando otra cosa, aquella vieja caja que contiene muchos recuerdos y que por un extraño sentimiento de culpa, no queremos deshacernos de ellos. La memoria termina por olvidarla, pero la caja antes o después aparece para recordarnos aquello que hemos pretendido guardar.
Entonces se abre el cielo y vemos, como en un sueño, las imágenes que van y vienen, noctámbulas, difusas, y los recuerdos se agolpan en nuestra mente pidiendo paso urgente. La memoria, en definitiva, no ha olvidado, sólo ha dado una pausa. Bendita pausa.
A pesar de la punzada, esta vez no he llegado a sentir dolor, pero sí una profunda pena.
En ese preciso instante, identificados los sentimientos y convenientemente envueltos en el consabido "otro día los discutimos, que ahora no tengo ganas", con los ojos todavía cerrados y tomando aire desde lo más profundo, me he puesto a reflexionar "¿cuánto tiempo?". Y he hecho la cuenta de cabeza: 2 meses, 10 días, 20 horas y qué sé yo cuántos minutos.

Esta noche he tenido que volver a poner el reloj a cero. Hacía mucho que no lo reiniciaba. Hacía mucho que no me acordaba de tí.
Y supongo que eso es bueno.
Deseo que la próxima cuenta que haga haya pasado muuuucho más tiempo. Ojalá.

Esto me ha pasado esta tarde y es lo que os quería contar esta noche, sin darme tiempo a meditarlo demasiado. Puede que la cerveza o el aire fresco de la noche, puro alivio nocturno, me hayan animado a hacerlo. Todavía tengo mis dudas, pero ... ¿qué importa ya? Aquí está, porque aquí os lo dejo escrito.
En otro momento seguro que me arrepiento o vendrá alguien a tirarme de las orejas. Es lo que hay.

En fin, como sabéis, es agosto ... un mal mes para la lírica (suspiro).

NOTA: ¿sabíais que la palabra "ojalá", viene del árabe hispánico law šá lláh, y significa "si Dios quiere, si es deseo de Dios", y que se utiliza muy habitualmente por todo el Atlas?
... y digo yo ... ¿para qué me servirá saber estar cosas? ... parezco el libro gordo de Petete (jajaja)

lunes, 16 de agosto de 2010

Rodando por Chelva. Subida a El Tiñoso, Benagéber y Barchel.

Tras la carrera del viernes 13 en Alcublas, con el diluvio que nos cayó, el sábado tenía pensado aprovechar para salir con la bicicleta de montaña un rato por Chelva.
Así que el 14 de agosto de 2010 por la mañana me levanté algo tarde (10:20) y nervioso. Quería subir a Benagéber por el Tiñoso y volver por Barchel otra vez a Chelva. Es una ruta que quería hacer desde hace algún tiempo, pero nunca encontraba la ocasión ni el ánimo.
Había estado estudiando el recorrido y sabía la que me esperaba. Por eso los nervios. No quería hacerla en verano, que el calor me agobia mucho y había pensado otra cosa, pero como ayer cayeron varias tormentas por la zona y hacía buena temperatura (24 ºC), sabía que tendría que intentarlo.
No he podido casi ni desayunar por los nervios y me he tenido que obligar a comer algo.
Despedida de Mikel y de Mari, que me dicen que estoy loco (¿eso ya lo sabíamos, no? ... jajaja) y salgo a las 12:00 de Chelva. Es muy tarde.

Bajo por la Cuesta San Joaquín camino del Molino Puerto. Este primer tramo y hasta la desviación a Puente Barrequena está todo asfaltado. Voy solo, pero animado.
La primera subida fuerte es la de la ermita de San Cristóbal, seguida por la de los Corrales del Alto, tras un breve llano. Aquí me encuentro a Santos, que está trabajando. Me paro unos minutos con él y comentamos la actuación de karaoke que nos ofreció anoche en Calles, en el pub Kopone, rodeados de gente conocida.
Le tengo que cortar 15 minutos más tarde. Me estoy enfriando y el sol empieza a calentar. Sigo muy nervioso.
Al llegar a Puente Barrequena miro al frente. Al otro lado del río Turia puedo ver la subida al Tiñoso, cuajada de curvas de 180º que suben de forma continuada y buena pendiente hasta cerca del geodésico. Desde aquí da miedo.
Con Platero y Tú y alguna cosa de Fito & Fitipaldis a toda pastilla en el reproductor MP3, intento mantener el tipo en las cuestas. Se me hace eterno. El sol cae con ganas, aunque no hace demasiado calor. En esta subida no hay sombra (jejeje).

En una curva, por una extraña intuición que a veces me sorprende, decido parar para beber e instintivamente giro la cabeza hacia el este. Son las 13:10 y una gran columna de humo se alza en lo que me parece Olocau. Es Calderona seguro. Hoy la visibilidad es magnífica. Es amarillenta y sube tranquila, casi bailando. Con la que cayó ayer, debe ser un rayo que ha salido con el calor de la mañana y parece progresar con dificultad. Sin viento.
Por la tarde confirmo que se trataba de un incendio por rayo en Marines, en los Panizares, frente al Castillo del Real. Mal sitio para caer, pero como el monte está muy húmedo de ayer, le costó desarrollarse. Seguimos teniendo suerte. ¡Qué "sexto sentido" que tengo! (jejeje).
NOTA: He comprobado que la hora del incendio en el artículo de prensa, además de algunas cuestiones puntuales, no son del todo correctas. Cosas de la prensa.

