viernes, 26 de febrero de 2010

Entrenamiento orientación en la UPV

Ayer, jueves 25 de Febrero, celebramos un entrenamiento de orientación en el Campus de Vera de la UPV, aprovechando la práctica del cursillo de orientación de la semana anterior que organizaba nuestro club UPV-O. Como montar una carrerita de estas lleva tanto preparativo, había que aprovechar la coyuntura. Incluso hemos tenido Sportident y todo. Un lujo.

A eso de las 19:00 les dieron la salida desde el mismo Ágora a la gente de iniciación. Me acerqué a la UPV un poco antes para calentar (unos 20 minutitos) y saludar a los conocidos.
Debo parecer ya un veterano o un viejales, porque nada más aparecer por la zona de salida, me asaltaron los alumnos del cursillo con preguntas sobre la carrera y lo que tenían que hacer. A mí precisamente, como si no hubiera más gente (jajaja). ¡Pero si esto no tiene ningún secreto!. Yo no hacía más que decirles: "tú piensa y corre, no hay más".
Durante la carrera descalifican a Loli (¡pero chica!) y Carlos acaba el último.

A las 19:45 tenemos nosotros la salida. Mi primera salida en masa. Hay gente de varios clubes, casi todos de Valencia. Somos unos 20.
Jaime nos da las últimas instrucciones con algunas novedades interesantes:
- Serán 2,6 km (en recta), 21 balizas y descripción en el mapa.
- Las cuatro primeras en lineal tienen una nota con una letra, que forman una palabra que hay que adivinar.
- Las 7 siguientes son tipo "score", es decir, no tienen orden y cada cual se las organiza como quiere. Contienen números que debemos sumar y memorizar resultado.
- A partir de la 12, vuelve el recorrido lineal. Ahora los controles tienen elementos descriptivos que debemos memorizar.
- Los cuatro últimos controles son letras que forman otra palabra.
- Recordar correctamente palabras y elementos recortará tiempo del resultado final.

Tiene buena pinta.
Como era de suponer, en la primera recta Emili ha desaparecido. Es un crack. Yo todavía estoy mirando el plano (jajaja). ¿Para qué me habré traído la brújula?.
En la zona del score me paso un par de balizas. El plano está impreso en calidad "borrador" y es de noche. Busco las farolas para verlo. Me acuerdo de mi frontal (grrr). Me toca hacer unos 750 metros más para volver a pasar por la baliza 7 y la 10, que me las había olvidado atrás. ¡Qué lástima de minutos perdidos!.
En mi deambular, casi me la pego con una bici y a punto estoy de atropellar a más de uno. La gente que pasea por el poli me mira extrañada. Me siguen con la vista mientras voy de aquí para allá. No me extraña. Supongo que se preguntarán qué hace tanta gente corriendo de noche por mitad del campus. Deben pensar que estamos locos (jajaja).

Consigo entrar en meta el 10º de 20. No está mal, a pesar de los errores. Voy mejorando velocidad y eso se nota. Al tiempo resultante le falta descontar las bonificaciones por palabras completas, elementos y números. Como para recordar estaba yo (jajaja). Me dicen que tengo muchas bien. A ver si es verdad.
Ha sido muy divertido, aunque Emili le ha costado la mitad de tiempo que a mí completar el recorrido y que muchos compañeros no han picado bien y los han descalificado.
Resultados parciales aquí. Todavía no han publicado los finales.
Definitivamente: estoy hecho un paquete, pero me he divertido de lo lindo (jajaja).

domingo, 21 de febrero de 2010

Caminando entre Puçol y Gátova por el GR-10

Por fin. Respiro tranquilo porque al fin lo he conseguido. Otra espinita menos. Otra vez la penúltima. Tras más de un mes de intentos, ayer completé el recorrido entre Puçol y Gátova por el GR-10 a pie, con un total de 43 km y +2.200 m.