Un rato más tarde y tras un falso llano hasta el Collado de Nieva y un pronunciado descenso, llego al pueblo de Benagéber. Parece que están en fiestas.
Me voy directo al bar de siempre para pedir una cerveza bien fría y comerme el bocata que llevo conmigo. Son las 14:30. Descanso "a la fresca" un rato. Me lo he ganado.
Pasadas las 15:00 la emprendo en dirección al embalse de Benagéber por la carretera de Utiel a Benagéber, pero primero hago acopio de agua en la Fuente San Isidro, en la aldea de Nieva. Las fuentes que he encontrado en el pueblo no funcionaban.
Cuando llego al embalse de Benagéber me lo encuentro lleno hasta la bandera. Tiene agua hasta casi el desagüe superior. Un espectáculo digno de dioses y nada habitual para el mes de agosto. Este año es excepcional.
Por el camino de servicio del canal me dirijo hacia Barchel, después de saltar la barrera de acero que impide el paso a los vehículos. Hay que coger el de la derecha, que el otro nos baja a la central eléctrica.
Paro en el mirador habitual, para contemplar el cañón del Turia. Este paseo es una gozada. El río está que se sale. Habrá que tomarse en serio lo de bajarlo con piragua o incluso con colchoneta (jejeje).
Los Chorros de Barchel tienen mucha agua este año. Me paro un rato a disfrutar del sitio, que está muy solitario. Xé, què xolí!
Continúo por la pista hacia el barranco del Mas de Alonso, siguiendo los túneles. Parece que han arreglado el camino. Decido cambiar de música, para poner algo de spinning, que sé que lo que viene no será nada fácil, aunque sigo prefiriendo el rock (jejeje).
En la desviación hacia Las Cortinas me equivoco y me voy hasta el barranco. Me toca dar la vuelta para volver a la ruta, en una pista lateral que sube bruscamente junto a un muro chapado de piedra. Esta entrada está algo erosionada, tiene mucha pendiente y hay que andar con cuidado con las piedras. Cuando empieza a llanear, unos 150 metros más arriba, el camino tiene el firme nuevo y da gusto rodar por él, sin piedras ni cárcavas. Un lujo.
Subida hasta la casa de La Cortina, donde encuentro el depósito y la fuente por la que ya no sale agua. Estará atascada. Unos metros más adelante, decido desviarme en un cruce a la derecha, hacia el Collado de la Cortina, empalmando con el camino del Tiñoso a Nieva. Con agrado veo que se podría continuar por la izquierda, hasta el Collado Estrecho por las Casas del Estrecho. Han arreglado todos estos caminos y ahora da gusto circular por aquí.
En la bajada hacia Puente Barrequena vuelvo a acordarme que el freno trasero falla un poco y que desde la Treparriscos que no lo he arreglado (puf).
En la imposta del puente que cruza el Turia me paro para disfrutar un rato del río. Está precioso.
Aquí empieza nuevamente el asfalto y la peor subida del día. Yo creía que había sido la del Tiñoso, pero NO. La peor subida es la conocida como "Cuesta del Muerto". Es un tramo asfaltado y estrecho que en algún trozo supera el 23% de pendiente y en el que tengo que meter el molinete y mantener el tipo como puedo. Me mata.

Llegada a Chelva a las 18:00. Me han salido 51,68 km, +1.912 m, -1.876 m y me ha costado 4 horas y 30 minutos rodando, con 75 minutos entre descansos y paraditas. La IBP es de 159.
Es una de las rutas en bicicleta que me han resultado más complicadas, muy exigente físicamente, aunque la he disfrutado mucho, pero que mucho.
Me la apunto entre las favoritas y os la recomiendo, aunque evitad hacerla en verano (jejeje).

domingo, 15 de agosto de 2010

III Subida a los Molinos de Alcublas o "running in the rain"

El pasado viernes 13 de agosto a las 18:30 se celebró en Alcublas (Valencia) la III Subida a los Molinos.
Se trata de una carrera popular de 8,20 Km y +276 m, en la que se sube a una colina cercana, donde se ubican los conocidos molinos que conserva esta localidad.
Como no tenía nada mejor que hacer y la distancia me parecía más que razonable, decidí apuntarme y ver qué pasaba.

Llegado el día, me armo de valor. No sólo nos han dado previsión de tormenta, sino que además el cielo no hace sino que confirmar las previsiones. Si llueve como lo ha hecho esta mañana por Calderona, me voy a divertir (jejeje).
Poco a poco va llegando la gente. Somos unos 150 participantes. Conozco alguno de vista y en especial a la gente de atletismo de la UPV (Carol y demás). Aquí parece que hay algo de nivel. Espero no llegar el último (jajaja).

Hace fresco en la zona de salida. Unos 18ºC. Parece imposible que estemos en pleno agosto.
Salimos puntuales desde la puerta del Mesón. Empezamos a trotar y pronto empiezan a caer pequeñas gotas de agua que se transforman en una ducha ligera que tiene visos de convertirse en torrencial aguacero.
Cruzamos las calles de Alcublas, dando la vuelta al pueblo y empezamos la subida a los molinos por la ladera oeste. En la subida (asfaltada) se me unen varias personas a "mi sombra" (¡quita bicho, quita!).
Yo mantengo un ritmo constante desde la salida y saco más velocidad en las cuestas que el resto de corredores. Alguno me da conversación (jajaja). Voy adelantando grupitos sueltos que se frenan en la cuesta. Me sorprendo a mí mismo. Cuando me quiero dar cuenta, llevo más de 10 corredores detrás mío. Ni que fuera una liebre (jajaja).
Al llegar al collado, giramos a la izquierda para coger el cortafuegos. Tiene bastante pendiente y muchas piedras. Aquí la mayoría decide caminar. Yo les voy pasando, alternando la carrera con caminar a grandes zancadas. Voy ligero. Ha empezado a arreciar y estamos en pleno diluvio universal.
Cerca de los Molinos empiezan a verse relámpagos. Tengo la gafas completamente empañadas y cubiertas de gotitas de agua. No veo nada más allá de 10 metros. Maldigo la hora que me he dejado la gorra en casa. Le damos la vuelta a los Molinos y encaramos una pista que baja hacia la ladera este. Empieza a haber agua por todos lados. Parece una marjal.
En la bajada empieza a adelantarme gente. Aunque voy corriendo, no llevo tanta velocidad como ellos (jejeje).
A continuación viene un falso llano asfaltado, que realmente tiene una ligera pendiente en bajada. Voy chopado y empiezo a tener frío. Entre la niebla de las gafas y la lluvia veo cómo me va pasado el personal que adelantaba en la cuesta. Pero aún adelanto a gente y voy a buen ritmo para mí (unos 5:15 min/km). Incluso durante un rato me pongo a 4:30 min/km (jejeje).
Vuelve a arreciar la lluvia con ganas y el camino asfaltado se convierte en un pequeño riachuelo. Las zapatillas son una masa de tejido y agua y no oigo más que un "chop chop" constante (jajaja).
Veo caer un par de rayos en los Molinos y otro al frente, junto al pueblo. Uno de ellos ha caído a menos de 250 metros de donde yo estoy. Empiezo a pensar lo peor, así que aprieto el ritmo.