Este invierno estuve ayudando a Paco Zen a repintar el GR-10, para darle así vida a la ya famosa prueba del GR-10 Xtrem que el club CxM quería organizar en plan ultra-trail (93 km y +3.800 m).
Mi aportación fue pequeña en comparación con todo lo que hubo que hacer, pero creo que suficiente, ya que tampoco había ninguna obligación, y la parte que puse fue por puro placer hedónico (preparar planos, repintar, acompañar a Paco y pasar una mañana en un avituallamiento con Vicent M y Julio, etc.). Suficiente recompensa, al fin y al cabo, con saber del trabajo bien hecho, a pesar de todos los pesares, que obviaré por ser innecesario mencionarlos.

Completados los trabajos de señalización, le comenté a Paco mi intención de hacer el trayecto desde Puçol a Gátova, ya que la totalidad me parecía una barbaridad para mi pobre personita, más sabiendo de antecedentes y del desnivel acumulado que tenía. 93 km ... ¡qué disparate!. La montaña me gusta disfrutarla, la verdad, no padecerla. Así que cada cual con sus limitaciones y todos felices (jejeje).
La fecha elegida para este primer intento la marqué con ganas en el calendario: 14 de enero, jueves, víspera de la carrera oficial, que sería el día 16. Estaba de vacaciones y pensaba hacerla solo. Cuando tenía todo ya preparado, la meteorología, implacable aquellos días, me aconsejó dejarlo. Con vientos de más de 100 km/h, no era plan de ver cómo podía caerme algún pino en la cabeza. De hecho, cayeron bastantes aquellos días por la Calderona. No parecía un buen plan.
El 16 me fuí al avituallamiento de Segart y así quedó el tema, con las ganas y sin poder hacerla.

Hasta ayer, que tenía un fin de semana libre y con buenas previsiones meteorológicas. Y lo mejor: no iría solo, Julio se apuntaba a esta mini-aventura.
El plan era bien sencillo: quedamos a las 7:05 en la Estación del Norte de Valencia, a las 7:20 cogíamos el tren a Puçol (2,10 €) y desde allí nos poníamos en marcha. Un rato más tarde, acabaríamos en Gátova, donde un compañero nos vendría a recoger (gracias, Emilio) y nos dejaría en Bétera o Llíria, para coger el metro de vuelta a casa (2,60 €). De lujo.
El problema es que en Gátova hay poco servicio público de transporte y el taxi es carísimo, así que había pocas alternativas: tenía que venir a recogernos alguien.