Al llegar al pueblo, nos desvían por lo que debería ser un bonito camino que rodea el pueblo por el este, formando una rambla. Con la que ha caído, aquí se ha formado un torrente que me cubre más allá de los gemelos, casi a las rodillas. Uno de los voluntarios nos indica que tengamos cuidado, que hay piedras y hoyos que no se ven. Es lo que nos faltaba (jajaja).
Intento meterme lo mínimo en el agua, que no tengo ganas de nadar, e intento pasar por uno de los márgenes, subiendo y bajando bancales y corriendo cuando puedo por las tablas de cultivo. Esto es una gymkana en toda regla. Parece una carrera de orientación (jajaja).
Delante mío se cae una chica dentro del agua. No creo que note la diferencia, pues estaría chopada de antes. Se levanta riéndose. Eso es bueno.

Llego a meta con un tiempo de 48:54. Me parece demasiado, pero no puedo pedir más, dadas las condiciones (jajaja).
No queda casi gente en la calle y sólo se ven paraguas. Están todos refugiados bajo los portales, en los garajes o han salido corriendo al coche o al polideportivo.
Me intento proteger de la lluvia bajo un portal y una vecina me sale con una toalla seca. Le agradezco el gesto, pero no se la cojo. Estoy muy mojado y no hay ya nada que hacer, que mejor la guarde para otro. Gracias. El detalle me emociona (puf ... ese nudo en la garganta ...).
Las sensaciones son buenas y la lluvia ha sido un elemento nuevo, que le ha dado un toque divertido a la carrerita. La he disfrutado a lo grande. Estoy muy entero y podría haber corrido un rato más.
Haciendo cola para recoger la botellita de aceite que regalaban, el agua me cubre los tobillos.
Parece que lleve zapatillas nuevas, ya que la lluvia ha limpiado el polvo rojo de Calderona del otro día. Al final me vendrá bien el Gore-tex para estas cosas (jajaja).

En meta, algunos corredores, entre risas y bromas por la lluvia, se quejan a la organización que no tengan bicicletas, para poder completar la triatlón, que de piscina ya hemos hecho más de la que debíamos (jajaja).
Otro se sienta en el suelo, con el agua por los riñones y se pone a remar, entre las carcajadas de la gente.
Otro pregunta por la piscina, para darse un baño. Era uno de los alicientes que ofrecía la organización para el final de la prueba, pero nadie esperaba encontrarla durante toda la carrera (jajaja).

En el coche me enrollo en una manta y me intento secar. La toalla se me queda pequeña. Voy hecho un pollo y tengo frío.
Me pongo a cantar a voz en grito el "I'm running in the rain", versión adaptada del "I'm singing in the rain", aunque en la clásica de Gene Kelly no llovía con tantas ganas como hoy.
Empieza a ser costumbre cantarla, que el pasado 10 de agosto, cayeron cuatro gotas mientras trotaba por el río y me arranqué a tararearla entre dientes. Hoy tenía más motivos. La lluvia me pone de muy buen humor y más en verano (jajaja).

He encontrado fotos en este foro. Vale la pena verlas para haceros una idea de la odisea. No salgo en ninguna (jejeje).
Estoy contento, me lo he pasado de maravilla y no he llegado el último. ¿Qué más se puede pedir?. Pues ... completar el día en Chelva, con Mikel y Mari, y en el Kopone, en Calles, escuchando cantar a Santos. Cada día lo hace mejor.


(Post Scriptum 18-ago-2010) Con los días, he encontrado dos vídeos de la carrera.
En el primero, se puede apreciar con detalle cómo estaba el camino antes de meta y unos minutos antes que pasara yo, que iba mucho más crecido (lo que se oye al final es un trueno).
En el otro, aparezco al principio, de espaldas y por casualidad (camiseta roja, se me ve un instante de perfil). Disfrutadlos.



(Post Scriptum 19-ago-2010) Me han enviado una foto en la que aparezco poco después de la salida, corriendo entre las callejuelas de Alcublas. Gracias, Carol.
Os la pongo para vuestro disfrute. Es fácil identificarme: por tamaño, forma y color (rojo) (jajaja).
(P.S. 21-ago-2010) Y he encontrado otro blog con la crónica y muchas fotos: el de la Asociación Cultural Las Alcublas (ACLA). Aunque sigo sin encontrarme en ninguna, aparte de la de Carol (jejeje).

sábado, 14 de agosto de 2010

Ascensión al Macizo del Vignemale 14 al 16 julio 2010

El pasado 14 de julio quedé en Ainsa con César para subir al Vignemale, en la parte francesa del Pirineo Central. Estuvimos estudiando varias alternativas para una escapada de 3 ó 4 días, y esta nos pareció una de las más interesantes.
A mí me encantaba la idea, ya que llevaba un par de intentos infructuosos por diversas circunstancias y mi relación con este pico empezaba a ser un poco frustrante. No entraré en detalles, pero cuando no por una cosa, ha sido por otra, pero siempre me quedaba con las ganas de subirlo.
Pero al final he hecho cumbre. Y lo más importante: he podido compartir la experiencia con Mikel, con el que siempre he tenido algo de pique con esta montaña. Esta iba por tí, ya lo sabes.