A las 7:47 salimos de la estación de Renfe de Puçol. La mañana es fresca y húmeda, con un par de grados sobre cero y rocío en las plantas. Ha estado lloviendo toda la semana (y todo el invierno) y campos y caminos están anegados de agua. El barro nos acompañará todo el camino.
Mi intención inicial era trotar un poco donde se pudiera. Ahora que tengo fondo, puedo ver qué soy capaz de hacer con calma e ir cambiando de ritmo, pero Julio venía con botas de montaña, que no quería que se le mojasen los pies, así que me tuve que olvidar del tema. Aún así, conseguí picarle en alguna bajada facilita (jejeje).
La subida hacia el Picayo de Sagunt por el Barranc del Convent es facilita, casi un aperitivo. Como no podía ser de otra manera, me asaltan las imágenes según subimos. Me viene una marcha nocturna por esta senda, una subida en bicicleta al Picayo ... nostalgias de viejo, supongo.
Todo el tramo de las Penyes de Guaita es nuevo para mí. Nunca había pasado por aquí a pie. Descubro incluso un pequeño paso con una cadena. La mañana sigue fresca y el sol apenas empieza a calentar. La senda discurre entre matorrales y algún pino disperso. Es amplia y llanea un poco. Es muy agradable. Los pies los llevamos algo mojados del rocío y el ritmo de marcha es bueno.
Bajando hacia el Coll de la Calderona, en término de Gilet, consigo picar a Julio para que trote un poco. En esta zona nos encontramos con la colla ciclista BTT de Moncada, que van todos uniformados igual y en grupo compacto. Qué forma de chillar y reirse en voz alta. Se les oye a mucha distancia. Se lo deben estar pasando bien. Eso me recuerda que hace algún tiempo que no cojo la bici y que habrá que remediarlo (jejeje).
El sendero vuelve a cambiar de valle, subiendo por una ladera al norte del Pic de l'Àguila y desciende hasta el valle donde encontraremos la población de Segart. Esta segunda subida cuesta un poco más que la primera y empiezo a echar de menos un desayuno más abundante.
Paramos un poco en Segart para poner y quitar ropa, para reponer algo de agua y comer un poco de fruta. La temperatura no acompaña, que sigue haciendo frío y cada vez que subimos a las partes más altas, un airecillo helado nos recuerda que todavía es invierno.
La siguiente cita es la canal del Garbí. Es la segunda vez que la visito en lo que llevamos de año y la verdad es que me está encantando. Ahora está llena de agua, que salta y juguetea caprichosamente en todos los rincones, entre las plantas y las piedras, manteniendo un rumor constante. Delicioso.
A mitad de subida por la canal desaparece Julio por delante. Eso es señal que estoy perdiendo ritmo. Cuando me quiero dar cuenta de lo que está pasando, estoy acelerado de pulsaciones, me molesta la luz y me está fallando el equilibrio. A esto se le une un cierto vaivén inercial de la cabeza, semejante a una pequeña borrachera, que rápidamente asocio a un mareo y a una incipiente hipoglucemia. Me pongo en guardia y procuro acabar la canal con mucha prudencia. Al llegar arriba, me siento y sugiero un almuerzo urgente. Está claro que ayer no cené lo suficiente y lo estoy pagando. He sido poco previsor. Maldición.
Al cabo de unos 10 minutos, se me han pasado todos los males y nos ponemos de nuevo en marcha. Efectivamente, era una bajada de azúcar.
Bajamos hacia la font de Barraix y de allí a la font del Marianet, dando la vuelta por el norte a Serra. No entraremos en la población.
La subida a la font del Poll se me hace algo pesada. Llevamos un rato por pista y, salvo un trozo que salva la font de la Prunera por senda, el panorama no cambia hasta arriba. Metros y metros de pista con pendiente constante. Supongo que para quien vaya corriendo, son unas condiciones estupendas, pero para los que caminamos, no tiene ningún aliciente. No es bonito este tramo.
Llegamos a font del Poll. Ya nos queda menos. Los dos estamos cansados, pero contentos. A mí se me ha pasado el mareo y a Julio le escuecen un poco las plantas de los pies por culpa de las botas, que dice que son casi nuevas. Pero ¿cómo se te ocurre, animalico?.
Nos sentamos en el poyo de la fuente y comemos un poco. Julio propone un pequeño descanso y nos quedamos allí, al solete y resguardados de la brisa durante unos 25 minutos. Es el único receso que nos concederemos, salvo las paradas para beber o cambiar la ropa. Me meto en un rinconcito, junto a la fuente, y me quedo amodorrado al sol. ¡Qué momento de placer!.

Pronto nos volvemos a poner en marcha. No queda nada para llegar. Lo peor es que lo que nos queda es una pista forestal que rodea todo el barranco de la Pedralvilla, bajo el Montemayor, hasta Tristany.
Aquí no paramos y nos desviamos hacia el Collado de Villacampa, bajo el Gorgo, por un sendero local (marcas verdes y blancas). Este trozo ya lo conozco bien, que estuve marcándolo en diciembre.
Hace un rato que noto molestias en el pie izquierdo y no sé identificar con precisión el problema. Parece un principio de contractura o tendinitis. En ocasiones resulta algo doloroso y molesto. Del resto voy muy bien, apenas noto las piernas.
Poco antes de llegar a ver Gátova, junto al Molino de la Loma, el itinerario se desvía hacia la derecha, huyendo del pueblo, que podemos ver abajo. Ahora tenemos que darle un rodeo por el este, por un sendero PR. Como esto ya me lo sabía, no me pilla de sorpresa, pero Julio llega a insinuar la posibilidad de acortar, bajando al pueblo. Le digo que no ponga mi pie por excusa y que algo tan nimio no me va a parar (como siempre: "el Pupas" tiene más moral que el alcoyano). Así que nos vamos hacia el molino que queda encima del pueblo, al este, para bajar a Gátova por el GR-10, que entra por el norte.