Así que, después de la vuelta a Monte Perdido y tras un día y medio de descanso en el refugio de Pineta, acompañé a la familia de madrileños con los que hice amistad los días de antes (Agustín, Brigit y su hija Tamara) hasta Ainsa para que pudieran volver a Madrid en autobús. La despedida me resultó muy emotiva.

Cuando llegó César, almorzamos y preparamos las mochilas con el material necesario. No queríamos dejar el coche a la vista y en un pueblo tan grande, ya que teníamos mucho material y cosas de valor en el maletero.
Así que aparcamos mi coche en la plaza del pueblecito de Labuerda, llenando el maletero con todo el material sobrante y nos fuimos en el coche de César por el túnel de Bielsa hacia Gavarnie (Francia).
La ruta me agotó: 150 km de curvas, pendientes interminables y con un firme en unas condiciones lamentables. Como curiosidad y buscando el lado positivo, pude ver Saint Lary-Soulan y La Mongie, que no los conocía, y pasamos los míticos puertos de montaña del Tour de France, los de Col d'Aspin y Col du Tourmalet.
Muchas nubes bajas, densa niebla en más de un tramo, vacas y ciclistas compartiendo la calzada con los coches, que tenían que circular a una velocidad muy moderada y fuerte olor a pastillas del freno del coche de César (jajaja).
Me hace gracia cuando llegamos a Gavarnie, porque hace apenas un par de días que estuve por aquí y nos costó unas pocas horas pasar de Pineta a Francia andando. Casi menos que con el coche o, al menos, no me pareció tan cansado (jajaja).

Miércoles 14 de julio 2010
Cabanne d'Ossoue (Espuguettes Blanques) - Refuge Bayssellance.

Distancia (plano) 6,75 Km, desnivel +761 m y -60 m.

Al llegar a Gavarnie, buscamos una carretera asfaltada D-128, que sube por el valle de Ossoue, siguiendo un torrente de montaña, desde la misma entrada al pueblo, junto a la oficina de información turística. Son casi 9 Km, de los que los últimos 2 Km no están asfaltados y en algún tramo hay que subir con cuidado, que el firme está muy erosionado.
Aparcamos el coche junto a la Cabanne, en una terraza que queda al sur y empezamos a caminar a eso de las 19:00, buscando la presa d'Ossoue por su margen izquierda (mirando valle arriba, la parte derecha).
El sendero para ascender está claro y no presenta ninguna duda. Además de ser parte de la HRP (Haute Route Pyrénéenne - Alta Ruta Pirenaica, que recorre la parte francesa de los Pirineos), está señalado como sendero GR.
Ponemos un ritmo tranquilo, pero constante, y a eso de las 21:15 llegamos al refugio de Bayssellance. Nos hemos entretenido en un par de grandes neveros y junto a las grutas de Bellevue, que se encuentran poco antes del sendero que se desvía hacia el Vignemale.
Estas grutas las mandó excavar en la roca el excéntrico conde Henry Russell y alguna tiene incluso puerta de acero. Resultan algo claustrofóbicas, pero están secas y pueden resultar un refugio estupendo si hay temporal.

Jueves 15 de julio 2010.
Refuge Bayssellance - Macizo de Vignemale - Refuge Baysellance.
Distancia (plano) 10 Km, desnivel +940 m y -875 m.
A las 7:15 nos levantamos en el refugio de Bayssellance y a eso de las 7:45 iniciamos el ascenso al Macizo del Vignemale. Para subirlo, hay que descender primero hacia las grutas de Bellevue y a mitad de camino, desviarse por un sendero que llanea a nuestra derecha. Es muy fácil encontrarlo.
Pronto el sendero se cubre completamente de nieve y nos tenemos que poner los crampones para poder ascender. La subida es constante y el día ha salido muy bueno. El cielo tiene un azul profundo y no hay ninguna nube a la vista. Es perfecto.
Subimos por el Glaciar de Ossoue hasta un collado entre el Pique Longue o Vignemale y el Pitón Carré. En este punto desemboca el Corredor de Gaube (Couloir de Gaube). La vista y el patio que se observan son impresionantes.
Tras un leve descanso, nos dirigimos a la base del Vignemale. Hay varias rutas de ascenso, pero la que más a la izquierda queda del pico, mirando desde el glaciar, es la más sencilla. Encontramos algunas personas que se preparar para subir. Almorzamos, nos quitamos los crampones y entre las piedras dejamos la mochila con las cosas. Como se ha levantado algo de viento, me toca ponerme el chubasquero para no pasar frío.
La subida exige trepar ayudándonos de las manos. No es complicada, pero la sensación de caída a nuestras espaldas es constante. Mejor no mirar atrás, al vacío.
En poco más de 20 minutos hacemos cumbre en el Pique Longue o Vignemale (3.298 m). Momento para no olvidar. Fotos en la cima y César que pone la foto de la familia en el vértice geodésico para que puedan ver el paisaje desde allí. Bonito detalle (jejeje).
Como no tenemos ninguna prisa, nos recreamos en el momento y el lugar. Queremos saborear hasta el último detalle. Sacamos muchas fotos de la cima y del paisaje circundante. Es impresionante.
Os inserto un vídeo panorámico desde la cumbre.