La llegada me resulta apoteósica. Estoy contento y satisfecho. Hemos completado el recorrido en 8 horas y 35 minutos, más o menos, descansos incluidos. Estamos fuertes. En los últimos kilómetros me han dado varias rampas en el pie y lo tengo dolorido. Si camino en llano es cuando más molesta. Cuando se enfríe será peor.
Cuando por fin paro, tras una primera sensación de alegría, me invade una profunda tristeza y un grueso nudo se me pone en la garganta. ¡Por cuántas tonterías tengo que pasar!. A estas alturas ... ¿dónde vas, Mario?.
En el bar esperamos a Emilio a que venga a por nosotros, mientras nos tomamos alguna bebida refrescante.
Tal y como suponía, a las 17:00 me llama Paco Zen para preguntar por nosotros. ¡¡Lo sabía!!. Habla poco, pero siempre está pendiente del personal. Se interesa por saber por cómo y dónde estamos. Se sorprende gratamente cuando le digo que ya hemos llegado al pueblo y quiere saber si tenemos cómo bajar. Le agradezco el gesto, pero afortunadamente, tenemos quién nos lleve. Sabía que sería capaz de presentarse allí, pero no es plan. Gracias, Paco.
Emilio nos deja en Bétera, donde cogeremos el metro para volver a nuestras respectivas residencias.

Hoy domingo 21, cuando escribo esta crónica, tengo tres bultitos en el pie izquierdo. Parecen contracturas o derrames y duelen al presionarlos. Creo que se deben a un calzado inadecuado. Debía haberme puesto las zapatillas y dejarme de botas. Ahora toca reposo y un calmante local. El resultado ha valido la pena, en cualquier caso.
La ruta me ha gustado, aunque si he de ser sincero, tiene demasiadas pistas. No es una ruta bonita para el que camina, salvo el principio, hasta el Garbí, más o menos. El resto son pistas más o menos grandes, buenas para correr, pero ... no me dicen nada.

Y lo mejor es que me he visto en condiciones para hacer mucha más distancia. Los 43 km me han sabido buenos y no he tenido más problema que el derrame del pie. Igual es un pequeño esguince. Ni idea. Eso quiere decir que podría haber hecho más distancia sin problema.
Estoy contento con esta marcha. Sabía que llegaría hasta aquí sin problemas. Creo que me conozco lo suficiente para saber mis propias limitaciones y hasta dónde puedo llegar, y eso es bueno, aunque ... quizá ... un año ... 93 km ... con buen calzado ... todo es posible (jejeje).

viernes, 19 de febrero de 2010

Nada nuevo bajo el sol

Hoy me han pasado una cita curiosa que quiero compartir.
Tiene 2065 años (sin contar con las modificaciones introducidas por los distintos Papas para modificar el calendario, claro), pero es de rabiosa actualidad.

Marco Tulio Ciceron (año 55 antes de Cristo)
"El presupuesto debe equilibrarse, el Tesoro debe ser reaprovisionado, la deuda pública debe ser disminuida, la arrogancia de los funcionarios públicos debe ser moderada y controlada, y la ayuda a otros países debe eliminarse para que Roma no vaya a la bancarrota. La gente debe aprender nuevamente a trabajar, en lugar de vivir a costa del Estado."

domingo, 14 de febrero de 2010

IV Premio Comunitat Valenciana de Orientación en Santa Pola. Empieza la liga nacional.

Segunda y tercera pruebas de orientación en las que participo como federado (categoría nacional H35B), esta vez en Santa Pola (Alicante). Todo el fin de semana.
Las dos carreras disputadas, de media y larga distancia, puntuaban en los siguientes campeonatos: Liga española de orientación (1ª prueba), IV Premio Orientació de la Comunitat Valenciana, I Villa de Santa Pola - WRE (World Ranking Event) y V Trofeo Universidad de Alicante.
Me ha impresionado el ambiente, con más de 1500 personas, entre organizadores, medios y orientadores. Nos llegaron a decir que unas 3000. Me parece un poco exagerado.
Gente de toda la geografía española y muchos orientadores extranjeros. Y muchas chicas. Países diversos: Suecia, Eslovaquia, Eslovenia, Letonia, Finlandia, Rusia, Polonia, Italia, etc. Esto será por lo del WRE, supongo. ¡Qué chulo!.

La zona de carrera entre el Barranc del Salt y el Cap de l'Aljub, al norte de Santa Pola (UTM 30N X=714.340 ; Y=4.233.275) . Es un terreno calcáreo, formado por muelas muy llanas, surcadas por algunos barrancos, que pueden tener cierta profundidad. No había tantas piedras como en Ibi y la vegetación estaba formada por pinos de repoblación, en estado de bonsai (jejeje) y eucaliptos sueltos, junto con algunos matorrales y esparto. Así que ha resultado fácil moverse, incluso coger velocidad corriendo, y las plantas no pinchaban en exceso. Todo un lujo asiático. Pero para orientarse, había pocas referencias sobre el terreno, lo que obligaba a estar muy pendiente de los detalles y sobre todo, del rumbo. La navegación no era sencilla.

La carrera de media distancia se celebra el sábado 13 de febrero.
En el sorteo, me toca salir a las 10:27. Es un poco tarde.
Estoy todavía con la dichosa bronquitis, que creía que me ya estaba casi curada. Una tos seca con mucho moco por la mañana. Me costará correr con el pecho así de cargado, pero es lo que hay.
El recorrido, de 3,3 km teóricos y 12 controles, es algo técnico. No tengo demasiados problemas con las balizas, salvo con la 8, que me la dejo a la izquierda por pasarme de listo.
Tras perder más de 7 minutos haciendo el tonto alrededor de ella, consigo oír un pitido e identificar la procedencia. Así de barriobajero. Me da rabia, porque había pasado al lado varias veces, sin verla. Maldición. Es una pérdida de tiempo preciosa.
A pesar de eso, consigo finalizar el 7º de mi categoría. Es un buen resultado, ya que somos unos 35. Estoy contento.
La tarde tranquilita por Santa Pola y en el apartamento de Agus, donde pasaremos la noche unas 13 personas del equipo de la UPV-O. Llueve con ganas.
Según avanza la noche, me voy poniendo peor del pecho y termino durmiéndome en un rincón. Creo que tengo algunas décimas de fiebre. Puf, qué panorama.

La carrera de larga distancia se celebra el domingo 14 de febrero.
En el sorteo, me toca salir a las 9:38. Hace frío y amenaza lluvia.
La tos ha remitido un poco y me encuentro mejor, aunque a veces, me entra un ataquito de tos y me ahogo. De cachondeo, los compañeros comentan que así sabrán por dónde voy (jajaja). Espero que no me moleste demasiado.
El recorrido, de 4,3 km teóricos y 14 controles, es bastante técnico y no me parece tan largo. Incluso diría que corto.
En la baliza 3 me pierdo por un momento. Son casi 9 minutos. Me pasa por no ir a rumbo. He querido cruzar rápido hasta donde supongo que está y me he alejado hasta el punto de bajarme hasta el barranco que queda al pie. Para colmo, se pone a llover. La zona es muy pedregosa y resbalo varias veces. Tengo que avanzar muy lento.
Cuando por fin me la encuentro, pico y salgo corriendo a por la 4 y la 5. Llevo buen ritmo y no toso. Esto va bien. La lluvia cae con ganas y voy calado, pero lo peor es que las gafas las tengo totalmente mojadas y empañadas. No veo tres en un burro. La baliza 4 la he visto cuando estaba a menos de 10 metros de ella. ¡¡Qué cegato!!.
En el cruce del barranco de la 4 a la 5 resbalo en otra piedra y me caigo. Me doy un golpe tremendo en el cuádriceps izquierdo, en la cara externa. Las mallas no las he roto, pero me resiento del dolor.
La baliza 6 la han puesto para navegar. Mucha distancia desde la 5 y sin referencias claras. Había que ingeniárselas para navegar hasta ella más de 1 km de distancia atravesando el monte. Me ha salido bien la estrategia y en unos 8 minutos he llegado.
A partir de esta baliza 6, el resto han sido de pura navegación. Menos mal que ha parado de llover. Nos han metido en una zona muy llana, sin casi referencias, sin sendas y con árboles de unos 4 metros tapando el horizonte. Así que he tenido que tirar de brújula. No he tenido ningún problema, salvo con la baliza 10, en la que nos hemos tenido que juntar 3 orientadores para localizarla (Saludos, Isabel, del Lorca-O). Otros 7 desesperantes minutos perdidos.
Las últimas 3 balizas voy a toda velocidad. Bueno ... a toda la que soy capaz de dar, que es más bien poca cosa. No soy una gacela, precisamente. Adelanto a mucha gente, aunque tampoco sé si son de mi categoría.
Consigo finalizar el 7º de mi categoría. Otra vez.