Tras un buen rato en la cumbre, decidimos bajar. Voy lento, buscando los mejores apoyos e intentando destrepar de espaldas, cara a las piedras, cuando pierdo la confianza y veo demasiado desnivel para bajar de frente, de cara. En un par de pasos me lo veo mal. Me dicen que esto es un nivel II o PD poco difícil. Yo no lo tengo tan claro (puf).
De vuelta al glaciar, recuperamos material y nos dirigimos a las grutas del conde Russell, que se encuentran en la base del pico, justo debajo del pico Clot de la Hount (3.289 m) y antes de llegar al Col de Cerbillona. Se accede bien a ellas desde el mismo glaciar y aunque no entramos, se parecen mucho a las grutas de Bellevue.
Continuamos al Col de Cerbillona para disfrutar de las magníficas vistas de la cabecera del Valle de Tena y de picos ya conocidos como los Infiernos, Piedrafita, Gran Facha, Midi d'Ossau, Balaitús, etc. Bonito paisaje. A nuestros pies, España, y a nuestra espalda, glaciar abajo, Francia.
El siguiente objetivo es el Pico de Cerbillona (3.247 m), que está a unos metros del collado, hacia el sur. Es una ascensión muy sencillita y que, como el Vignemale, tampoco presenta nieve.
Viendo que esto va bien, nos decidimos por bajar el Col de Lady Lyster (3.200 m), para volver a ascender al Pico Central (3.235 m).
Así da gusto hacer cimas de más de 3.000 metros (jejeje).
Las vistas al Valle de Bujaruelo desde el Pico Central son espectaculares. Es una auténtica tentación subir desde aquí o desde Panticosa por el Puerto de los Mulos. Quizá en otra ocasión lo intentemos.
Nos entretenemos observando la subida del Corredor de la Moscowa, que no parece nada fácil desde aquí arriba, aunque con material de escalada tampoco parece tener grandes dificultades.
Las vistas al norte, al Glaciar d'Ossoue es muy chula. Os inserto la panorámica.


A César le apetece subir el Montferrat (3.219 m), que queda hacia el este, siguiendo la cresta, pero a mí no me hace gracia la idea. Por lo que se puede ver, la cresta tiene un paso bastante aéreo y llevamos un rato observando a un grupo de 3 personas peleando con los bloques de piedra. La pared sur de este pico es lisa, impresionante. Le insisto que se acerque, pero al final desiste.

Descendemos al glaciar desde la cumbre del Pico Central después de comer un poco. Lo cruzamos y frente al Pitón Carré (3.197 m), decido sentarme sobre la nieve a esperar a que César lo suba y vuelva a bajar. Este lo perdono, que no tengo ganas de más. Disfruto del sol y del inmenso manto de nieve que cubre el glaciar. No necesito subir más montañas en este momento. Siento que lo tengo todo.
En 30 minutos regresa César de la cumbre y empezamos a bajar al refugio.
Bajada tranquilita y a eso de las 16:45 llegamos a Bayssellance.
El resto de la tarde lo ocupamos leyendo, hablando con la gente y, en mi caso, dormitando en la zona común. Estaba rendido (jejeje).

Viernes 16 de julio 2010.
Refuge Bayssellance - Petit Vignemale - Cabanne d'Ossoue.
Distancia (plano) 10,5 Km, desnivel +490 m y -1.156 m.
Nos levantamos relativamente tarde y a eso de las 9:15 empezamos a subir hacia el Petit Vignemale. Para ello, hay que rodear el refugio de Bayssellance hacia el oeste, siguiendo la HRP e iniciar una pequeña ascensión hasta el collado de la Hourquette d'Ossoue (2.734 m), desde la que podemos ver el valle de Gaube. En el camino encontramos un par de grandes neveros, que cruzamos sin ponernos los crampones. Llevamos el material justo e imprescindible, así que podemos subir ligeros.
En el mismo collado, giramos a la izquierda, empezando a ascender el Petit Vignemale por su cresta. Tenemos dos opciones: si lo hacemos pegados a la derecha, hacia el cortado, tendremos un gran precipicio a nuestra derecha, con mucho patio y bastante aéreo, pero si nos metemos un poco más a la izquierda, nos ofrece una gran sensación de seguridad al ascenso. No son necesario los crampones, salvo los últimos metros.
En unos 45 minutos nos encontramos en la antecima. Unos saltitos entre las rocas y hacemos cumbre en la misma cima del Petit Vignemale (3.032 m). Ha sido una subidita fuerte con algo más de 380 metros de desnivel, pero corta.
Entonces entiendo cómo le pueden llamar "petit" a un pico que pasa de los 3.000 metros: continuando por la cresta hacia el oeste se ven los impresionantes picos de la Punta Chausenque (3.204 m) y el Pic Longue (3.298 m) que le hacen sombra a este "pequeño". Las paredes que suben desde el valle de Gaube hasta estas cumbres ponen los pelos de punta. Son casi verticales.


Tras las correspondientes fotos y almuerzo en la cumbre, iniciamos el descenso al refugio, al que llegamos sobre las 11:30. Aprovecho para descender por el nevero, que me resulta más cómodo y sencillo. Tiene bastante pendiente y mucha nieve.
Al llegar al refugio me doy cuenta que me he dejado uno de mis bastones en la cumbre del Petit Vignemale. A punto estoy de subir, pero ... lo daré por perdido. Era un regalo y ahora sólo un recuerdo (snif).
Al llegar al refugio recogemos las cosas que tenemos guardadas y nos preparamos para bajar. Allí coincido con Rachel.

Volvemos a bajar hacia la Cabanne d'Ossoue por la ruta de subida al refugio. La verdad es que todo este macizo se puede hacer en un par de días o incluso en menos, pero tengo la sensación de haber aprovechado muy bien el tiempo.
A las 14:20 o así comemos en la presa, junto al agua, en un tranquilo y soleado rincón y a las 16:00, más o menos, nos volvemos a Gavarnie. Allí buscamos la ruta de vuelta a Labuerda por Argelès-Gazost, Les Eaux-Chaudes, El Formigal, Biescas, Broto, Boltaña y Ainsa.
Pasamos por los puertos de montaña del Tour de France de Col de Soulor y Col d'Aubisque, así como El Portalet y Cotefablo. Menuda colección de curvas.
La vuelta, que pensábamos que podría ser más corta, resulta incluso más pesada que la primera y nos supone unas 4 horas y pico de coche y más de 200 km. Acabo hasta los mismísmos h**v*s del coche.