Con los resultados de las dos carreras, sumando tiempos, me quedo el 7º de la H35B. No está nada mal. Excelente resultado, dada mi escasa, casi nula, experiencia. Esto es pura regularidad, como suponía. Estoy contento. A la próxima mejor. Seguro.
En meta me tengo que acercar a la ambulancia. La caída en ruta me ha dejado un gran bulto en el muslo y una erosión por la que ha salido algo de sangre. Ahora, en frío, duele bastante. Otra heridilla de guerra. Menuda temporada llevo. Puf.

A las 15:00 he llegado a casa. Me echaría la siesta, pero ... ya dormiré esta noche. Ahora toca un poco de vida social, que el fin de semana ha sido muuuuuy largo.
Y pensar que hoy ha estado nevando por todos lados ... y yo con un pico con nieve pendiente por hacer ... entonces ¿qué hacía por ahí trotando con la brújula? ¡¡Es que lo quiero todo!! (jajaja).
Fotos cuando las cuelguen los de la organización (jejeje).

lunes, 8 de febrero de 2010

Salida invernal a Pirineos. Volvemos a Siberia.

Tras el alta del lunes, empecé la semanita con un ligero picor en la garganta y he acabado con décimas de fiebre, escalofríos, mareo y tos seca, por lo que he pasado mi primer resfriado desde la primavera pasada.
A pesar del panorama, he preferido irme a la oficina y trabajar, aunque sin salir de campo. Quedarme en casa no era opción interesante, después de la pasada.
Con este panorama, el fin de semana pintaba mal y me veía en la posibilidad de no poderme ir. Así que, como fuera, tenía que curarme este resfriado inoportuno. Y me he ido a medias, sin terminar de curarme, moqueando y tosiendo sin parar, sobre todo de noche, pero es que el vicio, es el vicio. Ya me curaré la siguiente semana, si no empeoro, claro.

El miércoles 3 de febrero, el Grupo de Montaña del Politécnico GMP-UPV organizó una interesante charla sobre material para montaña invernal, a cargo de Gabi, que proporcionó algunas indicaciones básicas sobre el material técnico recomendable y que suscitó algún debate interesante. La reunión fue todo un éxito, con más de 40 personas de asistencia.
A esta se unía la que tuvimos la semana anterior, 28 de enero, donde hablamos de la prevención de aludes y las técnicas básicas para supervivencia y rescate en aludes, que organizó Andrés. Me encantó por la forma y contenidos y nos juntamos más de 60 personas.
Las dos charlas han sido muy interesantes y prácticas. Me encanta repasar mis pobres conceptos sobre de nivología y aludes, que llegué a estudiar en Lleida. Es un tema apasionante.

Así que este fin de semana hemos tenido la esperada salida de iniciación invernal que el GMP-UPV ha organizado a Pirineos, a la zona del Portalet, en el Valle de Tena (Sallent de Gállego, Huesca). Tuve la suerte de entrar el primero en lista de admitidos, porque se limitó la asistencia a 25 personas y hemos tenido hasta última hora lista de espera. Muchas caras nuevas y gente ya conocida de otras veces.

El jueves 4 pasamos a por el material que faltaba y a ultimar detalles.
El viernes 5 nos fuimos en coche para allá Carlos, Rubén, Loli y yo. Un grupo que acabaría con el sobrenombre de el "comando de élite". Unos excelentes compañeros de viaje.
Carlos ha sido el máster del grupo. El cachondo mental de modales serios y mesurados y nuestro afamado y responsable conductor.
Loli ha resultado una auténtica máquina de hacer montaña. Se ve que se le da tan bien como la escalada. Menos mal que decía no tener fondo. Ahora es cosa que se pique con esto (jejeje).
Rubén es un auténtico crack. Un pura sangre nervioso e incansable, que no sabe estarse quieto ni aunque lo aten. Con un humor sarcástico y con un punto surrealista. Del equipo de triatlón de la UPV, es el primer ironman que conozco. Menudo personaje.