Esa misma noche nos vamos a dormir al refugio de Pineta, donde observamos a un grupito de 4 corredores "nerviosetes", preparándose para hacer la Monte Perdido Extrem.
Cenamos y nos acostamos.
Al día siguiente nos vamos a Guara para hacer algo de barranquismo.

Ha sido una buena excursión.
Vignemale es un buen grupo de picos para un fin de semana largo.
La frase de "muletilla" que se quedará en la memoria será la de "Xé, què xolí!", versión apitjada del "c'est jolie!" (¡qué bonito!). No sé a quién de los dos se nos ocurrió, si a César o a mí, pero la hacíamos imitando al humorista y monologuista alcoyano Ximo Castillo, dando mucho juego durante toda la travesía y ascensión, añadiendo de nuestra cosecha este toque más "autóctono" de la típica expresión francesa. Los franceses cuando la oían, nos asentían con la cabeza. ¿Tan mal acento tendremos cuando hablamos "normal"? (jajaja).

Fotos y track para todos a continuación. Disfrutadlos.

viernes, 13 de agosto de 2010

Sobre la Monte Perdido Extrem

El pasado 16 de julio de 2010 por la noche llegamos César y yo a dormir al refugio de Pineta. Veníamos de completar la subida al Macizo de Vignemale y estábamos cansados.

Poco después de la cena, pudimos observar con curiosidad un grupito de 4 chavales con pinta de corredores, que se movían inquietos en el comedor común.
Estaban "nerviosetes", no paraban de hablar en voz alta y de hacer comentarios jocosos, a pesar del semblante serio, de pura concentración y nervios.
Sus caras me sonaban bastante. Uno de ellos lucía una camiseta de una carrera de montaña o de un club de Borriol.
- "¡Je! ... estos ya sé de qué van", pensé para mis adentros.
Verificamos que eran paisanos cuando comprobamos que hablaban un valenciano con fuerte acento de Castellón.
Se movían alrededor de una mesa, sobre la que había depositado diverso material de montaña y botes de todo tipo.
Bajo la atenta mirada de uno ellos, a guisa de gurú del grupo, preparaban con delicadeza bolsitas de polvo blanco, que depositaban en hilera, como un valioso alijo. En cada uno de los saquitos, la dosis de sales y proteínas necesarias para rellenar la mochila de agua que les ayudaría a completar la Monte Perdido Extrem. Al menos, eso nos atrevimos a deducir.

Como hacía tan sólo 4 días que bajé de hacer la misma ruta, pero sin apuntarnos a la "travesía", y recordaba perfectamente la gran cantidad de nieve que encontramos Julio, Cris y yo por el recorrido, y como últimamente tengo ese extraño e innecesario instinto de preocuparme por los demás, me planteé una y otra vez si debería comentarles que la ruta exigía el uso de crampones, que no eran un capricho.
Pero el sentido del ridículo me impidió acercarme a hablar con ellos. Parecían muy seguros de lo que estaban haciendo.
Mientras volvían a hacer repaso de las cosas que tenían que llevar, comprobaban el estado de las mini mochilas, etc., me acerqué a hablar con Quique, uno de los guardas de Pineta, que estaba sentado cerca de nosotros, y le comenté mis inquietudes.
Me miró de arriba y abajo y me dijo que "no era problema mío, que él ya les había avisado". Parece ser, por lo que comentamos, que había mucha gente que no llevaba crampones o como mucho llevaban "pinchos" para las zapatillas. A él no le parecía bien, ni acababa de entender el tema, tan alejado del tradicional espíritu montañero, pero ... hay gente para todo.

Por lo que me he podido enterar después, salieron el 17 de julio de 2010 a las 6:00 y a las 8:30 ya estaban en Espuguettes. 12 horas y 20 minutos después volvían a Pineta, completando el recorrido. Así lo he podido leer en el Facebook. Flipante.
No sé si han hecho ya la crónica, pero las fotos las tienen comentadas aquí.

Por más vueltas que le doy al tema, sigo sin entender estas barbaridades y cómo hay gente que puede disfrutar con tanta distancia y en tan poco tiempo. Apenas pueden apreciar el paisaje. Y de noche ... menos todavía.
Además, las condiciones de la ruta, en este caso con mucha, pero que mucha nieve, entiendo que hacen totalmente desaconsejable salir a trotar sin crampones. Y los pinchos de las zapatillas no creo que sean para laderas con fuertes pendientes, aunque no bajaran por Tucarroya.
Pero todavía lo entiendo menos cuando algunos de ellos hacen que toda su vida gire alrededor de estas cosas, de forma obsesiva. Creo que les debe faltar un regón o algo peor. Les falta coger color en la mata o ya están de vuelta de todo. Lo peor es que siento compasión por ellos, por tanta obstinación con el tema, capaz de arrastrar a cualquiera.

Supongo que nunca lo entenderé ... o que tendré que sumarme al carro.
Cada cual que haga lo que quiera, está claro, y conste que esto no es más que una opinión, que coincide con la de la crónica de la Carros de Foc en dos días que hice el año pasado (ayyysss ... ese nudo en la garganta, que todavía aprieta cuando la recuerdo ... puf), pero repito ... no lo entiendo.

Al paso que voy con los entrenes, en un año podría hacer cosas así en menos de 24 horas. Estoy seguro de ello. Aunque primero tendría que encontrarle la gracia, la verdad (jajaja).

jueves, 12 de agosto de 2010

El pico Gorgo recupera sus vistas

En el término municipal de Gátova (Valencia) y cerca de la masía de Tristany, hay un hermoso pico que forma una espectacular cresta silícea cuajada de grandes bloques de rodeno (arenisca roja) que se alzan majestuosos sobre el paisaje.
Esta montaña es el Pico Gorgo, que con sus 907 m de altura, constituye una de las principales alturas de la Serra Calderona, aunque técnicamente no sea la más alta, privilegio que queda reservado al Montmayor (1.015 m), en término de Altura (Castellón).

A pesar de ser un puntal que puede verse desde prácticamente cualquier lugar de la sierra, el espeso pinar que tapizaba la cumbre y las laderas próximas, impedían poder disfrutar de unas buenas vistas sobre el paisaje circundante.
Y es que el mismo vértice geodésico que hay en la cima estaba arropado por un pinar tan denso, que imposibilitaba ver más allá de los primeros árboles.

Pues bien, todo eso ya es historia desde hace un par de semanas.
Tengo el inmenso placer de anunciaros que el Pico Gorgo ya está liberado del exceso de pinos que lo cubría y que ya es posible ver más allá. Y que las vistas sobre el llano de Llíria, sobre la Serra d'Espadà y la cabecera del Barranc de Carraixet son espectaculares. Dignas de admiración. Os recomiendo su visita, sobre todo después de un par de días con fuerte viento de poniente (del oeste).

Y lo que más me llena de orgullo: en parte me siento responsable de este trabajo, aunque el autor material haya sido el ayuntamiento. Entre todos hemos hecho una buena faena. Hacía falta.

NOTA: como veis, a veces el trabajo tiene sus pequeñas "recompensas" y sus satisfacciones personales, aunque ello suponga tener que pasar media mañana caminando por medio del monte, bajo el sol de agosto, sin nubes, sin una mínima brisa, a más de 33 ºC a la sombra, sorteando restos de aliagas, ramas, copas de pino, estabones, piedras y otras joyas para medir unos trabajos de limpieza, con los que intentamos potenciar el alcornocal.
A pesar de las condiciones, reconozco que me sigue encantando lo que hago.
En el fondo, no debería quejarme tanto (jejeje).

lunes, 9 de agosto de 2010

Trotando por Calderona. Porta Coeli a Rebalsadors.

El pasado miércoles Paco Zen me propuso muy seriamente salir a trotar por la montaña. Hace algo de tiempo recuerdo que le comenté que quería mejorar el fondo y parece que se lo ha tomado más en serio que yo (jejeje).
Así que cuando me sugirió quedar para correr un poco, me limité a proponerle que temprano, ya que el calor me incapacita para hacer cualquier cosa y que quedábamos el sábado 7 de agosto a las 7:30 en Paterna.
Para Paco va a ser una forma de probar su rodilla, después de varios intentos infructuosos y la fracasada salida en bicicleta entre Náquera y Gilet.
Yo tengo claro que le serviré como entusiasmado sparring para verificar así la evolución de su tendinitis, aprovechando mi total falta de fondo y velocidad (jajaja).
Para mí supondrá mi primera ruta seria para correr por montaña, por lo que la cojo con mucha calma. Quiero divertirme.

Nos han salido un total de 14,48 Km y +665 m, que hemos completado en 2 horas y 1 minuto.
La ruta empieza en la pista forestal que sale del monasterio hacia la Font del Marge y sigue hacia el Coll de la Moreria. Unos metros antes de este collado, nos desviamos por una senda a la derecha que llanea hasta empalmar con otra senda, que sale a la izquierda en un collado. En este cruce, si fuéramos a la derecha, nos bajaríamos a la Font de Deula, en término de Serra, por donde baja el recorrido de la K-25, pero nos iremos por la izquierda para subir al Mirador de Mireia.

A las 8:07 empezamos a correr junto al monasterio cartujo de Porta Coeli. Hay algunas nubes bajas provocadas por el calor y el sol todavía no calienta demasiado.
Paco se ha pasado el rato frenándome e intentando que subiera lento, pero me acelero con facilidad, aunque sea cuesta arriba. He parado un par de veces, cuando me notaba algo pasado de pulsaciones, con la finalidad de bajarlas, aunque de físico andaba muy bien.
En unos 50 minutos estábamos en el Mirador de Mireia. Un ritmo cómodo, que me ha permitido llegar bien y hasta disfrutar la subida.
Me ha comentado la posibilidad de volver y que supondrían unos 10 Km. Me he negado y le he comentado que estaba bien, que la subida, que la he hecho a paso muy rápido, casi trotando, no me había cansado y que quería seguir hasta el vértice geodésico de Rebalsadors.
Alternando pista y senda, en poco más de 10 minutos estábamos en el geodésico. He llegado pletórico de alegría. Ni me lo creía. A estas alturas y en estas lides. A buena hora (jajaja).
Parada de 2 minutos y vuelta directa a la cartuja.

Creo que las sensaciones han sido muy buenas y estoy contento con el resultado. Tendremos que repetir.
Además, Paco ha acabado sin dolores en su rodilla y yo, salvo algo de flato en la parte superior del pulmón (en mi vida había notado algo así), he acabado muy satisfecho de mí mismo. He aprovechado para estrenar en serio las zapatillas que compré hace un mes y creo que han sido una buena compra (jejeje).
De momento, es la mayor distancia que he completado y me ha costado menos de lo que esperaba. Pronto caerá una media maratón ... ¡bien!.

viernes, 6 de agosto de 2010

Barranco de la Maimona. Montanejos

El sábado 31 de julio de 2010 nos fuimos Juan, Antonio, Julio y Mario al barranco de la Maimona, en Montanejos (Castellón).
Es un barranco del que me habían comentado alguna cosa y me picaba la curiosidad.
Me ha resultado muy interesante y divertido, sin ninguna complicación.

Tiene un par de pasajes muy estrechos, el inicial y otro intermedio, con buenas pozas y agua fresca. Pero también tiene otros dos tramos, uno intermedio y el tramo final, que resultan pesados de caminar, ya que presentan poco agua, mucha grava y escaso aliciente.
No tiene recorridos verticales y sólo alguna zona de destrepe.
No encontré necesario el neopreno, aunque mis compañeros llevaban cada uno el suyo y quizá sea recomendable, aunque por sus quejas en la aproximación, deduzco que se cocieron "en su jugo" (jajaja).
Hay algunos saltos interesantes, que se pueden evitar. Hay una poza que tiene un gran bloque de piedra atravesado, al cual se puede trepar para lanzarse al agua desde unos 9 metros.
A partir de mitad de recorrido, se puede observar el nivel que alcanzó este invierno, que nada tiene que ver con el actual. Este tramo sólo tiene agua en primavera y a principio del verano.
En la famosa zona de escalada de Montanejos, junto al dique que encontramos en medio del cauce y finalizando el barranco, es una gravera y vagamos entre adelfas, zarzas y chopos. Este tramo es un poco pesado.
El dique es fácil treparlo por el margen derecho (sentido de bajada) en la parte aguas arriba, donde encontramos un cable de acero para hacer de pasamanos. Se vuelve a bajar por unas escaleras de obra en la parte aguas abajo del dique. No tiene dificultades.