Teníamos plaza en el albergue de Piedrafita de Jaca. Un sitio que no me ha acabado de gustar, pero que resultaba barato (jejeje).
Llegamos a eso de las 21:00 al pueblo. Había mucha nieve y amenazaba con una fuerte nevada para esa noche y la mañana siguiente. Malas previsiones, pero seguro que no resultarían un impedimento para disfrutar de la montaña.
Los antecedentes no acompañaban demasiado. Estos días pasados se habían producido varios aludes en la zona del Portalet, con algún que otro fallecido, y las previsiones nivológicas del AEMET eran de un riesgo de aludes de 4 y 5 sobre 5, debido a desplazamientos por viento y cornisas, así como espesores de más de 50 cm de nieve nueva sobre perfiles bien estructurados y estables, así que la cosa pintaba francamente mal. A esto había que unir que la noche del 5 al 6 de febrero estuvo nevando, por lo que tuvimos que olvidarnos de la zona del Portalet y aterrizar en el parking de Sextas, dentro de la estación de esquí de Formigal.
Está claro que el cursillo sería mucho más seguro en este entorno artificial. Me parece que la elección fue la más acertada, dadas las condiciones.

Las prácticas del curso las tenemos que hacer el sábado bajo una fuerte ventisca, a unos -2 ºC todo el día, nevando con algo de intensidad a ratos y con rachas de viento máximas superiores a los 70 km/h, lo que da una sensación térmica de entre -17 y -20 ºC en los peores momentos.
Esta vez he pasado frío, más que en Barracas, a pesar de toda la ropa que llevaba. Porque la mayoría del tiempo estábamos parados, atendiendo las explicaciones o viendo al resto de compañeros cómo practicaban. Apenas he podido sudar.

Durante las prácticas estuvimos repasando y ejercitando las distintas técnicas de progresión con raquetas y con crampones, así como las de autoparada con piolet, según la forma de caída. También se aprovechó el terreno para preparar una línea de seguridad para progresión en terreno nevado con mucha pendiente, con algo de material de escalada: punto de reunión, uso del piolet, anclas, estacas, asegurar de primero, de segundo, seta de nieve, etc.
Pero con lo que más disfruté fue con el manejo del ARVA (en castellano, LEVA: aparato de rescate para víctimas de avalanchas), sonda y pala, para la detección y rescate de víctimas de aludes. Con una y varias antenas.
Practicamos varias veces con el aparatito, intentando localizar un ARVA previamente enterrado por el monitor. Y parece que se me da bastante bien (jejeje).
Cada vez tengo más claro que a la montaña no se puede salir con cualquiera. Y menos en invernal, que demasiadas veces pones tu vida en manos de tus compañeros. Esto es otro mundo que requiere mucha experiencia en montaña, si se quiere ir del lado de la seguridad, claro.

Al final del día, la ventisca se hizo cada vez más fuerte y la nieve caía con más ganas. Los copos, que eran cada vez mayores, se quedaban cogidos al Gore-tex y a las mochilas, de forma que acabamos la mayoría como auténticas croquetas humanas.
Por la tarde, sesión golfa en Sallent de Gállego, entre vinitos del Somontano y amigo/as. Muchas risas.
Me retiré pronto a dormir, que estaba cansado y con un trancazo de miedo. Dormí fatal, tosiendo y sangrando a ratos por la nariz. ¡Menudo resfriado, yo que pensaba que estaba casi curado!.

El domingo 7 salió completamente despejado y con un sol maravilloso. Sin viento. Este día queríamos hacer una progresión por montaña para poder aplicar los conceptos adquiridos el día anterior.
En el desayuno, chute de medicamentos y a la montaña otra vez. Unos cuantos mocos no van a poder conmigo.
Otra vez en el parking de Sextas y esta vez vamos a atacar el Pico de los Tres Hombres (2.241 m), que está dentro de la estación de Formigal. Otra vez huyendo de los aludes y la nieve fuera del entorno de pistas, que está francamente peligrosa.
La nieve en pistas está perfecta. Polvo perfecto. De libro. ¡¡Qué envidia me da verlos pasar esquiando!!. Aunque esto también sea divertido, pero el vicio del esquí alpino (en pista) es el vicio. Y yo soy MUY vicioso (jejeje).

La ascensión no ha tenido ninguna dificultad, salvo los 700 metros de desnivel, y casi alcanzamos la cumbre, pero como hemos salido tan tarde debido a los retrasos (9:30) y el personal quiere volver pronto a casa, no llegamos arriba del todo. Lástima. Es lo que tiene ir con tanta gente. El "comando de élite" se retira habiendo cumplido con gran parte de sus objetivos y sin bajas (jejeje).
Durante la retirada, aprovecho para cambiarme las raquetas por los crampones y bajo con Fede por una gran pala de nieve polvo. No es demasiado prudente hacerlo como están las cosas, pero apetece hacer un rato el tonto. Muy divertido.
Cervecitas y vinitos de despedida en Sallent de Gállego y vuelta a casa sin percances. Lo que se dice un fin de semana perfecto.

El monitor y alguno de nuestros compañeros han venido con esquís de travesía. Sabía que me gustaría el tema, pero ahora que los he visto, ya sé que me encantará. Así que ese será mi próximo objetivo, aunque no sea nada barato. Lo probaré pronto. ¿Qué mejor que combinar la montaña y el esquí?. Pues eso.

Hoy lunes, el resfriado casi ha desaparecido. Quizá sea cuestión de salir a buscar nieve cada vez que pille uno de estos (jejeje). ¡Qué vicio!.

lunes, 1 de febrero de 2010

Me han quitado los puntos

Tras 9 días con dos hermosas grapas como dos soles en la palma de la mano, cubriendo un profundo corte que me hice en la excursión por la Murta, gracias a un inoportuno resbalón sobre una losa de piedra en la misma cima del Cavall Bernat, hoy he pasado por el Centro de Salud para que me miraran cómo evolucionaba.
Y para mi satisfacción, la médico ha decidido quitarme los "hierros", que parece que la cicatriz había evolucionado correctamente. Así que con esto se acaba lo de estar herrado, como las caballerías, y paso a cuidarme una cicatriz, como la de cualquier otro corte.
La sensación de quitar las grapas es como un pequeño pellizco o pinchazo y lo hacen con unas tenacillas especiales que tienen en bolsa esterilizada. Nada que ver con la grapadora que usan para ponerlas, ni tan doloroso.

Pero lo mejor de la visita al médico es que me ha dado el alta. A currar de nuevo. ¡Bien! ¡¡Yuhu!!.
La verdad, es que con un corte así en la misma palma de la mano derecha, se me hacía complicado conducir. Incluso teclear en el ordenador, ya que con el pulgar no podía hacer fuerza, ni presa y lo de cambiar de marchas era algo imposible. Y de la moto ni hablar, claro. Ni de las faenas domésticas habituales, claro.

Ha sido una semana de relax, demasiado relax. Muy aburrida. Semana de caminatas interminables para quitar "el mono" de la ausencia de deporte y mantener algo el tono, de relaciones sociales, de médicos y de curas diarias, oreando al sol la herida, para que se secara lo antes posible.
El fin de semana aproveché para juntarme con la familia y amigos, de celebraciones varias. Comidas y sobremesas interminables disfrutando de la gente, que había bastante de lo que alegrarse.
Así que quitarme los puntos con tan buen resultado ha sido uno de los mejores regalos de cumpleaños que he podido recibir hoy, aunque ya sé que me quedará una buena cicatriz para siempre. Una inevitable "heridilla de guerra" sin mayor importancia.

Haciendo gala de mi curiosidad habitual y mi inquietud por todo lo que me resulta desconocido o novedoso, os pongo un pequeño reportaje fotográfico de la evolución del corte, desde el accidente, el paso por urgencias y el resultado final, al que iré añadiendo más fotos. Puede resultar algo desagradable para personas sensibles a la sangre y así lo aviso, pero me apetece compartirlo, que a mí me ha hecho gracia el proceso.