Para acceder, dejamos el coche en el parking de la "Fuente de los Baños", que está a la salida del pueblo de Montanejos por la carretera CV-20 hacia Puebla de Arenoso y Olba (Teruel). Es una zona muy conocida de baño, así que preguntando la vamos a localizar con facilidad.
Este parking está al lado de la carretera y vigilado por una persona. Cuesta 3 € para todo el día entre los meses de mayo y septiembre. Es la única alternativa de aparcamiento "legal", ya que en cuanto se satura, que es muy temprano en fin de semana y verano, la gente empieza a estacionar en los arcenes de la carretera, pudiendo ser denunciado tanto por la policía municipal como por la Guardia Civil. Como veis, vale la pena pagar el estacionamiento.
Volvemos sobre nuestros pasos por la carretera, hasta que aparezca a nuestra derecha un sendero local (el SL-CV-14), con señales verdes y blancas y un cartel indicador que pone "la Boixera".
Se sigue el sendero cuesta arriba entre los pinos, hasta un collado donde baja para cruzar el barranco. En este punto podríamos seguir a la izquierda para empezar a bajar el barranco, pero entonces nos perderíamos la mejor parte. Hay que cruzarlo y volver a subir ladera arriba. La caminata no es larga y vale la pena el paisaje.
Un rato más tarde, llegaremos a una pista forestal y a un cruce, donde giramos a la derecha, siguiendo las indicaciones de un sendero de pequeño recorrido, marcas amarillas y blancas, en dirección a Los Calpes.
Este camino baja hasta ponerse a la altura del barranco, donde nos meteremos en él para empezar a descenderlo. Es posible que, si es verano, podamos ver algún coche aparcado por allí. Son bañistas, que aprovechan las bonitas pozas que hay en este tramo. Os las recomiendo.
El principio del barranco, como ya he indicado, es el más interesante.

Estaríamos un total de unas 5 horas. Es posible que menos. Nos lo tomamos con mucha calma y acabamos comiendo en Montán, en el Bar de la Piscina. Muy recomendable por el trato y el resultado y menos saturado que Montanejos.

Necesitaba salir un rato a la montaña y en el sendero de acceso más de un rato me he puesto al trote, yendo y viniendo, acelerando a tope entre las piedras y disfrutando como un enano. Al final he conseguido poner nerviosos a mis compañeros, que no tenían tantas ganas de sudar (jajaja). Día muy divertido.


Lo que más preocupado me dejó, que pude volver a comprobar en la vista que volví a hacer al día siguiente, esta vez con la moto, es la enorme saturación de los arcenes de esta carretera con coches estacionados en línea durante centenares de metros, dejando libres apenas 5 metros de calzada.
En caso de una emergencia, como un incendio forestal, el caos para evacuar a toda esta gente sería grandísimo y no me extrañaría que hubiera problemas serios, tanto para acceder a la carretera, como para evacuar. Me imagino las escenas de pánico y el colapso, con todos los coches y sus ocupantes queriendo salir a la vez. Un tremendo problema de protección civil. Espero que no pase nunca, pero si ocurre, habrá que lamentarse después. Como siempre.
Quizá el ayuntamiento debería habilitar más zonas de aparcamiento o poner un minibus entre el pueblo y las zonas de baño, porque está claro que aparcar en el arcén de la carretera no es lo más adecuado. Pero claro ... es sólo una opinión (jejeje).

lunes, 2 de agosto de 2010

Sesiones de cine nocturno con la Filmoteca d'Estiu

Como viene siendo una buena costumbre desde hace 10 años, el IVAC (Instituto Valenciano de Cinematografía "Ricardo Muñoz Suay") ha propuesto un interesante programa para la Filmoteca d'Estiu, que este año se inauguró el 30 de julio, frente al Palau de la Música en Valencia.
Este ciclo congrega a los cinéfilos que se quedan por la ciudad en verano, entre los que un neófito como yo a veces consigue pasar desapercibido.
Así que, esta noche, camuflado con mi disfraz de misterioso enmascarado sobre mi corcel de dos ruedas, me he acercado, con la intención de participar en este ritual de culto.
Bromas aparte, me gustaría ver el ciclo que han programado completo. Veremos si soy constante. Ya os iré comentando.

Hoy tocaba disfrutar de una buena película en versión original, claro: Annie Hall (1977), de Woody Allen.

No soy nadie para hacer una crítica en una materia que casi desconozco, sólo sé que me ha encantado (que no es poco), pero sí voy a aprovechar para destacar un pasaje, al final de la película, y dedicárselo a mi amigo José Luís, que seguro que le gusta. Va por tí.

[...] y recordé aquel viejo chiste, aquel del tipo que va al psiquiatra y le dice: Doctor, mi hermano está loco. Cree que es una gallina.
Y el doctor responde: ¿Pues por qué no lo mete en un manicomio?
Y el tipo le dice: Lo haría, pero necesito los huevos.
(habla Woody) Pues, eso más o menos, es lo que pienso sobre las relaciones humanas, ¿saben?, son totalmente irracionales y locas y absurdas, pero supongo que continuamos manteniéndolas porque la mayoría necesitamos los huevos. [...]

(Post Scriptum: Soy un marciano y estoy cada día más convencido de ello. ¿Por qué estará mi planeta tan lejos de este? (suspiraré))